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"Lo que Toño Salazar llama literatura es, en realidad, imaginación y poesía. Hay que verlo trabajar para darse cuenta de todo ]0
que tiene de lírica su labor. En vez de to–
rnar apuntes con el lápiz, como sus compañe– ros de oficio, cierra los ojos después de haber observado a su modelo, y busca dentro de su mente exaltada por las combinaciones de los
signos expresivos, una imagen ideal, en la
que quepan juntas el alma y la carne de
quien lo inspira. Al principio de su carrera,
había en él un decorador algo teatral, que,
en muchas ocasiones, robaba fuerza al psicó–
logo. "Sus hombres y sus m.ujeres -dice Ventura García Calderón- son primero ar–
lnonías de colores, que el pirotécnico se di–
vierie en trazar en un paisaje selecio". Hoy
ya el colorista parece haber renunciado a sus
fantasías. El que lo reem.plaza es una espe–
cie ele novelista que, escribiendo con lápices
caprichosos, lraza una imagen rara, en la que
el ser caricaturizado parece referirnos al oído los secretos burlescos o dolorosos de su áni– m.o con un estilo que recuerda el de los per– sonajes del Sueño de una noche de verano o de La Tem.pestad. Porque este poeta es shakesperiano. Es shakesperiano com.o Char– lot Cuando ríe, nadie sabe si síe o llora, ni si llora sus propias alegrías o se ríe de sus propios entusiasmos. Un detalle, un trozo, bastarían a convertir en héroes a sus fanto– ches. En él palpita algo de la dulce misan– tropía de Próspero, que confunde en la mis– m.a apoteósis a Miranda y a Calibán, y que mezcla el penacho con el gorro de dormir. Es, en suma, el más inquietante, el.m.ás sutil, el r<'_ás complicado de los humoristas de nues– ira época. Y puesto que sus aficiones lo han llevado a pintar a sus contemporáneos con rasgos grotescos, hay que donsagrarlo corno
el ro ás extraordinario de los caricaturistas
actuales" .
"Toda América admira en Toño a uno
de los humoristas mejor dolados y de los vir– tuosos de la línea más completos de las últi–
mas generaciones . Su am.or a la liber±aLl
y a la democracia, no le consintieron fregua
El su prodigioso lápiz. El nazifalangisn,o en
cualesquiera de sus ITlanifes±aciones, abierlaz
o emboscadas, llevaba J a m.arca de su ironía gráfica, de su tatuaje a punta de ingenio, de
su fantasía incisiva y desconcertante. A ma–
yor abundamiento, la mordacidad del gran
dibujante político, se complernen±ó con la in–
tención no menos dem.oledora de sus leyen– das "pum. en el ojo". Arrastró a los caverní– colas a la picota de sus caricaturas y su lápiz trotamundos interpretó dentro de un pelSO– nalísim.o estilo, la visión que Valle Inclán
desenvuelve en "Tirano Banderas".
TRIGUEROS DE LEON
"La nota perm.anente es la finura, la pe– netración psicológica, la alada gracia que en– contram.os en todos los dibujos de Toño, ya sea una ilustración de Alí Babá o de la Isla
del Tesoro, de Síevenson, o las caricaturas
que aparecen en la Antología Apócrifa, de Conrado Nalé Roxlo, o los viejos carlones que
hizo nuestro caricaturista, hace muchos años,
en París, en donde figuraba un Mauricio
Maeterlinck de sorprendida mirada, o los más viejos dibujos, aquéllos que expuso en San Salvador, cuando el artista era un ado– lescente.
Entrar en el m.undo del caricaturista sal–
vadoreño es caminar en un universo de fan–
tasmas. Esios dan vuelta en torno, pirue– tean, saltan en el aire sobre invisibles cuer–
das, caen de pronto en gesto clownesco y de– rram.an una lágrim.a o hacen brotar un cla– vel P01" arte de magia.
Lo caricaturesco tiene una raíz de ver–
dad, de trasfondo insospechado, de descubri–
miento, corno sucede siempre con todo hu–
mor auténtico, sea a lo Bernard Shaw o a lo Charles Chaplin. Hay amargura, m.elanco– lía, fatiga, desaliento, y hay tam.bién fugaz
alegría, ensueño, ilusión pasajera, vale decir la vida misma, cambiante, eterna, fan±asma– górica".
JUAN A. A YALA
"A Toño Salazar le ha sido concedido el máxim.o don: "las gafas del diablo". Y, de vez en cuando, nos las deja para satisfacer nuestro capricho. Ver nosotros por las "ga– fas del diablo" es hacernos por unos momen– tos Toño Salazar. Aunque esos lentes mara– villosos sean m.uy viejos, más vieja es toda– vía la "danza macabra". Pues eso es, preci– sam.ente, lo que nos hacen Ver las gafas de Toño Salazar. Volver del revés a las perso– nas o verlas a través de su carne y contem– plar el esqueleto y la interna estruciura de las personas serias y sensatas que tornaron
-grave equivocación- la vida en serio. Si
Tols.toi creía que era un enviado o un nuevo
Mesías, Toño Salazar nos convence de una
vez de que era un maniático evangélico. Y
si D'Annunzio se creyó un Adonis mitológico y aventurero, Toño le pone en su sitio: en la
p~co~a de un fusle roñoso y envejecido. Y a Klphng en un elefante de papel, COlno casti–
go ?e sus cacerías imaginarias y de sus exé–
ges15 del lenguaje de los animales. Hizo filo– logía animal en serio y Toño le castigó: ¡en un elefante de papel!.
JOSE R. CllS'I'RO
Posiblem.ente Toño Salazar sea el salva– doreño que -com.o Gustavo Guerrero en otro aspeclo- más renombre internacional le ha-
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