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la larga, habría de ser más beneficioso para los Estados Unidos que para cualquier otra país?

Era solamente la ruta nicaragüense a través del istmo lo que le interesaba a Palmerston La posibili– dad de que los Estados Unidos buscarían como cavar su

canal en Panamá, le parecío remoto Las investiga·

ciones hechas por la Real Sociedad Geográfica, no dejaban lugar a dudas que, con las técnicas de cons–

trucción entonces en uso, la cordillera de montañas en

Panamá presentaba insuperables obstáculos para un canal, y él mismo lo había dicho abiertamente al Par–

lamento Tal como veía la situación, Nicaragtlo bien valía una guerra "El deseo de obtener tan atractivo

lugar en el mundo comercial y librarlo de ía competen–

cia de uno raza tan aventurera como la norteamerica–

na", había sido subrayado en los informes de individuos en quienes Palmerston confjaba Su conviccián se de–

bía en parte también, nada menos que a un personaje

como Louis Bonaparte, entonces Presidente de la Se– gunda Repúblic.a Francesa, y que pronto había de ser el Emperador Napoleán 111 En un panfleto escrito algunos años antes y publicado en Londres, Bonaparte habia propuesto formar una compañí'a que había de ser conocida como La Canal Napoleán de Nicaoagua, y en el que presentaba tal profusión de datos y cifras que habla causado un profundo efecto en. la opinión pública inglesa "El Estado de Nicaragua", había afirmado, "puede llegar a ser la ruta necesaria del gran co– mercio del mundo, y está destinado a alcanzar un ex–

ttaordinario grado de prospet idad y grandeza" Para Palmerston, era esencial asegurarse que el canal no sería cavado al menos que lo cavara InQlaterra, y que los comerciantes ingleses obtendrían una ventaja en la explotación de los recursos naturales centroamericanos Si esta polltica significaba guerra con los Estados Uni– dos entonces Inglaterra lucharía por la superioridad oceánica, tal como lo había hecho muchas veces antes No es que Palmerston deseara la guerra Antes por el contrario, él estaba muy consciente de sus peli– gros Los Estados Unidos eran entonces una nación mucho más poderosa de lo que había sido en 1812 Además, algunas de las más grandes casas financieras de Inglaterra, en especial los Rothschilds y los

Barings, tenían grandes y ventajosas inversiones en los

ferrocarriles americanos, y estaban ansiosos de que la

paz se preservara

Palmerston tenía que considerar, también, que

una crisis con Rusia sobre los despojos del tambaleante Imperio Otomano, se hacia claramente visible en el ha· rizonte diplomático Si esa cristis resultaba en una guerra entre los poderes occidentales europeos y el Zar, y si los Estados Unidos fueran a aprovechar la oportu– nidad de anexarse los países del Caribe, Inglaterra no podría hacer más que protestar. Consecuentemente, habla mucho que decir para encontrar una solución pacífica al problema centroamericano Si la diploma– cia podía servir para evitar la guerra y al mismo tiempo mantener a Greytown y la Isla del Tigre bajo el control británico, definitivamente había que dar oportunidad a los diplomáticos

y qué si Inglaterra tomara una posición concilia–

torio, quizás enviando un nuevo Ministro Plenipoten–

ciat io a Washington, específicamente, con el propósito

de negociar con Clayton -y sin abandonar nada, con– servar la paz? Sería un golpe maestro, y se necesita–

rí'Q un maestro de la diplomacia poro realizarlo, mas

no era algo imposible Y Palmerston conocía al hom– b. e ideal a quien tal misión podía ser encomendada

v

Mientras Walker iba en camino hacia Fort Lara– mie -uno se lo imagina sentado al lodo del carretero, con rostro Impasible, los ojos fijos en el desolado hori–

zonte, diciendo de vez en cuando unas palabras corte–

ses en su voz boja, mas absorto, la mayor porte del

tiempo, en sus sueños y pensamientos- otro hilo en

lo trama de su destiso se hilaba en Washington, donde el emisat io de Palmerst0'l, Sir Henry Lytton Bulwer, habla llegado Hermano mayor del novelista Bulwer– Lytton, Sir Henry tenia una bien merecida reputacián como astuto y hábil jugador, tanto en la diplomacia como sobre el tapete verde El 24 de Diciembre de 1849, Bulwer, en uniforme de gala, presentá sus cre– denciales como Enviado Extraordinario y Embajador Plenipotenciario ante el Presidente Toylor- un brillan– te regalo de Navidad, como si dijéramos, de Gran Bre– taña a los Estados Unidos El suyo era un espíritu

completamente a tono can las majestuosas hipocresías

de la polltica británica En un discurso breve y elo– cuente habló de la comunidad de intereses anglo-ame–

ricanos IJTengo entera confianza, Señor, que nuestros

dos gobiernos actuárán en la más perfecta concordia en \0 realización de este gran designio, y por mi porte,

francamente os aseguro que no podría tener tarea más

agradable a mis propios sentimientos" A io qüe el

Presidente leplicó IJEspero, Señor, que su estadía en

este pols le sea tan agradable personalmente, así' como me ha dado razón para creer que será honorable y ven– tajosa para Gran Bretaña y los Estados Unidos", Casi inmediatamente, el Secretalio Clayton y e.' Embajador se pusieron a trabajar en un proyecto de tratado sobre el problema del canal centroamriecana, preparando el escenario en el que Walker habría de

actuar triunfantemente cinco años más tarde Uno de

las convicciones de Bulwer era de que nada tenía mayor valor en la diplomacia que"captar el punto importante

de un negocio, la característico peculiar de un indivi–

duo, el genio y la tendencia de una época" El punto importante en este negocio era el contrato de Vander– bilt con Nicaragua, la característica peculiar de Cloyton

era su franqueza, pues nunca intentó encubrir su an–

siedad por el canal, y la tendencia de la época era el ahondamiento del abismo entre el Norte y él Sur, que gravemente estorbaba a los Estados Unidos en su ma– nejo de la diplomacia Que él podio tocar esas tres

notas paro que sonaron II'Reino, Britónio", Bulwer

estaba convencido No perdió tiempo en decir () Clay– ton que él podría participar en el proyecto de un trata– do, solamente con la condición de que el status qua en Centro América no deberla alterarse La cuestión

mosquita no podrío ser tratado, decía, lJexcepto en lo

~xtensión limitada, determinada" por las necesidades

del canal Estas condiciones fueron aceptados por Clayton, sin demora

Todas las ventajas en el torneo fueron para Bul-

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