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« Previous Page Table of Contents Next Page »por qué li¡Ylitorse a respetar el embargo comercial im–
PLle~to a Cuba Las nociones europeas, y otros países como el Jap6n y el Caradá que tienen un comercio importante con Latinoamérica, deben sér estimulados a contribuir 'el capital que se necesita, y en condiciones
favorable~. Dicha asistencia debe consistir tanto en capital privado como en ayudo de los gobiernos
El comercio quizás no resulte una panacea para los problemas de la América Latina, pero lo que sí se ve a las cloros es que debemos dedicar mayor atel'lci6n al desarrollo del comercio dentro de este Hemisferio La balanza del intercambio com,;,rcial de los países lati– noamericarias se ha mantenido inestable Es verdad que el predo de los productos ha subi~o considerable– mente durante el pasado añO, pero todavía no se sabe a ciencia cierta si se trota de una mejora transitoria o de una te'1aencia de largo alcance El comercio entre la6 naciones latinoamericanas nj:> ha florecido, excepto en el caso del recientemente establecido Mercado Co– mun Centroamericano. Nuestras exportaciones a la América Latina están manteniéndose a un nivel estable y existen claras indicaciones de que nos enfrentaremos con la creciente competencia de Europa y del Japán en
esa zono.
Es aún demasiado pronta poro determinor exoc– tQl)1ente los mecanismos regionales que deben estoble– c,rse con objeto de lograr un aumento en el comrcio entre lo América Latino y los Estados Unidos y de fo–
mentar la competencia y estabilidad de los relaciOnes comerciales dentro del Hemisferio Lo breve expe– riencia adquirido como consec\Jencia del Mercada Cc– mÓn Centroamericano demuestro lo que puede lograrse en una zona limitado cuando los países están dispuestos a mirar ml'is allá de sus fronteras. La experiencia gdquirida éan la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) ha resultado hasta la fecha menos prometedola. No hay dudo de que uno de los prime– ros problemas que debe estudiar el recientemente creado Comité Interamericano de 10 Alianza para el Progreso (GIAP) y el Banco Interamericano de Desarro– llo (BID) es el de la posibilidad de dar mayor ímpetu al movimiento regional de los países que componen la ALALC El BID ha comenzada ya o fomentar la in– crementacion del comercia regional dentro de la ALALC y este esfuerza debería ser apoyado por alguno otra instituci6n.
, En lo que a las Estados Unidos respecto, creó que pronta tendremos que iniciar una detallada revisi6n de nuestra política comercial hemisférica El comercio es esencial para la prosperidad eConómica de nuestro He– misferio y deberíamos estudiar cuidadosamente la po– sibilidad de desarrollar una zona comercial más cohe– sivo que bfinde no sólo ventajas económicas sino que fomente tqmbién lo unidad política hemisférico.
El posó siguiente que podría darSe para lo prolno– ción de uno zona de comeréio hemisfélico serio pres– tar nuestro decidido apoyo 01 desarrollo de lo ALALC, de lo mismo formo que se lo hemos prestado 01 Mer– cado Com(m Europeo y al Mercado Común Centroa– mericano. pebemos fomentar nuevos exportaciones y
estimular el aumento de los yo existentes aportando fondos ,adicionales a los que yo ha destinado el BID para ese propásito. Det>emos participar en las planes destinadas a engn:mdecer la ALALC y alentar a las empreSas norteamericanas para que presten también su participación. Una vez que la ALALC haya he. cho progresos de importancia, podremos estudiar cuá– les son las nuevas relacion~s comerciales que podrían empleqrse o aumentarse entre lo zona de dicha Aso– ciación y los Estados Unido~ y el Canqdá
En el futuro, las decisiones sobre asuritos de im. portancia básica tocantes al desarrollo de la Alianza para el Progreso, tales como los relacionados Con la ayuda y el comercio, deberán tomarse, naturalmente por conducto del Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso. De la misma manera que el Go– bierno de los Estados Unidos ha mejorado sus proce– dimientos para el manejo de los asuntos interamerica· n,os, los miembros de la Alianza han <;reado un meCa– nismO paro facilitar las decisiones verdaderamente mulo tilaterales en lo concerniente ti los pro~lemas del He– misferio. ,'Pero este nuevo organismo tendrá éxito só– lo en lo medida en qu'l le presten Su apoyo las nacio– nes del Hemisferio, especialmente los Estados Uriidos. La Comisi6n de Relaciones Exteriores del Senado ha expre,sodo la favorable opinión del Congreso hacia el multilateralismo y con ello ho dado al Poder Ejecutivo la libMtad que necesito poro estimular la tendencia a adoptar deéisiones multilaterales en preferencia a las unilaterales en los asuntos de la Alianza
En nuestro prosecuéi6n de los objetivos políticos de la Alianza paro el Progreso _tanto de los positi– vos, que traten de inspirar un espíritu de respeto ha– cia el régimen constitucional de gobierno y haéia las instituciones democráticas, como de los negativos, ten· diente a frustrar la propagoci6n del comunismo-' ha– rtamos :bien en pOner mayor atenci6n y bríndor ma– yores recursos a los programas concernientes a la edu– cación, la ideología, lo cultura y la propaganda. Pa– ra ello debemos ampliar tanto los dirigidos a la élite como los dedicados a las clases populares. Según los datos más fidedignos disponibles, durante los últimos diez oños, han venido a los Estados Unidos aproxima– damente 3000 brasileños, acogidos a nuestros distin– tos programas educativos y de intercambio cultural. Si realmente apreciáramos lo que significa el ambiente revolucionario reinante en la actualidad en la América Latina y comprendiéramos bien la atracción que tiene el cor'nunismo para los elementos' más jóvenes llama– dos a integrar la élite de sus respectivos países, au– mentaríamos la antes mencionada cifra de 3000 perso– nas cada año
Asimismo, debemos usar toda la persuación po– sible e inducir a los gobiernos latinoamericanas a que apronten los recursos necesarios poro erradicar el anal· fabetismo entre los masas populares. Cuando hay vo– luntad es posible hacerlo en poco tiempo, como hQ de– mostrado el gobierno de, Castro en Cuba. Citaré so· lamente tres de las muchos razones que pueden ale– garse en apoyo de los programas de urgencia para aca– bar con el analfabetismo. Primero, en un régi¡Ylen de-
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