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« Previous Page Table of Contents Next Page »gional Obrera Mexicana ICROMI. dirigida por Luis Morones, sirvió para ampliar el cam– po del feudalismo revolucionario. Cada uno de estos nuevos caudillos tenía su propia guardia pretoriana y algunos, corno Tomás Garrido Canabal, gobernador de Tabasco du–
rante once años, parecen ahora personajes
increíbles.
En el hecho, la Revolución había enca– ramado en el poder a una canmrilla de polí– ticos audaces que, sobre las ruinas de la aris– tocracia de terratenientes del porfiriato, se enriquecía sin vergüenza ni pérdida de tiem– po, incluso mediante la explotación de los garitos de juego y la expoliación de los hu– mildes por cuyos derechos se había desenca– denado la revolución. Políticamente, el ré– gimen revolucionario se 'había convertido en una tiranía que aplastaba sin misericordia toda oposición. Su aspecto más odioso era la persecusión desencadenada contra la Igle– sia católica, en noInbre de un aíeísmo más bien grotesco y a pesar del sen±imiento reli– gioso de la gran mayoría de la población.
la reacción de los militares del antiguo régi– men, dirigidos por el general Victoriano Huería. Intervino luego el gobierno de Washington, quien exigió la salida de Huer– ta: uno de los más patentes casos de inter– vención que registra la historia del continen– te. Por orden de Wilson, los "marines" ter– minaron desembarcando en Veracruz. Po– cas semanas después, el jefe del Ejército cons– titucional, Venustiano Carranza, apoyado por Alvaro Obregón, uno de los generales impro– visados por la revolución, se hizo cargo de la presidencia (Julio de 1914).
Queriendo "institucionalizar" la revolu– ción -que según él ya había terminado-, Carranza convocó para DicieInbre de 1916 una Asamblea Constituyente, cuyos miem– bros, de acuerdo con la mejor tradición por– firista, fueron elegidos por el propio gobier– no. Esa asamblea redactó la Constitución de 1917, Carta Magna de la Revolución mexi–
cana.
Dicho documento consagró el sentido agrarista y socialista de la revolución, a la vez que con sus medidas contra la Iglesia católica dio satisfacción a la ideología de la
"inteligencia" revolucionaria, que además
temía las posibilidades de una reacción de la derecha aliada a la Iglesia.
Pero las revoluciones nunca han sido de– tenidas por simples constituciones y Carranza fue derrocado por Obregón.
El general Cárdenas
En 1936 el general Lázaro Cárdenas lo– gró deshacerse de Calles y su pandilla y lo expedió en avión a EE.UU. Y la revolución se puso de nuevo en marcha. En veinte
años, una revolución cuyo lema había sido
"Tierra y Libertad" y que había costado más
De las llamas a las brasas de un millón de muertos, había servido para
repartir 10,600.000 hectáreas a 940.000 cam-Seis años de revolución agraria (desde pesinos. En el hecho, el sistema latifundista la ascensión de Carranza hasta eJ gobierno apenas había sido tocado, pero la ineficien– provisional de Adolfo de la Hueríal signifi- cia de los nuevos propietarios, la faUa de las caron la entrega de sólo 224.400 heC±áreas a medidas necesarias para complementar la 59.848 jefes de familias campesinas. No era merl;l distribución de la tierra y las condicio– precisamente un éxito. La revoluci6n había nes generales de inseguridad en los campos roto el marco de la aristocracia terrateniente habían causado una caída tremenda en la
y el ejército del porfiriato, pero para reem- producción. En 1935, con un 31 % más de plazarlos por una oleada de nuevos genera- habitantes que en 1907, México produjo un les y políticos naturalmente más ávidos que 40% menos de frejoles, La cosecha de maíz los que antes habían heredado su lugar en de 1937 fue un tercio de la de treinta años las estructuras coloniales. antes. Era· evidente que la gran masa de la El general Obregón, que inevitablemen- población, que seguía siendo campesina, vi– te fue hecho Presidente en 1920 e inauguró vía materialmente ]2eor que en tiempos de esta segunda etapa de la revolución, le diría Porfirio Díaz y, poslblemente, no tenm más burlescamente a Blasco Ibáñez que, por lo libertad.
mismo que era manco resulíaba un manda- Pero Cárdenas supo movilizar al pueblo tario mejor que los demás: podía robar sólo mexicano. Su táctica de tomar contacto di– con una mano. Y sobre la base de su expe- recto con el campesino hasta de los más apar– riencia militar revolucionaria estaba en situa- tados rincones, junto con el decidido impulso ci6n de asegurarle al escritor español: "No a la repartición de tierras, explican la popu– conozco a ningún general capaz de resistir laridad de que ha gozado durante más de un cañonazo de un millón de pesos". dos decenios. En los seis años de su gobier-
No los había y los civiles no eran más no se distribuyeron 20 ffiillones de heC±áreas resistentes. La revolución pareci6 irse a pi- a 774.000 jefes de familias campesinas y, con– que en medio de la corrupción y el estable- forme a un Plan Sexenal, se comenzaron a cimiento de un nuevo feudalismo, cuyos ba- aplicar medidas más o menos coordinadas rones eran los "generales" que hacían la ley para el desarrollo de la economía, especial– en cada uno de los Estados de la República mente de la agraria.
federal y toda la jerarquía de "jefes" que de- Por otro lado, al nacionalizar en 1938 las pendían de ellos. Hasta un inicio de orga- compañías petroleras, Cárdenas movilizó tam– nización sindical, la d~ la Confederación Re- bién el nacionalismo mexicano, resentido con-
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