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« Previous Page Table of Contents Next Page »wer No es que Clayton fuera incompetente -antes
por el contrario, era un abogado de ~xito y habí'a sido un senador muy útil, pensaba con claridad y hablaba bien Su desventaja era inherente a lo situación, en el echo de que él estabo emocionalmente envuelto en el proyecto del canal por Nicaragua; Su interés era algo más que político, algo más qu'i uno cuestión de compromiso con Vanderbilt y Whit¡> El canal, por mucho tiempo, había sido su sueño favorito Poco antes de lo llegada de Bulwer a Wa'shington, Clayton escribió o otro funcionario americonq que el tema del canal le había llamado la atención veinte años antes, "desde entonces no se me ha quitado de la mente" Su ambición ero pasar o la historia como el hombre que robía hecho posible el canal En cor¡secuencia, estaba ansioso, siempre un defecto en tratos diplomóticos Deseaba algo que sólo Inglaterra podía darle la liber– tad de la ruta canCilera nicaragüense, yeso de un hom– bre que conocía una docena de medios para negar algo aparentando concederlo
Seis semanas más tarde el proyecto de tratado estaba completo Su esencia era el compromiso de los dos poderes que ninguno de ellos buscaría el control exclusivo de cualquier canal construído o través de Ni– caraflua, y una declaración que ninguno de ellos "asu– miría o ejercería dominio" sobre cualquier parte de Centro América Al enviar el proyecto a Palmerston,
Bul~er escribió, "Finalmente consentP en someter el
proy¡>cto adjunto a la sanción de Su Señoría siendo su opjeto excluir todos las cuestiones de las disputas
entr~ Nic'!lraguCi y los Mosquitos (excepto) en lo que se reHere o la comunicación entre el Atlántico y el Pacífico Según quedan las cosas, está c1arCimente entendido que el Gobierno de Su MCijestad mantiene sus I1'ropias opiniones expresadas en cuanto a los Mos–
quitos'"
S~gún Bulwer veía la cuestión, esta se fincaba en el significado de la palabra "dominio" El tratado, es–
cribió, ~uiñando un ajo-- dejaba a Ing!aterra "pro– tegiendo" a los Mosquitos, "mas prohibío que la protección fuera usada cCin propósitos de dominio" ¿Dónde terminaba lo una y comenzaba el otro? Sobre esta cuestión de definiciones, el tratado era mudo ¿Qué había concedida Inglaterra, entonces? Nada Las Estados Unidos, sin embargo, habían conce– dido bastante En un momento de las negociaciones, Clayton le expresó a Bulwer, y sin más distorsiones de lo que es usual en diplomacia que sería comparativa– mente fócil atraer a todo Centro América dentro de la Unión Americana "No hay uno de esos cinco es–
tados centroamericanos que no se anexaría a nosotros
mañana, si pudiera; y si es algún secreto digno de saberse, le daré gusto Algunos de ellos ya han ofreci– do y pedido ser anexados a los Estados Unidos" Bulwer sabía precisamente cuánto valor dar a esa afirmación Estaba perfectamente consciente de que, tal como estaban las cosas, el Norte era renuente o dejar que las Repúblicas de Centro América, no menos que Cuba, se unieran a los Estados Unidos bajo el do–
minio del Sur, mientras los Sureños no las querígn de otra manera Ero también evidente que Clayton de– seaba evitar una guerra por el Istmo, tal como sucede– r/a si los Estados Unidos habrían de farzar la cuestión
inmediatamente La anexión inmediata estaba, por lo tanto, fuera de la cuestión Por otra parte, si los Americanos esperaban el mamento en que Inglaterra se viera envuelto en dificultades con Rusia, podrían muy bien establecer su hegemonia en el Istmo, sin apelor a la guerra, y en tan atractiva situación, el Norte y el Sur podrían hallar un acomodo en el asunto Sin dudo alguna, la amenaza de Clayton tenía base en la reali–
dad, así es que, al consentir no buscor dominio en
Centro América los Estados Unidos entregaban una ficha útil en el juego
Mucho mejor, desde el punto de vista de Inglate–
rra, era la cláusula del tratado en que los Estados Unidos no podrán proceder a la construcción de un ca–
nal en Nicaragua, sin el consentimiento y participación
británicos Bulwer, sin embargo, hizo un gesto amis– toso en la dirección de Vanderbilt "Debo declaror a
Su Señoría", escribió a Palmerston, "que un caba–
llero de gran peso tomada cuenta de que sería justo que los dos gobiernos debieran dar una abierta y declarada preferencia al nombre de una compañía americana A esto yo objeté, Se logró uno
especie de compromiso '1 El compromiso era uno
cláusula dando "prioridad de reclamo" a cualquier compañía que tuviese ya un ,ontrato para la construc– ción del canal, y que hubiera "hecho preparaciones y gastado tiempo, dinero y trabajo en fe de tal contrato" El nombre del "caballero de gran peso" nunca apareció en la correspondencia
Bulwer había cumplido su misión Habí'a nego– ciado un tratado que, mientras comprometía a los Esta– dos Unidos, dejaba a Inglaterra sin compromisos, y así pudo decir a Clayton muy gentilmente que "el Gobierno de Su Majestad procuraría libremente obte,ner el con– sentimiento de los Mosquitos" poro el Canal POr Morzo de 1850, ambas partes estaban listas o proceder a lo ratificación
VI
Tan pronto como Cloyton mostró el proyecto, aprobado por él y Bulwer, a los miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado fue puesto a dura prueba ¿Va Inglaterra a retener la Mosquitia?, pre– guntaban los senadores Si así era, no había que pen– sar en la ratificación por el Senada Sabienda que Inglaterra no podía ser persuadida o abandonar su pro– tectorado, Cloyton estaba en apuros Al fin, sin em– bargo, se le ocurrió una salida Cuando después vio a BuJwer, lIevabo consigo el proyecto de una nueva c1óu– sula que tenía por objeto el que ninguna de las dos
naciones podría "hacer uso de protectorados o alianzas
con el propósito de ocupar, fortificar o colonizar cualquier parte de Centro América" Cloyton razona– ba de que si Inglaterra consentía a esta cláusula, estobo '¡irtualmente renunciando al uso de la fuerzo en Centro
América, y si renunciaba al uso de la fuerza, no era,
para todo propósito próctico, equivalente a su eventual retiro de Centro América? Y en estos términos, na consentirí'a el Senado a ratificar el trotado?
Bulwer, por supuesto, comprendía perfectamente lo que había en la mente del Secretario Leyendo la
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