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±iempo la iempesÍad, puede hasÍa eSÍallar una revolución y desÍruir los preciosos ele– mentos que Íanto han coslado al Gobierno para, eSÍablecer aquel centro de enseñanza; manifiesta que a,l fin y al cabo, 61 tendrá que obrar contra el Instituto, pues hay mo:livo su– ficiente y no quiere que lo exhiban "como un Pastor que no cuida de sus ovejas, dejándo–

las alimentarse de pastos venenosos".

"Don Pedro Joaquín Chamorro contestó con la siguiente cada:

"Granada, Sepiíembre 27 de 1881. "Ilustrísimo señor Obispo Diocesano, Dr. Francisco Ulloa y Larios.

"León.

"Mi estimado conlpadre:

"Tengo a la visia la muy es±imable car– ia de Ud. de 18 del corrienie, en la que me

pinta la situación angusfiosa de su corazón,

con mo:livo de la crítica situación que aira– vesamos y de las exigencias que sobre Ud. pesan, preiendiendo obligarle a que emplee las armas de la Iglesia conlra el Insiituio de Occidente.

"Nadie le ha considerado más que yo, al ver la repentina, tempestad que se ha le– vantado al inaugurarse su Gobierno Eclesiás– ±ico. Las circunstancias en que Ud. fue ele– vado a 1" Silla Episcopal eran tan halagüe– nas para la RepúbliGa, que me prometía, con sobrado fundamento, que Ud. gobernaría la Diócesis en mar bonancible, y que a pesar de su salud delicada, sus tareas serían muy lle– vaderas, y tendria Ud. la fortuna de afianzar, sin grandes fatigas, la armonía que viene es– tableciéndose desde hace algún tiempo en– tre la Iglesia y el Estado.

"Desgraciadamente han sobrévenido los dolorosos acontecimientos que hemos lamen– tado, y los hon,breS malintencionados, corno lo habíamos previsto, han aprovechado la herida que esos acontecimientos han hecho en el sentirniento nacional, para perturbar la marcha bonancible que llevábamos y lanzar– nos en el horroroso caos de la anarquía.

'fA eso Henden los esfuerzos de provocar

una ruptura entre el poder civil y Eclesiásti–

co, insfifuidos BITlbos para promover el bien–

estar de la sociedad.

"Le rueg-o encarecidamente, en nOlTI.bre

de los intereses n,ás sagrados de la Iglesia y del Estado, se abstenga de fulnlinar los ana– ±emas que le piden contra el Instituto de Oc– cidente, porque eso sería arrojar el guante al poder civil y producir un desconcierto que nos llevaría a las más deplorables consecuen– cias. Ese Instilul0 es obra del Gobierno, y obligará a ésie a lanzarse en Ul1a senda que repugna a su institución y a los principios de moralidad y orden del personal que lo com– pone. Es necesario que Ud. se persuada: que no es la cuestión religiosa lo que ha subleva– do la guerra contra aquel plantel de educa– ción: es una cuestión puramente política. La Religión es la bandera, los fines son pura– mente temporales. Si fuera el senHnriento

religioso lo que ha estimulado esa oposición él se habría manifestado desde hace much~

tiempo con lnotivo del Colegio que fundó en Rivas el General Jerez, cuyos principios he.

terodoxos eran bien conocidos y que además

era un fogoso propagandisla. Si la Autori. dad Eclesiástica hubiera fulminado excomu.

nión contra aquel colegio, los :mismos que

piden esa medida contra el Ins±ituto, habrían sido los primeros en levantarse contra ella.

"Ud. que me conoce, que conoce a Dio_

nisia y a toda n1.i fam.ilia, lo mismo que a Va..

rios hombres imporlantes de esia población, debe esiar penéirado de que iodos conoce. mas lo pernicioso que es para la juvenlud,

y que si la instrucción no fiene por base la

formación del corazón en los senl:imienios re~

ligiosos, es más perjudicial que úiil Por consiguienie no debe Ud. dudar que he=os trabajado y seguimos trabajando en el áni– mo del Gobernante a fin de que dé a esia

enojosa cuestión una solución satisfactoria.

"Pero tenernos la ínfima convicción de que los Inedios violentos, lejos de conducir

a tan deseable resultado, nos alejan más del

objeto que se persigue; y que el único m.edio

de obtenerlo es, el que los hombres y pueblo

que Se han preservado hasta aquí del virus

venenoso de la incredulidad, se unan en el sen1imienl0 de man±éner el orden y dar apo– yo a la autoridad constituida, para que pue– dan ejercer la legítin,a influencia que les da· ría su posición, y de este modo corregir los males que se hayan hecho o prevenir otros

mayores".

"

(f) Pedro Joaquín Chamorro". "Nos parece sin embargo, que se equi· voca el señor Ch81norro cuando juzga que la oposición al Insti±uto de Occidenie era ex· clusivamenie un mero recurso político. Era evidenie que había en éste profesores de ma– las ideas; que hacían gala de ellas y na ocul·

±aban su mala propaganda; existían, pues,

molivos justificados de alarma de oposición. Pero era fácil equivocarse porque, corno el Instituto esiaba apoyado por el Gobierno, al

atacar a dicho centro, se atacaba indirec±a~

mente al Gobierno, y se producía así la cues– tión política.

"Por lo demás, era cierlo que la admi– nistración del General Zavala inteniaba lai– cizar la enseñanza de Nicaragua; pero don Pedro Joaquín Chamorro ignoraba que Leo– nard y sus compañeros habían sido contrata– dos expresamente para fundar un colegio laico en esta República.

"Decirnos que ignoraba esto, porque da~

da su franqueza y leaHad de caráC±er, no hu– biera hecho aquellas declaraciones al Prela– do, que lal hubiera sido engaño en vez de

consejo; y por otra parte, sus ideas sobre la

bondad y necesidad de la enseñanza religio– sa que acabarnos de leer, no le hubieran per– mitido nunca jamás ponerse de acuerdo con

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