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« Previous Page Table of Contents Next Page »Exisle gep.eralizada a ese respecio, cierla ep.talidad ecop.omista que, cuando se pre–
~nta cómo resolver los problemas educacio– g les sin contar con recursos suficientes para
n~ dejar p.ada pendiente de solución, res– nonde. buscad primero solamente los recur– Pos económicos y cuando los tengáis resolve– seis los problemas económicos y los educa– tivos. y tambié;n existe otra ~entalida<;l de 'dealismo negahvo de la reahdad del slg10, 1 ue pretende que el hombre culto es el único
~bjetivo primordial de todos los afanes del Gobierno.
A mi parecer, la verdad está en el justo medio. Los pueblos que han logrado la su– premacía dentro. de la historia, nunca han sido 'los pueblos 19norantes, pero ta~poco lo han sido los pueblos pobres. Los 19noran– tes han caido en la esclavitud, sojuzgados por otros pueblos; los pobres han mantenido su dependencia más o menos notoria respecto de los pudientes. Pero la preocupación por
acrecentar el rendimiento econóInico fiene
que ser simultánea y no 'i'nterior ni poslerior a la preocupación por elevar el nivel educa– cional Y cultural, ya que la riqueza no la lo– gra con igual éxito el pueblo ignorante que el pueblo culto, ni los beneficios de la rique– za fructifican por igual entre un pueblo de analfabetos que entre un pueblo de sabios o de poetas. Además, si, existen planes de
desarrollo econónUco, esfos tienen que c;::ozn–
plementarse con los planes de desarrollo edu–
cativo, para producir la necesaria correlación
entre el avance hacia nuevas actividades eco– rt6rnicas y la preparación de técnicos que las a±iimdan y de l,ln pueblo que las asimile y l",s usufruciúe a plenitud. La familia cen– troamericana necesita evolucionar hacia la cons±iiución de una gran familia económica, y simultáneamente esforzarse por constituir una gran familia cultural, que disfrute las ventajas de esa evolución económica. Ahora bien, la evolución cultural no pue– c;le producirse si no procedemos a reformar básicamente ciertos sistemas escolares. En la composición de estos últimos no puede pos– tergarse el facior económico, pero al mismo tiempo no puede ni debe olvidarse que so–
~os seres humanos, no máquinas a las que se les tocan determinados botones para ha– cerlas aduar. Somos hombres que debeIllos ser y aciuar corno seres libres, aunque al mis– ¡n0
tiempo estemos ligados a la necesidad de a, alimentación, el vestido y la salud. La escuela debe, por lo tanto, encargarse de encaUzar a la juventud hacia actividades de ±r~bajo, de trabajo libre, pero que al mis– Ino hempo sea úill al individuo y a la socie– dad. ,Puede y deberla proporcionar al alum–
~o una preparación técnica básica, en lugar e, encerrarlo en la rutina de un oficio, dán–
d.o;!, la posibilidad de realizar tanta clase de
~c 1vidades que puede aprender a desempe– nar prCll;ltO. La escuela en todos los niveles
debe ser práctica y utilitaria, no ip.¡ltrumento muerto de indigestión de conocimientos sin objeto defip.ido. La escuela debe ser facior de nivelación social, ayudando a disminuir y aun a eliminar las barreras que separan a los ignorantes de los letrados.
A nosotros, corno Ministros de Educación
de los países céntroarrteric~nos, nos toca, por
consiguiente, la realización de una ingente tarea. Luchamos contra un problema gigan– tesco, animados de buenas intenciones y pro–
pósitos, pero a veces carentes de los necesa– rios recursos hUnlanos que nos auxilien a
cmnplirlos, siempre, exhaustos de los recur–
sos pecuniarios indispensables a la solución.
He ahi, Ille parece, el verdadero meollo de la grave dificultad que entraña el ser Minis–
tro, en este difícil, ±reInendo caznpo de res–
ponsabilidad histórica, COIllO es la educación del pueblo. No es dificil por aspectos ideo– lógicos, cuando en el com,porlamiento como tal se escucha y se practica democráticamen– te el senilr de las mayorias, cuando no se frata: de imponer extremisIllos ni de quebran-' tar las bases espirituales de la vida y de la
c;::ivilizaQián nacio:r;lal¡ aunque se escuchen de–
nuestos y reclamos de, quienes no desean sin– cf3ramente la libertad, ya que no permiten escoger aquello que la Carta Universal de los Derechos, Humanos sancione;, para todos los pueblos como sustancial raiz de la persona del hombre. A veces se hace un probleIlla conseguir, no solo suficiente gente que sean
técnicos, sino suficientes técnicos que sean
gente. Obtener la leal colaboración que siem–
pre mire, en los éxitos o en los fracasos, no el
éxito o el fracaso de quién dirige en aquel momento las operaciones, sinó el: triunfo o la derrota para bien o Illal de la Patria; lograr que siempre y en todo se atienda al patrio– tismo y no a la intriga o al medro personal.
Ahora bien, en cuanto a lo económico y pecuniario, es dificil obtener no solo los fon– dos que disminuyan el número de problemas insolutos, sino iambién la disminución de los problemas insolutos con los fondos de que se dispone.
Pero estoy seguro que a ninguno nos arredra tanta obligación, ni la conciencia de lo tanio que todos esperan de, nosotros. Es– toy cierto de qu,?, animados de buena inten– ción, habremos de iniciar nuestras delibera– ciones con la ayuda de Dios Todopoderoso, que desde todos los ángulos del Universo pre– side estas reuniones de hombres de buena voluntad.
A El iIllploro que nos dirija, que nos ilumine y no nos deje caer en el error, tan humano y al que estaIllos tan propensos los Illortales. Que atienda sólo a nuestra buena fe y que escuche la petición que como hom– bre le hago para que guie siempre' ;nuestros pasos en el dificil campo en que residen p.ues-tras responsabilidades. .
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