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copatm, cQn ribetes de exhibicio,:,ismo.

Campios de vestimenta, de hpo transves– fisfa hay varios diseminados por el fexfo. Así lo ha.cen el Cura, el Barbero, la Morisca, Don Gaspár, Claudia Jerónima, los hijos de Don Diego de la Llana y el Mayordomo de los Duques.

Sádicos son los castigos que Merlin im– pone a Sancho para desencanfar a Dulcinea, sado-masoquistas los disciplinantes, sádica fambién' es Casilda de Vendalia que se goza– ba con las tremendas penitencias que le im– ponía a su caballero, fales como el desafío de la Giganfa de Sevilla, llamada La Giralda o corno cuando le mandó tomar en peso las antiguas piedras de los valienfes foros de Guisando, y para remafe cuando le ordenó "tirarse la sierra de Cabra abajo" para de– mostrarle su amor incondicional.

Masoquistas son las manifesfaciones de Don Quijofe que se quiere dar de calabaza– das confra las rocas para mostrar su amor por Dulcinea.

Paidófilos son los bárbaros furcos men– cionados por Cervantes que prefieren "más un muchacho o mancebo hermoso que una mujer por bellísima que sea".

Alfis:idora es un caso típico de presbici– filia, que se manifiesta por su amor capri– choso por Don QUijote, hombre de mucha más edad que ella. Esto se conoce en Me– dicina con el nombre de ninfomanía presbio– fílica.

Fetichista es Leandra que "se enamora desde una ventana del oropel del visfoso fra– je q~ Vicente de ia Roca", es decir del brillo exte,ipr y no de la persona.

y es indudable que esfamos ante una p¡:¡rafilii;l en el caso o proposición de Anselmo a wfario en el Curioso ImpertiIlenfe, corno lo es la alusióIl a la cola de la ventera, pa– s!j.je un fanfó turbio del Quijofe.

Se menciona un caso de geofagía y ne" ctofagía i¡:uando Anselmo dice:

('Has de considel ar que yo padezco ahora la enfermedad que suelen tener algupas mujeres que se les antoja comer tierra, yeso, carbón y otras cosas peOles, aún asquelOsas pala mi– rarse, cuanto más para comerse".

Cervantes cita un caso de ANTROPOFA– GlA, cuando hace referencia al cruel hijo de Barba Roja y la nave "La Presa", que era tan odiado por los remeros que esfaban a sus órdenes, que lo mataron comiéndolo a mor– discos.

l'

Don Quijote yace malhérido, grabado de Doré

los escenarios por los que pasó no d,ebiero Il

ser ejemplos de pulcritud y de higiene, er¡ fodo momento manifiesfa su, bUen gusfo po,! lo limpio y su a,versión por la falfa de higie– ne, resaltando con frecuencia los desagrada– bles olores del alienfo de su escudero y dé las "doncellas", la suciedad de ventas y Ca" maranchones, los regüeldos, las escenas es" catológicas de los bafanes, y a cada paso e irónicamente hará críticas sobre la conducia a:

seguir en punfo a higiene.

Es necesario hacer mención de que Do,! Ouijofe sólo se baña en dos ocasiones en el transcurso de la novela, una de ellas vol un;

fariamenfe: '

"Antes de todo, con cinco calderas o f5cis. d~

agqa se lavó la catleza y rostro,' y tod~vía se

quedó el agua de co"lor ele suero".

L'I segunda vez que se baña Don Quijot~

es completamente, ii¡volunfaria y aconfeq~

cuando 'por el Ebro sale con Sancho en un" embarce,ción que por su mala fortuna ZozO" bra, c/iyendo amo Y escuqero /il agua c;Ián,. dose un baño casual.

Pero si nO vueive a bañarse, al menos sí

se lava la cara !illleg!'r a una fue~e despv,~~

del vapuleo c;Ie~ rel;>a~o de ~orós y Vl;l~<lS.

"Lo primero que te encargo es que seas limpio

y que cortes las uñas sin dejarlas crecer

COtrlO algunos fiacen".

LIMPIEZA E HIGIENE

Es indudable que Cervantes amaba la limpieza., posiblE¡ herencia familiar, '( aUJlque

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