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los privilegios e inmunidades diplomáticos, el procedimienÍo arbitral y los deberes y de– rechos de los paises, hasta el código de deliÍos contra la paz y seguridad de la humanidad.

Pero sin duda la labor más loable es la de su "principal órgano judicial", como llalTIa el Articulo 92 de la Carta a la Corte InÍerna– cional de Justicia, que cada dia se fortalece moralmente más, no sólo por su elevada fun– ción de decisión· y de consulta, sino por el crecienÍe número de Estados que están acep–

tando sin reservas, o con un mínimo de ellas,

la jurisdicción compulsiva de la misma

El prestigio de que goza el Tribunal Mundial no se ha empeñado con alguna sen– tencia de controvertido fundamento juridico, como la del célebre caso de asilo de Haya de

la Torre, sino que, por el contrario, la enjun–

dia doctrinaria de la lTIayoria de sus fallos y opiniones consultivas lo han robustecido, so– bre todo cuando tales decisiones han servido para aclarar o desarrollar el Derecho InÍer– nacional. Asi ha ocurrido, por ejemplo, en el caso del Canal de Corfú, en el que además de analizar la parte petitoria de la demanda, se fijó el alcance del derecho de tránsiÍo a través de los estrechos, y en el de la indem– nización por daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas, en el que se reconoció la personalidad juridica de los organismos inter– nacionalee. El buen crédito del Tribunal de La Haya es algo que llena de satisfacción a todos los que en cualquier lugar de la tierra e:¡<t",diamos o ejercemos la noble ciencia de Papiniano, pero es particularmente graÍo a

los centroamericanos, quienes nos enorgulle–

cemos de una tradición en la que sobresale, con caracteres gloriosos, el derecho de pri– lTIogenitura en la creación de tribunales in– ternacionales permanentes de justicia.

No debelTIos dejar en el olvido, por la :iInportancia real que entraña, la seriedad con que la Organización ha abordado reciente– mente el estudio del novís:iIno derecho espa– cial o cósmico, a fin de garantizar que la pareja carrera hacia la luna y los triunfos en el campo interplanetario, favorezcan en últi– ma instancia a la comunidad inÍernacional en pleno y no sólo a las potencias que enca– bezan esa lucha de superación técnica.

la desnuÍrición, el desarrollo de la ciencia y

la cultura, la vacunación masiva de centena..

res de millones de seres humanos conÍra las enfermedades, la formulación del derecho inÍernacional del trabajo, el incremento Íéc. nico de la productividad, la facilitación de las comunicaciones de Íoda indole, el finan. ciamienÍo de obras de desarrollo económico y de inÍerés social, las medidas para reforzar la solidez financiera y la liquidez moneÍaria de los países, el mejoramienÍo del comercio internacional, el esfuerzo por el equilibrio de los términos del inÍercambio y la valori_ zación de las maÍerias primas, el apoyo a los planes de inÍegración económica regional, el fondo de Socorro a la Infancia, la fiscaliza. ción de los estupefacientes, la preparación de poblaciones enÍeras para el gobierno propio la ayuda benemérita a los refugiados, la sO: lidaridad anÍe las hecatombes, el combate a

la discriminación racial, y en fin, toda esa

serie de innumerables programas de asisÍen–

cia fécnica que buscan un mundo mejor, en

donde :iInperen la libertad, la paz y la justicia.

El fiel de la balanza, con el peso de la ingenÍe obra consumada, de la defensa vi– gorosa de los principios, del afianzamienÍo de la paz mundial y del respeÍo crecienÍe a las libertades del ser humano, se inclina amplia y decididmnenÍe hacia el platillo del haber.

Rindamos, pues, iras esfa breve e incom–

pleÍa evaluación de tan fecunda labor, que

asume proporciones monumentales y ecumé–

nicas, tributo a las Naciones Unidas en mo– menÍos en que están próximas a llegar a la edad adulta. En parangón con la cita bibli– ca de la severa admonición a la mujer de que "darás hijos a luz con dolor", bien podemos decir que el alumbramienÍo, a la vez que la niñez y la juvenÍud de la Organización, han sido dolorosos y duros, pero al mismo tiem– po, con la inigualable experiencia adquirida y el enorme trabajo realizado, Íengamos fe en que el porvenir nos deparará una era de

mayor cOlTIprensión hurnana e internacional,

en la que sobre la pugna de los inÍereses po– liticos particulares de los ESÍados, privará el respeto absoluto a los principios del Derecho de GenÍes y el cumplimienÍo eSÍricto de las obligaciones contraidas.

El futuro se muestra luminoso, pues en el Írajinar de su actuación sobresaliente, las En los otros Íerrenos, la obra de las Na- Naciones Unidas han encontrado ya su autén– ciones Unidas, y principalmenÍe la de sus tico simbolo, más excelso que el de su misma Organismos Especializados, cuyos nombres, bandera y el de su propio escudo, de una he– representados por siglas -UNESCO, FAO, OIT, ráldica de nlUcha mayor inspiración al que OMS, UPU, OACI, etc.- son ya parte Íanto del no alcanzan a deslusÍrar los errores de Yalta, léxico falTIiliar COlTIO del idioma universal de los sofismas de Vishinsky o el zapato de la solidaridad, es algo verdaderamenÍe in- de Rhrushev. Ese silTIbolo está forjado y conmensurable, que no permite siquiera una consÍituido -COlTIO si fuera de acero invulne– enumeración sinÍética aproximada, ya que rable- por la sangre generosa del Conde cubre -lo dijimos anÍeriormenÍe- casi Íodas Bernardoife y el sacrificio inmortal de Dag las ramas de la actividad del hombre. Basta Hammarskjold, martirios gloriosos que encar– mencionar, pues, sólo a Íitulo de ejemplos nan a plenitud el espiritu de servicio a la hu– aislados, la lucha conÍra el analfabetismo y manidad de la actual Organización mundial.

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