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Diversas fueron las sustancias en1.plea–

das por los indios de Nicaragua en sus pin– turas: bija y jagua para el negro; "lchiote para el ocre; óxido de hierro en polvo para el rojo; para el amarillo. azul y gris usaban diversos ingredientes minerales y vegetales.

En la mayoría de los casos los dibujos de las piciografías rupestres parecen hechas

con las manos o dedos del ar±is.ta pues los contornos son finos y no prestan señales de

haber sido ejecutados por medio de pinceles. El remate de los trazos corrobora esta afir–

mación, aunque na±urahnente, en algunos casos, emplearon los indios rúsiicos pinceles

de plumas o de pelos, o bien simples palos aplanados.

Pictografías:

Divídense los mOIlumenios rupestres en

dos grandes grupos: los grabados y las pin–

turas; éstas úliirnas rarísimas en Nicaragua,

como la de la "Serpiente Emplumada" de la

Laguna de Asososca; las gliptografías, en carnbio, pasan de varios centenares y quizás lleguen al rnillar cuando se complele su es–

tudio.

Aunque ningún documento nos diga có–

mo pintaron lo? am.erindios sus picl:ografías

rupestres. del atento examen de los dibujos localizados, puede suponerse que emplearon el método siguiente muy visible, de gran ta–

m.año y liso en sus superficies, prueba del fin

inluiiivo que perseguían sus autores, se dedi– caban a la limpieza y preparación ele la par– te seleccionada con el fin de hacer desapa– recer cualquier sustancia que pudiera obsta– culizar la perfecta adherencia del colorante.

Se les conoce, taulbién, por grabados ru–

pestres; su estudio constituye el Arie Rupes–

tre de una regi.ón, nación, etc. Así se dirá,

el Arte Rupestre de Nicaragua, de Chonfales, de O=eiepe, etc.

parecer indescifrables, esculpidos por los in– dígenas de épocas pretéritas, sobre los can–

íos rodados, las peñas, los paredones rocosos de los ríos y de las quebradas. A estos sím– bolos, cuyo significa.do exacto se ignora, se

los llama petroglifos. del latín, petra, piedra, y del griego glyptos, grabado, asurcado. por– que su contorno, grosor y profundidad Se– mejan surcos cincelados por percusión sobre

las rocas.

Naturaleza y División

Las escasas pinturas rupeslr¡>s de Nica" ragua están hechas con un tinie de origen vegetal, del tipo del achiote; presenlan una

tonalidad rojiza corno manchas de sangre ar–

terial; el grueso de la línea no pasa por lo general de dos centímeiros y los sírnbolos se . En casi todas las secciones de la Repú- conservan en buen estado a pesar del tiempo bhca se han localizado mul±itud de signos, al y de los elemenios. En la actualidad el co-

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Precisamenie el presente trabajo tiene por objeto dar a conocer eSe aspecto desco– nocido de la cultura de nuestros antepasa– dos, estudiarlo atentamente y sacar las con– clusiones pertinentes.

Uno de esos valiosos auxiliares es el arie

rupestre, o sea el conjunto de grabados es–

culpidos o pintados en las rocas. Olvidados

y relegados hasta hace poco corno carentes

de importancia científica e histórica, los di– bujos cincelados en las peñas por el amerin– dio en épocas lejanas, cobran n,ayor valora– ción en la actualidad y su estudio desDieria de día en día creciente interés entre l;:'s ar– queólogos, ya que dichos monumentos indí– genas encierran detalles inapreciables refe– rentes a la vida y costumbre del aborigen.

Por lo que a Nicaragua Se refiere, las

manifes±a.ciones rupestres son muy nurnero–

'las y su estudio constituye tema de palpi– tan±e importancia puesto que aquellas en– cierran en síniesis el progreso cultural y re– ligioso de las tribus que poblaron las regio– nes del territorio nacional.

y por lo que concierne a Nicaragua, los datos recopilados por H. J. Spinden en su li– bro "The Chorotegan Culture Area", en el que

estudia y revisa la cerámica, escu1±ura, etc.

de los Chorotegas y Nicaraos, ampliaron con– siderablemente las valoraciones cuHurales de las tribus prehispánicas residentes en Nica– ragua y regiones aledañas.

Con razón se ha dicho, pues, que cuando fallan las fuentes tradicionales de la investi–

gación cronológica, la arqueología es insus–

tituible y eficaz auxiliar del historiador.

silios caseroS, armas de caza, amén de otros muchos instrumentos usados por los "incul– tos y bárbaros" I:0bladores de Europa hace más de 15.000 anos.

El Sr. Emmanuel Anafi, basándose en los grabados rupestres hallados en el Valle de Camónica, situado en los Alpes Italianos, en–

tre Suiza Y Austria, describe minuciosamente

la vida y costumbres de los pueblos que vi–

vieron en la región por varios milenios. Así

nOS lo narra en su interesante y apasionante libro "La Civilisation du Val Camonica".

Sin necesidad de ir lan lejos, los descu– brimientos realizados en México en las últi– mas décadas. han obligado a los historiado– res a cambiar datos tradicionalmente acep– tados sobre las culturas aborígenes centro–

an1.ericanas y mexicanas.

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