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Repre!!entacion6l!l antre.pomorfa8 en los pettoglifos de Nit818gua

La Seca (Cara..) El Güiste (Carazo) Chichihualtepe (Managu3/)

Los Petroglifos como obras artísticas

para el laboreo de las piedras. Debido a la faHa aparente de herramientas adecuadas ciedos autores afirman que los grabados ru– pestres corresponden a raza y civilización an– terior",s; úHimos destellos de una cuHura de– saparecida, teoría deshechada al descubrirse la habilidad con que manejaba el indígena las hElrramientas de piedra.

Los grabados rupestres son en general superficiales y pocos profundos; la capa ex– ±erior de las rocas expuestas a la intemperie no eS dura; las herramientas o cinceles usa– dos por los indios eran de pedernal, ande– sifa, e±c., materiales muy resistentes y muy a propósüo para cincelar las piedras. Mues– tras de estos instrumentos de percusión pue– den verse en todos los museos de alguna im– podancia: el Museo Nacional posee algunos bellos ejemplares.

El surco lineal de los petroglifos es cons–

fante, esío es, conserva la misma anchura y

profundidad en todas sus paríes, caracferís– tica que implica empleo de insírumentos idénticos. Los grabados rupestres, llevan, nafuralmen±e, el sello evidente e innegable de las limitaciones impuestas a sus autores por la clase de instrumentos como por las disposiciones y ap±ifudes individuales del ar±ista.

Hablar en detalle de dicho asunto lleva– ría muy lejos y fuera del alcance del pre– sente adiculo. Conviene, con todo, alguna aclaración de términos. Las expresiones "ar–

fe decorativo" y "ar±e por el arte", no Son

Los indios de Nicaragua no conocían si- sinónimas; son tan diferentes entre si como no el oro y el cobre, metales del todo inútiles "hermosear un jardín" y "hacer un hermoso

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Rocas Grabadas o Petroglifos

Para las piedras grabadas, luego de se– leccionar la roca, trazaba el nafivo el bos– quejo del dibujo, procediendo luego al gra– bado por medio de cinceles de piedra de du– reza y de resistencia minerológica extraor– dinarias, aguzados en forma de punzón, lo que hacia posible el írabajo de bajo relieve, dejando una marca punteada más o menos corrugada, algo dispareja, por medio de la cual identifica el experto la autenticidad de los trabajos rupesíres de los aduHerados.

L\=,s dibujos ejecutados en esa forma son, sin embargo, bastante detallados y presentan frazos muy diferenciados de continuidad de– linida. La escuHura de las glip±ografias, co– rno se echa de ver, era operación laboriosa y que requeria desíreza y esfuerzo continuado.

lar se halla como incrustrado y cubiedo por una película transparente producía de la misma roca. En algunas pictografías es ad– mirable la fijeza que han adquirido estas marcas al correr de los siglos.

Prueba de ello lo tenemos en la "Ser– piente Emplumada" de la Laguna de Asosos– ca, conocida y admirada de muchas perso– nas. En la Piedra Pintada de Montelimar, Masachapa, existen vesfigios de color azul y rojo. Para la obtención de este último, es muy posible que el indio usara de la arcilla ocre que contiene cieda can~idad de hidró– xido de hierro, arcilla abundante en las Cer– canías de los conos volcánicos del litoral del Pacífico.

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