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dado a su patria y el más conocido en las

r~ nias y los cenáculos mundanos y litera– <;,)a s

y no puede ni debe ser llamado de no· . T- SI 1 otro mod.o :"no onho a alzadr, qlue es, e nom-bre preshgloso que ": ca za o as ,,:!:as suges–

±" aS y atrayentes cancaturas. Tono Salazar lV un Walt Disney que no acumuló fortuna es , . 1 d' , orque se nego SIempre a a pro UCClon en

~erie. Porque quizo !'mcer de su arte algo más elevado Y excluslvo, para que hombres inteligentes y acusiosos descifren el sentido intimo de sus dibujos. Porque los dibujos de Toña Salazar tienen un alma que vibra y canta desde el fondo del corazón de Blanca Nieves Y los Siete Enanitos y que hace reso– nar por los desfiladeros de Hannover el ins– trumento mágico del flautista de Harnmelin. Siempre que he viajado por América he encontrado la huella del paso de Toña Sala– zar sin encontrar al personaje. Llegué a

Bu~nos Aires y me dijo Miguel Angel Astu– rias. _"Ayer se fué Toña Salazar para Eu–

ropa". Pasé por Montevideo y me dijeron en el hotel: -"Aqui estuvo Toña Salazar".

y asi me dijo en Rio de Janeiro el embaja– dor Barraza. Llegué a La Habana y me di– jeron: -"Pasó Toña Salazar". y por todas partes el nombre de Toña Salazar me perse– guia y yo perseguia la huella de Toña Sala– zar

Llegué a Washington y me encontré con Alfonso Rochac: -"Acabo de ver en Paris a Toño Salazar", me dijo. Sólo que como los años han ido pasando, ya en las cartas pri– vadas -no en las caricaturas y dibujos- no

se firma "Toño" sino "Otoño" ...

Esta plácida mañana, mientras revientan las azalaes de los jardines de Maryland -la tierra de Maria- que son tan bellos corno fueron los que construyó la reina Semyramis en Babilonia, sin Ser flotantes, ha caido en

mis manos un ejemplar de "Diario Latino"

de San Salvador. Alli leo una página encan– tadora. Toña Salazar es recibido en la Aca_ demia de la Lengua y leyó Un trabajo origi– n?lisimo: "Exlravagancia y grandeza del dlsparate".

En un ensayo breve y profundo aquel insigne humanista que fue Alfonso Reyes -otro espiritu regocijado- afirma que cuan– do ~oño Salazar abre su caja de sorpresas empIeza a bailar el caleidoscopio.

Las palabras de Toña Salazar en su in– greso a la Academia Salvadoreña nos recuer– dan la actitud y gracia de Anatole France. Hubo en Cuba un humorista, Miguel de Mar– cos, que fue corno Toña Salazar de la pala– bra escrita y su nombre se ahogó en las nie– blas de la muerle, corno se apagan para siem– pre los que no fueron ungidos con el brillo mtemacional.

El Salvador "el pulgarcito de América" que llamara el ilustre Julio Enrique Avila, irá

,,:a~do grandes valores de renombre y pres–

h~l? En épocas remotas don Francisco Ga– vldm trabajó con Dario en el trasplante del

alejandrino francés al castellano. Ha tenido cuentistas corno Arturo Ambrogi. Espiritus selectos y sonoros corno Miguel Angel Espino. O embrujados ya la vez luminosos corno Sa– larrué. Almas gárrulas, y cristalinas coma Claudia Lars. Y grandes poetas como Sera– fin Quiteño o Hugo Lindo. Y otros notables espiritus corno Lisandro Alfredo Suárez, Ma– nuel Aguilar Chávez, Oswaldo Escobar Vela– do .. Pero ya Toña Salazar pertenece a la

jerarquía de los valores universales, como

Gustavo Guerrero en otro ángulo.

FRANCISCO A. AGUILAR

Hablar de Toña Salazar, es hablar de éxi– los indiscutibles: para él y para la patria. Aún más: para la América Hispana. Porque un hombre de la categoria intelectual, moral, espiritual y artistica de nuestro gran Salazar -"el carbonizador legitimo. . el reidor ma– yor"- corno lo catalogara Cabriela Mistral es, en cualquier parte del mundo, garantia de resultado felices en arte, diplomacia y cuHura.

Pues bien, tan eximio compatriota está en estos momentos atareado en prepararse para emprender viaje hacia la Europa de sus éxitos. Pero esta vez no irá corno artista del gesto esquemático a Paris, sino a la Ciudad Eterna como Embajador de nuestra patria. JQué acertado ha andado nuestro Gobierno al efectuar tal nombramientol Porque quie– re la suerte que Toña Salazar no sólo es di– plomático e intelectual de altura, sino artista consagrado por quien Europa y América han expresado en muchas ocasiones, justa admi– ración y aplauso. En tal virtud nuestro Em– bajador lleva la sensibilidad de una diplo– macia europea, es decir estará acorde con las exigencias del ambiente de la Ciudad Eterna y su presencia dirá del nivel cultural salva– doreño.

¡Oh, si don Arturo Ambrogi pudiera sa– ber de los actuales éxitos de aquel "mucha– chito pechilo, de grandes ojos vivaces y pes– tañas co10chas" de 1915, a quien ellurninoso cuentista empujara cuando Toña Salazar va– cilaba en nuestro ambiente, sin estimulo, sin comprensión y casi sin esperanzaJ Relata don Arturo: "La cosa tardaba. Toña estaba nervioso, impaciente. Desalentado, un dia le dije: -Hay que irse. -y cómo? -Pues, hombre: corno haya lugar. A nado si es po– sible".

Lo demás ya Se sabe. Toña Salazar par– tió hacia Europa y su diletantismo se saturó de fina euritmia francesa, elevando asi su psiquis a posiciones dignas de su capacidad

creadora.

"La caricatura -se ha dicho- es una radiografia de las almas. Todo aparece alli descarnado, escueto, en esquema. Sequita lo postizo para dejar lo que en realidad. es". Y ante esa evidencia puesta en acción por

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