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i~a tenido éxito la cAlial1%a?
Con frecuencia se oye hoy en día la pregunta'
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¿Cómo va \0 Alianza?". La respuesta más común es
que la Alianza no va muy bien. Tonto la pregunta como lo respuesta reflejan por lo general la idea erró– nea de que la Alianza para el Progreso es nada mós que una política de Estados Unidos hacia América La– tina, y que, por lo tanto, el éxito de la Alianza depende principalmente de los objetivos que Estados Unidos le fija Aunque Estados Unidos desempeña un papel importantisimo en la Alianzo, y por lo tanto tiene gran interés en su progreso, este país es responsable de mu– cho menos de la mitad del esfuerzo total Estados Unidas facilita ayuda financiera o de otra í'ndole, siem– pre y cuando tal ayuda es solicitada, con el fin de promover el desarrollo económico y social de América Latina Sin embargo, frecuentemente se omite el he– cho de que la mayor parte del esfuerzo depende de América Latina, pues es allí donde los cambios mós importantes deben hacerse, y donde el éxito o el fracaso tienen mayor trascendencia
Por consiguiente, no se trata aquí de determinar si los objetivos que Estados Unidos ayuda a fijar son cumplidos al pie de la letra Lo importante es ver si los objetivos a largo plazo destinados a mejorar el am– biente social y económico de América Latina mediante el mejoramiento de los niveles de vida de sus pobla–
ciones, todavía son considerados importantes en esos
países Por ello, el éxito de la Alianza hasta Jo fecha debe ser determinado por la convicción que América Latino tiene en los objetivos generales del programa, y por la intención de Estados Unidos de ayudar o alcan– zar toles objetivos
Reveses han habido, y no cabe duda de que ha– brán otros Pero el progreso de la Alianza no debe ser juzgado sólo por estos reveses. El programa cons– tituye sin duda alguna un experimento contienental de proporciones monumentales sin paralelo en lo historia. Por ello, el camino que conduce a los objectivos econó– micos y sociales del programa tiene que estar lleno de incertidumbre Pero esto no prevendrá el aprendizaje mediante la experiencia, siempre que la última visión sea el progreso económico mediante la libertad y lo dignidad del individuo Vista así, y pese o los dificul– tades con que ha tropezodo, puede decirse que lo Alianza ha tenido éxito hasta el momento
La Reunión de Punta del Este
Con esto no queremos decir que todo va bien en América Latina Lo taso medio de crecimiento eco– nómico en lo región en los dos últimos años y medio ha sido inferior 01 promedio alcanzado en lo décocio pasa– do la inflación se ha acentuado, y lo inestabilidad polí-
tica ha empeorado en muchos naciones Mas aÚn gran número de las reformas requeridos por lo Carto d~
Punto del Este todavía no han sido realizadas. Y, a eso se debe añadir que tanto en Estados Unidos como en América Latina han habido críticas culpando a la Alianzo por faltas que en muchos casos datan de mu– chas décadas otras
Para ganar en perspectiva, es útil recordar que los principales elementos de lo Alionzo fueron detallados en 1960 en el Acto de Bogotá, firmado por 18 repre– sentantes de la Organización de Estados Americanos (O EA ) Aunque este Tratado fue firmado en un am– biente de urgencia, no resultó de él acción positiva de mayor consecuencia Y así, los problemas de América Latina continuaron aumentando Cuando el Presiden– te John F Kennedy anunció lo Alianza en Febrero de 1961, casi todos los paises de este hemisferio se holla– ban preparados, 01 menos psicológicamente, para hacer un mayor esfuerzo que el realizado hasta entonces para resolver sus problemas económicos y sociales Y í:uando los delegados de la OEA se reunieron en Punto del Este, (Uruguay) en Agosto de 1961, propusieron objetivos mucho más espeeí'ficos que en años anteriores para llevar o cabo el esfuerzo cooperativo, Estos ob–
jetiovs eran un promedio anual mínimo de crecimiento
de los ingresos per cápito, lo eliminación del analfabe– tismo antes de 1970, el aumento de la longevidad demográfica mediante medidas de salubridad, la rea–
íización de reformas agrarias y fiscales
l
la erradicación
de la inflación, y el progreso continuo hacia la integra–
ción económica latinoamericana
Cuando la Carta Constituyente de la Alianza fue firmada por los delegaciones de Estados Unidos y de los poíses latinoamericanos, fue necesario proponer objetivos específicos y concretos. Estos objetivos de– bían ser comprendidos por todos, y ello necesariamente requerió fijar metas Pero, debido a la naturaleza impredictii:>Je de los asuntos latinoamericanos, cualquier meta a largo plazo debe ser modificada de tiempo en tiempo, para adaptarla a nuevos requisitos y a nuevas condiciones Así, quedan pocas dudas de que si la la reunión de Punta del Este fuera celebrada hoy, los objetivos generales propuestos en aquella primera
reunión serían aceptados nuevamente. Pero 01 mismo
tiempo, es igualmente probable que algunos de Jos ob– jetivos específicos de menor alcance necesiten ser cambiados, ya que las condiciones de hoy san diferentes o las de entonces, y en vista de que ciertas medidas no han tenido éxito, mientras que otras parecen hoy menos plausibles que en aquel entonces
Así, al momento, muchos de los principios acep– tados por los organizodores de la Carta de la Alianza, tales como el principio de que las reformas son requi-
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