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e~racterí"tica" áe

ESTRUCTURA DEMOGRAFICA

en eentroamérica

EMILIO AI.VAREZ MONTAI.VAN

Presidente del Instituto Social NicaragUensc

La estructura demográfica es hoy en día, uno de los elementos de juicio más necesarios para el ade– cuado análisis, evaluación y formulación de políticas, para cualquier región del mundo que intenta la pla– nificación de su desarrollo Al fin y al cabo, lo que nos interesa es mejorar las condiciones de vida del ciu– dadado y por la tanta, en la estimación de sus necesi– dades y recursos, resulta el número, la densidad, el crecimiento, el origen, y el nivel de cultura de los ha– bitantes, el dato inicial que habrá de permitirnos el cólculo que pretendemos

Si hemos empleado el término de "estructura" es porque pensamos que la demografía tiene precisamen- . te esa calidad fundamental, distintiva, peculiar, en la . integración del concepto que podamos formarnos de una sociedad cualquiera En otras palabras, la me– dición cualitativa y cuantitativa de los fenómenos vi– toles resulta básico para entender y planificar la co– munidad que nas ocupa

En el caso particular de Centra-América, es evi– dente la gran similitud de la expresión demowófica de los seis paí'ses que integran esta región del Continente Americano y es además aquella, suficientemente tras–

~edente, para que merezca aunque sea someramente, un estudio sobre sus cifras más representativas. Y así

~omo se habla ahora de una "'política económica", de

l:Jno "política agraríaN etc, tendrá que plantearse tar–

de o temprano, una "politica demográfica" El pre–

~ente trabajo sólo pretende hacer énfasis en la impor- . tancia del asunto, dejando para los especialistas en la moteria, un más prafundo estudio de sus últimas con–

secuencias

No obstante, creemos necesario definir siquiera

lo que entendemos por "política demogrófica" Por de pronto, no comprendemos en aquel término, las me– ?idos que es preciso tomar por ejemplo en el planea– ¡:>rento de servicios públicos, frente a los incrementos ?e población El concepto de política demográfica se ,encreta a dar respuesta d interrogantes tales como ¿es el paí's, o la zona que estudiamos, super o sub-po– \lIada?, ¿cuál debe ser la actitud del Estado frente al

!~cremento acelerado de la población, es decir, lo con–

~lderam<is beneficioso o perjudicial? En este último c,oso, ¿cuáles serán aquellas acciones que impedirán ¡"s efectos producidos?, ¿cuál será la política estatal ,rente a la migración extranjera?, ¿debemos premiar

O compensar la prole numerosa, o debemos planificar

~l Control de los nacimientos?, ¿qué criterio tendrá el t stada frente al crecimiento de la población de la zona

.u~. o el desplazamiento eventual de ésta a las zonas

~r , nas, etc Finalmente, frente a una población en

¡U Inmensa mayoría joven, qué impacto tiene esta ca-

racterística demogrófica sobre la producción económi– ca y en tal caso, qué medidas deben tomarse para orientarla más eficazmente en los aspectos educativos" de tipo de trabajo, etc, o bien en el Campo de la de– lincuencia juvenil, formación de futuros dirigentes po–

líticos, etc.

Es decir, los alcances de una política demográ– fica van más allá de lo estrictamente económico para prayectarse en lo social

Por otra parte, la adopción de políticas demográ– ficas, oficiales y planeadas por organismos guberna_ mentales es relativamente nueva Es verdad que en la antigüedad Se usaron con fines políticos, ciertos ti– pos empíricos d~ control demográfico, tales como las

migraciones en masa, la colonización militar, la extin~

ción de pUl'blos enteros, etc Más tarde, durante el auge de las ideas liberales inspiradas en el "Iaissez faire", se dejó a las tendencias demográficas en Com– pleta libertad Se presumía que la frecuencia de los nacimientos era algo que estaba tan lejos del dOmi– nio de la política, como el movimiento de los vientos y mareas Sin embargo desde 1918 comienzan los Estados a preocuparse dictando normas legales que regulen asuntos cómo la migración, la reCompensa o ayuda a la prole numerosa, etc En todo coso, como sostiene un estadista sueco, Myrdal, "ningún otro fac– tor -ni aún el de la guerra a el de la paz- es tan tremendamente fatal para los destinas a largo plazo de la democracia, cama el factor de la población" Los seis países que integran el Istmo Centro-Ame– ricano abarcan una extensión de cerca de medio millón de kilómetras cuadrados, que dan cabida a casi doce millones de habitantes Para 1962, esta significaba una densidad promedio de 22 habitantes por kilóme– tro cuadrado, que iban de un máximO de 124 habi– tantes por kilómetro cuadrado en El Salvador, a un mí– nimo de once por kilómetro cuadrado en Nicaragua. Esa densidad relativa de Centro-América, está muy por encima del promedio del continente americano, que es actualmente de 8 habitantes por unidad superficial Ya sabemos que el crecimiento neto de una po– blación es el resultado de lo diferencio entre las tasas anuales de natalidad y mortalidad, tomando en cuen– ta desde luego, las cifras de migración Como podrá observarse al consultar cualquier anuario estadfstico centro-americano, mientras las tasas de natalidad per– manecen prócticamente invariables (alrededor de 47 5 por mil), en cambio, las de mortalidad están sufriendo un progresivo decrecimiento, pues de una tosa bruto de mortalidad que era en 1950 del orden del 16.1 por mil como promec;lio para fado Centro-América, apa– rece en 1964, registrada can una taso d,el 11.8. Esta

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