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Nota Preliminar

EMILIO ALVAREZ LEJARZA

Jurisconsulto. Ex-Senador, ex-Ministro de Educacián Pública de Nicaragua

El Partido Conservador de Nicaragua vi– ve y se desarrolla desde antes de la Indepen– dencia. Ha tenido distintos nombres: asi Se le llamó serviles, vestidos, timbucos, legiti– mistas y finalmente conservadores, como Se denomina hoy día.

Su ideología es firme, aunque ha sufri– do serios quebrantos y graves desviaciones,

como 10 veremos en este ensayo.

Sus directores han pertenecido en su ma– yoría a la clase principal, aunque a veces lo han regido hombres de humilde origen. Ha permanecido perseverante en el res– peto a la aHernabilidad en el poder, a. la vida humana, a la propiedad y a las garan– tías individuales.

Al modificarse las ideas en el curso de los siglos, es lógico pensar que lo¡; directores del Partido Conservador, hayan caído, bajo aquellas influencias.

Los cinco varones que rigieron el país durante el periodo histórico llamado de los 30 años, Guzmán, Ouadra, Chamorro, Zava– la y Cárdenas, sintieron la necesidad de re– mozar las ideas conservadoras, y sin querer– lo, enderezaron a su Padido hacia el Libera– lismo.

No querían quedarse rezagados, estacio– nados y apegados a las viejas ideas; V por

eso, encaminaban sus pasos a formar un

conservatismo liberal, si esta paradoja pu– diera comprenderse.

El autor de este ensayo es conservador; y desea dejar constancia de que admira la

memoria de estos cinco varones probos, pa–

triotas, de honorabilidad reconocida y dig–

nos de encomio.

Atribuye el autor aquellas desviaciones ideológicas a la falta de cultura religiosa, --ya que el nacimiento de esos caballeros y su desarrollo intelectual coincide con las fa– tales consecuencias de las persecuciones del Presidente Francisco Morazán contra la Igle– sia Católica.

Morazán expulsó las comunidades reli– giosas que se dedicaban a la enseñanza; y, como al principio trató con cortesías al Arzo– bispo de Guatemala, obtuvo de éste nombra– mientos de provisores entre sacerdotes indig–

nos.

En Nicaragua no hubo Obispo desde la expt:\lsión de Monseñor García Jerez (1826) hasta la llegada de Monseñor Viteri y Ungo, veinticinco años más tarde.

Con pocas excepciones, los curaS se rela– jaron y fueron motivo más bien de befa, que de respeto.

En un ambiente así, sin escuelas y con curas que nunca han enseñado religión, cre– ció la juventud sin cultura religiosa.

De los cinco varones citados, tan solo Zavala y Cárdenas fueron hombres de cul– tura literaria. Los otros, ni siquíera pronun– ciaban correctamente el idioma español. Si intentamos profundizar las concien– cias de los hombres principales de Granada, directora intelectual de Nicaragua, desde 1860 a 1890, en esios treinta años debemos preguntarnos a qué se debió la pérdida de la fe católica?

Creemos que en primer término Se ca– recía de escuelas bien dotadas. Profesores ignorantes y abandono de los curas, como hoy día, en la enseñanza de la doctrina cris– tiana.

Cayeron en sus manos las obras de Vol– taire y éstas hallaron eco en esas concien– cias ignorantes. Por otra parte, el orgullo porque se les tuviese como hombres cultos, les hacía preferir el pasar por blasfemos, an– tes que por fanáticos.

Esta desesperación y angustia arrojó a estos hombres a la incredulidad y aún al ateísmo, del que hacían gala repitiendo las máximas mordaces de Voltaire.

La risa satírica de Voltaire era imitada por los grandes señorones granadinos, faltos

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