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« Previous Page Table of Contents Next Page »del Canal Inieloc:eánico. concesi6n que, según
ese articulo, no podría hact::r Nicaragua en ade–
lante, sin consul±ar de preVIO a Guatemala, don~
de se tenía interés sumo por la cuestión canal, como lo reconoce el Licdo José Rodríguez Cer– na, al reieriws en su Obra "Nuestro Derecho In– ternacional", Pág 87, a este tratado con estas pa– labras: "y por esa época fue como agente con– fidencial o Nicaragua, don Enrique Palacios, quien da copiosa inlo=rnación sobre 109 acoIrle– cimientos que allá se desarrollaban y aun sobre el proyeclo canalero que por entonces preocupa– ba también a los dirigentes de aquella república
y de Cuatemala".
Este inexplica.ble arfículo dice textualmente así: "Corno a consecuencia de la separación en que han quedado los Estados que compusieron la Federación de Centro AInérica, se han ido ce– lebrando y es posible que se celebren en lo su– cesivo, con gobiernos, compañías y particulares extranjeros, contraíos o convenios, de los cuales puede originarse algún compromiso peligroso para la independencia de los respectivos países,
las parles confratarnes convienen en que, cual– quier contrato o convención que en lo sucesivo haya de celebrar, siendo de esta naturaleza, será previamente comunicado por el uno al ofro Go– bierno, y no se llevará a cabo sin oír su opinión"
Pero este arlículo de aplicación casi unílafe– ral, en el único caso que podría resuliar peligro. so para la independencia o integridad nacional, o sea la construcción del Canal por Nicaragua, no ligaba más que a Nicaragua, sujeta en ade– lante por esa es±ipulación a la tuíela de Guate· mala, sin la I eciproca his16rica correspondiente Ese tratado fue derogado por el de 13 de Febre– ro de 1874, y POI consiguiente, no tuvo conse· cuencias graves para Nicaragua, lo que no libra
El Marfínez de su responsabilidad
No 1iene otras cláusulas de .irasceJldencia
po1íiic;;"\ esle :tratado, y si no tenía al margen una
cláusula secreia
I espElcfo del caso concreto de
Barrios, contra quien se preparaba Carrera de
llna manere. descarada, pSla derrocarlo, no Bpa~
rece Marunez justificado en haberse aliado con Carrera para librarlo de su enemigo, comprome· tiendo los recursos y la paz de Nicaragua
Existió ese pacio secreto, volvemos a pre~
guntar?' No sena exJraño, pero hasta la fecha. no se sabe de su existencia lnás que por conje–
iUl as, siendo la presunción más fuerte las pala. bras copiadas aquí de la caria de Gerardo Ba. rrios: "Por otra parle ya no es un misterio el tratado secreto ajustado pOl el Lcdo Samayoa en representación del General Mariínez para hos~
fjliza¡' a El Salvador "
Nada bueno se podía esperar de semejantes tratos para esíos países, sobre fodo para Nicara– gua desangrada en su largo viacrucis contra el filibustero No tenía excusa Marlínez para com– prometer al país en una nueva guerra, que pu– diera serle fafal, como esfuvo a punto de serlo, al venir Jerez, con tropas salvadoreñas, a poner on aprie±os a su imprudente Gobierno
En la celebración de este trafado, indudable·
mente, no se procedió, por parie de Marlínez, con foda la decencia que le correspondía, lo que dió motivo al mal juicio de que se hizo eco Gá–
mez, por la precipifacián con que procedi6, pues apenas se retiraron los comisionados \mionistss, que se despiden del Gobierno de Guatemala el 6 da Septiembre empiezan las nuevas pláticas con Samayoa, con espíritu contralÍo en todo sen-
!ido al ideal da Chamorro y Jerez, pacto que en
lugar de acallar recelos los provocaba más pode. rosos en el vecino, alannado fan justamente, que se preparó para lo peor. la guerra que amena· zaba i,nminente dOué justificación había para esfe hatado, cuando ni siquiera había tiempo de que hubieran regresado los comisionados de Guafemala, y pudieran explicar al Gobierno lo concerniente al caso, dándol~ cuenta del espírilu separatista del Presidente Carrer~'? No la alcan· zamos.
y de su celebradón inconsuUa, por lo extelll· poránea y precipitada, sólo males le vinieron a Nicaragua, agregados a la mala fama de doblez de uno de nuestros grandes gobernanfes, prócer de la Guerra Nacional, como no se puede negar del Presidente Gral don Tomás Marfínez.
El 4 de Septiembre, el Gobierno de Nicara– gua hacía anfe el Gobierno de Guafémala, la si– guiente declaración oficial. según consfa en el acfa de las conferencias unionistas
"El Gobierno de Nicaragua íntimamente pe–
netrado de ser la reorganización nacional la pri–
mera necesidad y el destino natur~ de este país, se propone promoverla constantemente con fo~
das las naciones de Centro América, y :realizarla sin demora en concurrencia de Nicaragua con aquellas que desde luego participen de iguales convicciones, y que lanto en la forma actual de aquella república, como verificada que fuese la fusi6n parcial de dos o más, su propósilo es el de' que se cultiven con las restontes aquellas
3!nisJosa,5 V sinceras relaciones propias ete guar–
darse entre pueblos que 01 Getbiento de Nicara– gua considera ian homogéneos en sus inlereses lodos y en su suerAe, COlno lo ,acredita el pl'Ogra– ma de unión nacional, de cuya realización se ocupa aclualmenle.
Este propósito, que d9 intento hemos subra– yado, faltó del iodo en el Tratado público de amistad y mutuo reconocimiento, que celebró Nicaragua con Guatemala a raiz de su rechazo, COlno proponente del programa de unión nacio– nal, por parle del segundo, iratado que, acompll.– ñado o no de cláusulas secretas. como se recela– ba con razón, tenía además el grave y funda· mental defecto de aparecer hostil a uno de los Gobiernos Centroamericanos, El Salvador, del que Nicaragua no tenía por entonces, ni ha fenido nunca que sepamos, motivo suficiente para jus– tificar su rompimienfo de relaciones, implicado en el con venia
Por el contrario, Nicaragua tenía motivos de grafi1ud, no sólo con Guatemala, sino fambién con El Salvador, por su preciosa contribución de sangre, en la victoria confra el Filibusfero, y su debel, por esas circunslancias, no era solo ofre– cer, como 10 hacía con alto espíritu político, la Unión Nacional, por boca de Jerez y Chaznorro, voceros entonces de Nicaragua agradecida, sino, ya que la Unión se hacía imposible, al menos, sus buenos oficios de mediador, para lograr la concordia de los dos jefes centroamericanos, a punto de "romperse las cabezas". como se ex– presaba gráficamente el de El Salvador, deber que no quiso cumplir Marunez en Jan bella opor– tunidad, tomando más bien partido por Guate– mala, contra los claros iniereses vitales de Nica– ragua, que demandaban sobre fado paz y solo paz en aquella época inicial de la reconstruc– ción patria
Y, ¿qué podía resultar de semejante polí:tiéa, sino la guerra'? Marfínez desperdició. ieniéndo·
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