This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »que obluvo por cornpra que de ellas hizo a los indios".
"Es verdad, Don Guil1enno", agregó el Padre. "El fue uno de los hombres más ri– cos. Pero eso no sorprende a nadie. Si us– ied exanl1na los escritos de los viejos auiores españoles
t
podrá leer en ellos, sobre las cé· lebres moniañas de oro de San Andrés (1 ) en el Depariam.enio de Comayagua; allí en– coniraron ellos iguales cantidades".
"Bien", continuó Don Ignacio, "en aque– llos ±iem..pos, seflor, había dernasiado oro. Buques cargados de oro -milJones- iban a España a engrosar el iesoro del rey; él ienía derecho al quinio de iodo lo que se extrajera. En aquellos ±íelTIpos una señora anciana, que por mucho Hempo había esiado ausenie de Olancho, murió y dejó por teslamenio siete cabezas de ganado y cinco caballos, medio
JJ celemine" (un gran monión) de "chispas", pepifas y oro en pol'Vo, pero con la condición de que aunque los herederos podrían dispo– ner corno mejor les plugiera del oro, debe– rían en can1.bio conservar el ganado y los caballos en la familia".
H¿Y por qué eso?"
"Sencillamente porque en aquellos días apenas había comenzado la crianza de ga– nado; era por consiguiente m.uy escaso y de rrmcho valor, pero el oro cualquiera podía oblenerlo con solo lener la intención de ex– iraerlo" .
"Pero cuénieme de OJancho Viejo, se– ñor, que se lo oí mencionar",
Aquí el Padre Buenaveniura recogió la hebra del discurso y me dijo:
"Usted me ha oído hablar de aquella ciudad maldita anles de ahora, rrLÍ amigo. Ese es un terna que a los olanchanos no les gusta locar, pero le diré a usIed, no obstan– te, que fue designio de Dios el desiruüla para castigo de las gentes perversas y sacrí– legas".
Era evidente que el Padre no tenía de– seos de hablar de Olancho Viejo en presencia de nuestro anfltrión, pero ya había oido lo suficiente para excitar rni curiosidad y me hice el propósito de visitar las ruinas en rni trayecto.
El teslamenlo arriba mencionado, se di-
(1) Dice el P Juarl03 que "cnhe las lllinaq flue se han lkscubiel'to en
lu jurisdicdún de GHldas u Dios, Goa siu dlldu las más famosas lug liel
Real de minas de S Andrés de la Nuc\u Zalugoza: húllame éstas en un munte :Jituado en el Valle de Senscnti al O de Glacias a Dius y al E liel
Valle de CUIllín, 60 leguas al NF: üe la ciudad de Guatemala", Después de
cital al Clolli3ta Fuentes y Guzmún, U~lcga llne COlll}HUeba In riqueza de
aquel minclal el hecho de "que pUla \)lumOVel las laJloles de iSUS minas, y
CUbl"al lml Hcnle3 ,¡uintu,; se {'lió un Alcalde i\[ayOl, que se infítulalm del Real de Minas de S Andrés de la Nue'll Zarultoza" Historia de Guatema~
la, llP 126 Y 127
jo, habia sido depositado en el VIeJO archi'lo parroquial de Man±o, poco más o menos El,
cuarenia millas de Juticalpa y antiguamen te la capital del departamenlo, después d~
la destrucción de Olancho Viejo. Juticalpa la
1 een::pl,;,zó debido a su localización más convenlenre.
Temprano de la rrmñana siguienie Don Ignacio había preparado para nosotros un
suculento desayuno, y después de repefido s "adioses" y del requerimiento de que pasa~
ramos aira vez la noche allí contestó con una.
inclinación m.i saludo a la Niña Benifa, y
nueslra pequerm cabalgata salió rápidamen_ le de la hacienda.
A una distancia de diez a doce míllas del camino aparecía en la cordillera de mOn_
±arlaS el pico más elevado de la misma cono_ cido corno "El Boquerón" que, de acuerdo con la tradición, había hecho erupción des. truyendo la anligua capifal Era visible una griela, parecida al lugar donde ha ocu. rrido un derrumbe, y cuando un claro del bosque espeso lo perrnifía podían verSe las in:tnensas rocas arrojadas en horrenda confu_ sión COITIO por una gran convulsión de la na.
luraleza. El rrtÍs±erio que siem.pre había
acompañado al lugar y la superstición de Jos nativos de ser esta la causa probable de su deslrucción despertaron mi curiosidad cuan· do nos aproximábamos y, por primera vez le confié íntimamente al Padre mi intención de de visifar Olancho Viejo.
"Es ese un luga1" del cual huyen las pero sanas virtuosas y de ánimo recto, mi amigo' '¡ me dijo, "y yo no tengo el lY1enor deseo de sufrir la suerte de numerosas personas que,
según se dicen, han perecido llevadas por una curiosidad malsana. Pern1.ͱame, "hi~
jo", informarle que seguireITlos dlreciarnenie a Catacamas y que no molestarernos nuestra 1"nente al pensar en ese lugar maldifo. Ade– luás, los criados no le acompañarán a usied
por llingún lno±ivo".
Todas mis súplicas fueron en vano y
corno ya habíamos llegado a un punto del
cual seguir hacia el esie implicaría alejarnos mucho de las ruinas, paré mi caballo y de nuevo rogué al Padre que me acompañara¡ pero, sea por supersiición o por aversión a
apartarse del camino, lo cierto es que él re· husó terminantemente. Al ver que yo insis– tia, él le aseguró a VíC±or que no habla peligro y que debía acompañarme en la eX–
cursión. Alentado con esJ:o mi rnuchacho, de mala gana, se preparó para acompañar– me
"MIentras ±an1:o", cortcluyó el Padre, "yo
seguiré para El Real, que está corno a vein le millas por camino plano, y usted me alcan– zará mañana. La hacienda de Punuare eS-
-166-
This is a SEO version of RC_1965_02_N53. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »