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Presidente Carrera contra Jerez y Barrios

l

con

quienes siguió cuUivando buenas amisfades, ni en el del General Gerardo Barrios, a pesar de su anficlericalismo obligado, el partido del General Fernando Chamarra, para dejar de considerarlo

aTnÍgo y preferirlo a Jerez mismo, hasta ofrecerle

su apoyo franco y decidido, como candidato a la Presu:J.encia en oposición a Marlínez que ya pretendía públicameme la reelección

En realidad. Barrios y Chamarra eran en el

fondo correligionarios, pues Barrios era católico creyente, como lo reconoce el mismo Gámez y

lo prueba su lucha misma con el clero, en que siempre hizo profesfa de su fe y de su adhesIón a la Iglesia, y en cuanto a los errores liberales de que se hizo corifeo arrastrado por las circuns– lancias. no podemos asegurar que el Gral Cha– morro no se hallase libre de ellos enteramente

La contaminación liberal era general en ese tiempo, del SiUabus de Pío IX. Era una época agiladB. que se podía considerar de bifurcación ideológica, y pudieran encontrarse en el vértice Chamorro y Barrios, con una misma doctrina po– lítica, aunque el uno con la cara hacia la dere– cha y el otro hacia la izquierda. La marcha si–

guió de frenie, y se encaminó cada vez más ha– cia la izquierda, no s610 en El Salvador, sino también en Guatemala. barrido el clericalismo por la revolución del 71, bajo el sino de otro Barrios

Buep.a opinión ha de haberse fonnado el General Barrios del General Fernando Chamarra, cuando con todo y haber estado en Guatemala conferenciando con su enemigo Carrera, y par– tenecer al Parfido Conservador de Nicaragua, si– milar en apariencias al de Guatemala, aW1que

~iferentes en actiludes sustanciales, no le neg6

su confianza, ames por el contrario, como deci– mos a preferirlo a su correligionario el General Jerez, de principios radicales. Son curiosas a esfe raspecfo las carlas de Barrios, reveladoras

de esta antinomia histórica. En la del 22 de Agosto, fechada en La. Libertad, en que, como ya vimos, les habla en conjunto a Jerez y Chamarra de la insinceridad de Martínez, advirtiéndoles de que los trata de adonnecer, les agrega

I

"En fado caso yo desearía que UU regresa– ran inrnediaiarnente a. Nicaragua a dirigir la opi– ni6n pública, y especialmente a tratar de cam.– biar la candidafura para la Presidencia de la República. Por no ofender la delicadeza de uno de UU me abstengo de decir mi opinión respecto a la persona que debía nombrarse para regir a Nicaragua, y con la cual serían arreglados los convenios que dieran por resultado la Naciona– lidad Cenfroamericana, y con la que se estrecha– rían las más íntitnas relaciones de amistad con

El Salvador".

Si fuésemos a jU2gar del candideto in peclore

del Presidente Barrios, al tener de BUB principios

liberales que la posteridad le ha airibuido, por

sus afinidades naiurales, no yacilaríamos en

pensar que era el General Máximo Jerez el que ¡ uzgaba Clan las cualidades citadas, para regir os destinos de Nicaragua. Pero la misma reti.. aeocia con que se expresa en su carla, que no justificarla su preferencia a Jerez, naiural en su posición de corifeo del liberalismo milits.nte, puesto en la comparación de Carrera, a la ~ar de Morazán, nos obliga a ponernos en guardla y a sospechar que su candidafo era Chamarra, lo que no tarda en ponerlo en evidencia en la car·

fa del 26 de Septiembra de 1862, en que le habla

de su candidatura con franqueza, que, como se

sabe, fue propuesta y fomentada por el propio

Jerez, a su regreso de su fracasada misión Unio– nista, seña inequívoca de que por lo menos sos· pechaba Jerez de la simpaJia de Barrios por Cha–

marra Dice así esa carla:

"He sabido con gusl0 y satisfacci6n qtte ha

sido proclamado candidato a la Presidente de esa República, y no dudo que va a obtener una

gran popularidad, y NO SE SI SEA ILUSION MIA

al considerarlo como si Xa estuviera electo Jefe supremo Conozco los dIferentes sacrificios que tendrá que hacer: pero no podrá prescindir de ocupar aquel alto puesto, llamado a él por el voto de una gran mayoria de sus conciudadanos Sobre todo, valen nada los intereses privados en presencia de los generales. Saliendo de los bie– nes, que reportaría a esa República regida por Ud, es preciso considerar además los iniereses de Centro América, no perdiendo de vista la Unión Nacional Eso se verificará si Ud. es el Presideme de Nicaragua, por la confianza que inspira su honradez y lealtad, mientras que si fuese reelecto el General Martínez jamás se ioea– ría este gran negocio"

Admira verdadennnente la confianza del Ge–

neral Barrios en el General Fernando Chamarra,

El pesar de sus, no diremos distintas opiniones políticas, sinó más bien de sus diversas posicio· nes partidistas. En carla de Barrios a Jerez cita al Gral Chamarra com.o uno de los hombres en que confiaría, para jefe de las annas en la Re– pública unida En las cartas que tenemos el privilegio de publicar ahora por primera vez, el General Barrios aparece indudablememe un sin– cero unionista, dispuesto á los mayores sacrifi– cios por la realizaci6n de su ideal, y solo en el ambiente de esa sinceridad se explica su simpa_ tía por el Gral. Fernando Chamorro, colocado también en la pura esfera del supremo anhelo, que con respecto a Nicaragua, se había forlale– cido con la triste experiencia de la invasión fi.. libustera

Barrios, y ésto a nuestro modo de ver 10 re.. comienda mucho como posilivo valor histórico centroam.ericano, a pesar de sus indiscuiibles errores de políiico con tendencias radicales. sólo veía en el Gral. Fernando Chamorro su condici6n de hombre honrado y leal a la causa unionista, ante ouya ventaja no tornaba en cuerna la filia.. ci6n polillca del hoxnbre, aparentemente m.és

afin, por lo menos por el nombre, con el Gobier– no clerical .del General Rafael Carrera. su oposi. tor y enenugo a muerte Es de recordarse aquí también que el Gral. Fruf:o Chamorro, jefe de la

fa~ia y hennano mayor de don Fernando, era onundo da Guatemala, y en Nicaragua se ha creído siempre que de allá, de su patria nafa!

trajo las ideas de orden y de auforidad que supe;; implantar en Nicaragua, haciéndolas parle del programa conservador de Gobierno. Hubiera habido, pues, motivo para que Earrios, con tales antecedentes, se hubiera mostrado reservado al

me.nos ~on relación al pr?cer nícaragiiense, en

qu,en sm embargo depositó toda su confianza.

Como si presintiera Barrios qU:a su futuro

destino dapendla en absoluto de Martinez. con

ojo avisar, pone todo BU em,Peño en impedir la reelección del gobernante nlcaragiiense, y para ello Be echa en manOB de Chamarra, haciendo a ~n lado. a Jerez Su confianza no puede ser mas o..rnpha Llega hasfa poner a BUS órdenes el tesoro salvadorefio Los sucesos que .se desa– rrollaron en 1863 le dieron toda la razón a Ba– rrios, en sus previsiones. La pennanencia de Martinez en el poder de Nicaragua, significa la

guerra y la intranquilidad de Centro América.

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