Page 76 - RC_1964_12_N51

This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

ejÚ cito , eran lo esencia del éxIto militar, según sus lecturas le habían enseñada Los Americanos no ha– bían venido a Nicaragua para ser acorralados en una ciudad La victoria no podría obtenerse esperando que el enemígo viniese a occidente El ejército Demo– crático tenía que tomar la iniciativo y él Ysus hombres

~slabon preparados paro ser la punto de lanzo del ato-que TI . t • M- "Y db a razonamlen o no movlo o unoz o e o

tomar en cuenta primero la seguridad de la capital", dijo. "Eso es mi résponsabilidad".

l/Y mi responsabilidad Jl

,

dijo Walker, l/es mante~

ner lo capacidad de lucho de mis hombres y ganar la

"

guerr E1 ~icaragüense

se irguió l/Debe ser entendido",

replicá mordazmente, "que lo decisión depende del Co– mandante en Jefe del Ejército, sujeto, por supuesto, o los deseos del Director Provisorio"

Hubo un momento de silencio. Luego, volviéndo– se Wolker 01 Mayor Kewen, que estaba o su lada, dijo "Mayor Kewen, quiere mostrar 01 General en este ma– pa el plan de campaña que hemos discutido?" Mu–

ño~ trató de no hacer coso de I<ewen, momento de distracción que Walker aprovechó Llevando O Caste– IIón aparte de las otros, le dijo en voz boja "Déjeme hablarle con franqueza Si el General Muñoz me ha de dar órdenes, no puedo servirle".

"Pero si él es el Comandante en Jefe!" protestó Castellón

"Quizás eso explica lo peligrosa posición de su gobierno", replicá Walker

Haciendo caso omiso de los mérítos del incidente,

-y mucho podría decirse sobre la actitud de Walker– la urgéncia de rebelarse contra la autoridad constituida íbase haciendo cada vez más fuerte en él Nadie le había mondado jamás. Había llegado directamente al Coroneloto desde la libertad de la vida civil, sin ha– ber nunca antes servido en un ejército Uno orden de otro ero como un aguijonazo, provocando todo su com– batividad Sus retos eran invariablemente dirigidos o los hombres que daban los órdenes, o hombres más poderosos que él Así fue con el Juez Parsans; así ero ahora con Muñoz; pronto habría de ser con Vanderbilt !,>sí, como una vez había sido con su padre.

Uno siente que el poder, para Walker, era más que una necesidad psicológica, una necesidad biológíca Coma otros románticos ascetas de excepcional ener– gía, habilidad e idealismo -John Knox, Savonarola, Robespierre_ hombres que Se sustrajeron de la femi– hidod sexual y rechazaron la posesión de bienes, Wal– ker no se dejó otro camino, en el que desarrollar su potencial varonil, que el del mando La causo demo– crática ero todo vio su propósito y su justificación, pero lo ardiente presión dentro de él habría de gobernar. Aunque había estado en León un día apenas, yo había prOVocado una controversia Pero sus cálculos eran bduenas Costelión no se atrevía a arriesgar el retiro . e los Americanos A regañadientes, pidiendo excu–

sd·o~, el" Director Provisorio se volvió hacia Muñoz y le

. 110 General, yo creo que le deberíamos dar al Co– ronel Walker la oportunidad que pide".

"Como Usted desee", dijo Muñoz frfamente, y

con uno inclinación de cabeza hacia Walker, abandonó la sala.

VI

Un hombre como Walker que se había hecha de tontos enemigos, no podía perturbarse indebidamente

01 hacerse de otro, pero desde ese momento se dio cuenta que lo influencia de Muñoz sería uscda paro destruirlo, y tenía razón. En vez de los doscientos nicaragüenses prometidos, recibió, después de un largo intervalo, solamente la mitad. Las provisiones nece– sitadas en el Realejo, llegaban tardíamente, tonto, que retardaron la salida del Vesta Para el tiempo en que Walker desembarcó sus fuerzas cerco de lo terminal del Pacífica de la ruto del Tránsito, se habían perdido días valiosos, y pronto tuvo razón poro creer que in– formes avanzados de su plan habian llegado 01 enemi-go por medio de un agente de Muñoz . Su primer objetivo ero lo ciudad interior de Rivas, uno base Legitimista cerco del Lago de Nicaragua, la que debía ser tomado paro que lo ruto del Tránsito pudiera sostenerse La simple precaución dictaba que

se hiciera un otaque sorpresivo nocturno, pero los guías

nativos probaron ser indignos de confianza y los horas cruciales de la noche se perdieron siguiendo tortuosas veredas en la selva lluvioso. Un torrencial aguacero, can frecuentes relámpagos y truenos sobre sus cabezas y lado resbaladiZú y traicionero o sus pies, impedía aún más la marcha. Cuando terminó la lluvia, y la luna brilló tras el tupido follaje, los efectos espectrales de los. troncos de los árboles gigantescos, las pesadas ramas, las enredaderas y trepadoras, y una sensación de salvaje vida animal d su alrededor, sembraron la inquietud en algunos de los hombres, que comenzaron a cantar, en voz baja, las favoritas tonadas de Califor– nia "Oh, Susana" y "Salve, Columbici!" Walker siempre gozaba el canto de sus tropas Aunque eran pocas, presentaban un aspecto fOl midable. "Las sombreros de fieltro de la Falange" escribió después, "mostroban en sus olas caídos, los efectos de la lluvia,

y las luengas barbos tupidas daban o los hombres un aspecto salvaje y peligroso". Llevando pantalones y camisas oscuros, botas altas, portando pistolas y cu– chillos Bowie, además de rifles, los Americanos hacían

un marcado contraste con los nicaragüenses descalzos,

que llevaban sombreros de palmo y pantalones de algo– dón que fueron blancos, armados de anticuados trabu– cos y machetes. Su común empeño se mostraba en los sombreros, adornados de cintas rajas que significa– ban su lealtad Democrática

Como resultado de la tardanza, la Falange se vio obligado a avanzar sobre Rivas a lo luz del día Ló descripción de la marcha por Walker mismo tiene un

tono casi lírico l/De vez en cuando, los mercaderos

con canastos sobre los cabezos, apenas soliendo de Rivas, saludaban alegremente o los saldados ... Aquellas hombres que hablaban algo de español echa– ban todos los piropos que sabí'an sobre las muchachas, las que parecían complacidas . Cuando, sin embar– ga, el comando llegó o la cresta de una sierra . una escena de belleza y esplendor los distrajo de todo. Aunque la orden ~ra de marchar en silencio, uno ex-

-51-

Page 76 - RC_1964_12_N51

This is a SEO version of RC_1964_12_N51. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »