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DE SU PLUMA SURGEN PERIODICOS

Irisarrí fue un periodista vocacional, su capacidad y ardor, sus aspiraciones y actividades políticas, el afán de imponer directivas a la sociedad en que vivía y su

audacia para asumir obligaciones, tenían que hacer resaltar a sus ojos Ja importancia de la prensa como un

vehículo de su pensamiento, de ahi que por donde pasaba, apenas sacudido el polvo de sus sandalias

de l/cristiano errante", fundaba un periódico

Queria llegar al pueblo, y para ello se prestaban su estilo directo y vibrante, su espontaneidad y gracia, a veces sarcásticamente moral, su fecundidad y faci– lidad de escritor y su dominio del idioma, aunque lIegá a desesperar "Escribir en la lengua del país, para que

le entiendan a uno como si escribiera en griego, es una

soberana tontería lf

¡

en fin, sin poder abandonar esa

actividad, no sin cierta coquetería intelectual, se que–

rella contra la estrechez del ambiente "Yo pienso no escribir más periódicos y ocuparme en algo que me haga pasar el tiempo más divertidamente El oficio

de escritor no será en la América española un oficio

lucrativo durante la presente generación, y quien sabe

si lo será en la siguiente ll

Hizo sus primeras armas de periodista en La Auro–

ra de Chile, el primer papel periódico de ese país -salió el 13 de Febrero de 1812-, desde cuyas páginas co– menzaron a difundirse nuevas ideos, demoledoras del

régimen colonial, y francas aspiraciones de indepen– dencia, en ellas discurrió Irisarri sobre los agravios de

España a la América, los deberes patrióticos, la sobera– nía popular, la fuerza de la opinión pública, las obliga– ciones de los gobernantes y el límite de su poder, y

l/señalaba los motivos que tenían los pueblos america–

nos para pronunciarse en favor de la independencia .absoluta de la metrópoli"

Su actuación le valió que, el 12 de Enero de 1813, el gobierno le encomendara el cuidado y mejoromiento

de la imprenta, como instrumento de educación cívica

Desde Abril de ese año El Monitor Araucano sucedió a la La Aurora de Chile, y el 7 de Agosto de 1813 vio la luz pública El Semanario Republicano, editado por lri–

sarri, para difundir "las ideas liberales, los conocimien– tos útiles y el odio a la tiranía", ejerciendo profunda

influencia en todo país, que antes no había escuchado

lenguaje tan encendido y convincente, a la vez, esti–

muló la acción de la Junta Gubernativa, en Febrero de 1814 dejó de publicarse el Semanario

Irisarr; regresó a Chile en 1818, ya con el nom– bramiento de Ministro de Relaciones Exteriores y Minis– tro del Interior, pero aún tuvo tiempo para redactor

La Gaceta Ministerial, en que exponía con ponderación

los propósitos de O'Higgins y explicaba las medidas del gobierno, y sus personales ideas de estadista, pero un periódico oficial le resultaba estrecho, según Donoso, y desde mediados de Junio de ese año sacó El Duende de Santiago, tribuna en que muy luego se trabaría en ardidas polémicas con las demás hojas periodÍ'Sticas Llegado a Londres en 1819, cree necesario com– plementar su misión diplomática con un periódico, El

Correo Americano, para defender la causa de la inde– pendencia contra El Observador, que editaba en Lon– dres la embajada de España, le faltaron recursos

económicos, pero hizo editar su Carta al Observador en

Londres o impugnación a las falsedades que se diVulgan contra América, y publicá una Oda satírica contra la proyectada expedición de Cádiz, parodiando la del poe– ta Gorostiza, por fin, en 1820 sacó El Censor America_

no, en cuadernos mensuales, que forman un grueso

volumen, defiende la independencia pero critica la ad– ministración de las nuevas repúblicas e intenta darles

asesoría política

Apenas vuelto a sus lares naturales, Irisarri edito

un semanario sabatino El Guatemalteco, cuyo primer

número salió el 27 de Octubre de 1827, militando 01

lado de los federalistas y del partido moderado por

fuerza de las circunstancias l/Yo debí'a entonces ha–

llarme en Centro América defendiendo una causa que

no era mía, una federación contraria a mis opiniones

pero allí no había otra cosa que defender, porque todo; eran federales, todos decían que estaban armados paro

sostener lo que todos combatían, y yo, en aquella con– fusión, creía que lo más racional era seguir los estan~

dartes de las autoridades federales, de aquellas autoridades que debían su existencia a la Constitución de la República, que todos invo.caban"

Mas ya la guerra civil se había encendido y el

ruido de las pasiones no dejó oir las advertencias de El

Guatemalteco -algunas de ellas proféticas-, ni me–

nos sus críticas y admoniciones, como la que se lee en

el número 6 -10 de Diciembre de 1827-, sobre que el sistema federal no era el origen de nuestros moles "Lo que El Guatemalteco teme es, que los males están

en nosotros mismos, y que nuestros vicios, o nuestra

falta de virtudes, son las causas de que nuestra má– quina política no ande con las ruedas y los resortes de otra máquina compuesta de partes igualmente delica– das que forman un todo de perfección, delicadeza y

armonía" El fracaso le parecía originado en el exceso de controversia política y la escasez de acción, enre–

dados todos en la pugna por imprecisas ideologías

"Sólo penetrará este misterio el corto número de ver–

daderos estadistas, que sigan la sabia y bien acredita– da máxima de Salón, de que las mejores instituciones para un pueblo, no son las mejores que pueda haber en el mundo, sino las mejores entre las que aquel pue– blo pueda recibir"

Había presentido los resultados, al decir que no vale la prudencia para salvarnos de la desgracia, por–

que las circunstancias nos comprometen, o el destino

l/nos aleja de ciertos peligros, porque son otros los que nos están reservados" Fue a parar a la cárcel, hu–

millado y mal tratado, pero desde ella escribió protestas y sostuvo polémicas contra los periódicos salvadoreños La Centella y El Sendero, en sus dos famosas Be/emi–

ticas

En 1839 edita Irisarri en Guayaquil La Verdad Desnuda en que -según Donoso- "hay páginas no– tables por su valor polémico y por su valioso apasiona–

mientol/, agrega que l/comenzó desde entonces par?"

Irisarri nueva vida periodistica Tenía notables condiciones para el periodismo político claridad de

ideas, una ironía punzante y una agresividad sangrien~

ta para combatir a sus enemigos. A la fecha de su -40-

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