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kYera, a punío ya de tOll1.perSe las utlbezes, CBYt\O

se lo dice en la. misnla carfa a Jerez y Chamarra el mismo Barrios: "Ya estoy viendo que no es re1'(1010 que nos rompamos las cabezas Can Ca~

llera"

Pal a comprender la siiuación de Martínez, en ose momento tan importante para Cenh o Amé– lica, que en lugar de consolidm la unidad anhe– Jada y pIopuesfa, acabó con la guerra del 63, contra Barrios, debernos darnos cuenta del am– biente político de Nicaragua a consecuencia de la Guerra Nacional con el Filibustero, llevada a cabo con feliz suceso por el pafrioHsmo nacio_ nal y la eficaz cooperación de las demás repú– blicas hennanas de Cenlro América.

Es!e hecho, el rn.ás trascendental de nuestra historia, creó en Nicaragua un profundo senti– miento unionista, labrado por el hondo conven– cimiento de que si Nicaragua hubiera formado pade integrante de la Nacionalidad Centroame– ricana, el filibustero Walker no se habría atrevi– do a hollar el territorio nicaragüense, defendido por la incontrastable fuerza de la Unión Uná~

nime sentimiento que se cristalizó, sublimado por el ideal común, en la sincera y leal unión de loS' dos caudillos de la diversa opinión nicaragüen– se, héroes ambos de la Guerra Nacional, el Ge– nelal Fernando Chamorro, exponente del con– serVa±iSITlO y por añadidura, hermano y heredero de don Fruto Chamarra, jefe del padido, y que había sido hasta Presidente de la Confederación Centroamericana, en su último esfuerzo positivo de realización histórica, con sede en San Vicente en 1844 y 45

A ese ambiente unionisia que se formó es– pon±áneamen±e en Nicaragua, como conSecuen– cia inmediata de la Guerra Nacional, se debe el que Marfínez, eledo Presidente, después de su

Gobierno binario con Jerez de compañero, haya lanzado su memorable Manifiesto Unionista, del

10 de Abril de 1858, invitando a fados los Go– biernos de Centro América a formar la gran Na– cionalidad, documento que empieza reconocien– do, COlTIO causa de los atentados contra la sobe– ranía de esos países, la debilidad de su división

"Nuestra gran familia, dice, dividida en cin– co nacionalidades es la oporlunidad que se pre– senta a la codicia de aquellos que envidian la feracidad de n uesiros terrenos y la posición topo– gráfica de nuestro precioso istmo La di– visión hace que la iniquidad y la desgracia pa– sen tan dolorosamente sobre nosotros; hoy que se ha corrompido la moralidad, hoy que el inte_ lés aislado, puro y neto de un pueblo, se con– vierte en razón de Estado, y que el número eS tenido como un derecho, y la espada como un lítulo"

Esta demanda de unión, lanzada por Marlí– nez al inaugurar su primer período constitucio– nal, no era sólo la opinión personal del Presi– dente sino más bien .ll.a 1102: 'uj,lálldlir.J.e «le illic:af(a..

gua, amaestrada dolorosamente por la trágica experiencia de sus divisiones internas y de su segregación del franco de unidad nacional de Centro Alnérica; pero la voz, por verídica y opor– tuna, no tuvo repercusión prádica, y fue como clamor lanzado al desiado de la conciencia unio– nista del Isfm.o.

No se con±enfó Marlínez con manifestar su unionismo en el documento citado Hizo algo más A fines de Marzo envió a don Pedro Zele– dón con plenos poderes a proponer al Gobierno de Honrituas un pacto de unión que no dio resul-

fado. B~fa, y el fiatwo de BU pX'il11.er lla1:Y\8.il1.iel1io

a la unidad, sin contal las labores adlninish ati_ vas de reconstrucción nacional sin ayuda de na_ die, con solo los recursos y aislados esfuerzos del país, contribuyó enormemente a enfriar el unio~

nismo de Madínez. No sería extraño que hasla haya desaparecido del todo en el fondo Por lo menos, arraigó en su alma el desengaño, con la convicción de la inul:ilidad e inoportunidad de fado esfuerzo encaminado a la realización de tan levantado ideal. POl eso, cuando Jerez le presenió el ployecio de Unión, celebrado en San Miguel con su anuencia o venia, con el

Presidente General Gerardo Barrios, Marlínez le puso toda clase de dificultades, enviándoles en consuHa a todos los prominentes de su partido, y haciéndole tales 1nodificaciones que se puede sospechar el intento ooullo de que el propio iniciador que era Barrios no las aceptase Marlínez no se atrevió, por complacencias can Jerez, a decirle un "No" rotundo, que habría he– cho aborlm la misión de .J erez y Chamarra a El Salvador y Guatmnala

Pero Marfínez se manifestó extremadamente

€1ébñi UDRa Je8'cw., y hasta llega uno a pensar q\.le

Barrios tenía razón al pintar a Marfínez con pin– cel de su penetración psicológica, como "un hom– bre sin energía"

El 20 de Junio de 1862 llegó a Managua Je– rez, según cuenta don Jerónimo Pérez en su mio– g'ffaUáa ele Mni'gii!ii~, para tratar con el Presidente un asunto grave y reservado, y en la conferencia que iuvieron le manifestó Jerez a Martínez: "El

General Barrios quiere tener conmigo una confe_ rencia en La Unión sobre Nacionalidad, deseo saber la disposición de este Gobierno"

Mariínez no vió con naturalidad esta gestión Recordando que Barrios y Jerez se hallaban dis~

tanciados por haber atribuido Barrios a Jerez la denuncia de su conspiración en Nicaragua conna Campo, Presidente en 1856 de El Salvador, temió que la entrevista tuviese un fin político, pero sin l:eticencias y vacilaciones Hablóle primero Mar~

tínez de la illll.uR¡Uda@.. del propósi±o¡ porque sa~

bía, por carlas, que Barrios no admitía la Unión si no comprendiese a las cinco Repúblicas, a lo que Jerez replicó, según el mismo his±oriador

Pérez: - "Es ciedo que opinaba así, pela hoy,

estrechado por las circunstancias, y con. i!:en:aoli'es

~le qu,e «1naRm,nula qn.iert'e' baceIl'ie Ha gue!i'ga, ien– drá que aceptar la nueva propuesta, o ser aban– donado a su suerle" "Puede ser, le replicó Mar– fínez, pero yo liilD Ui'CO que usted alcance su ob~

jeto, y le digo que puede ir, porque el asunto es tan imporlante, que nunca estará demás el Íla~

bajar por él"

Jelez le leyó entonces a Mar±ínez las bases que propondría a Barrios a las cuales le hizo Marlínez algunas enmiendas, estaiuyendo, corno condición sine qlla non, que la capital de la nueva República fuese León o Chinandega Je~

1 ez se fué a El Salvador a conferenciar sobre el punio con el General Bmrios, y regresó el 18 de

Julio con un convenio concluído con el Presi~

denie salvadoreño, pero con San Miguel por ca~

pifal del Gobierno ProvisolÍo. Marlínez rechazó el convenio, por esa base inacepiable y se con~

vino (Wéase esie cOllRvenio eli! apé!luUue) que el

mismo Jerez volviese a El Salvador a explicarle a Barrios los motivos del rechazo, para que no creyese que había sido víctima de un juego, aun– que según fodas las apariencias ]0 había sido

Eso no obstante, Jerez no se dio pOl vencido,

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