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« Previous Page Table of Contents Next Page »cular al Cuerpo Diplomático. coniestada por el
señor Figueroa el 8 da Abril, deplorando tal dis~
posición y sus consecuencias, estaba concluída su Misión conciliadora. Así fue que ellO de Abril se despide solemnemenie, en audiencia pú– blica en que se cruzaron ¿iSOUlBOS, del Gobierno de El Salvadol, como consecuencia de aquella comunicación Es de notarse la actifud, verda~
derarnelúe acre de Barrios en esa despedida, en que no disimula sus sentimientos sobre la mi–
sión. Vale la pena reproducir sus palabras, que pecan de fal franqueza que a duras penas se
p~eden foloear baJO el palio de la diplomacia. DIcen aS1:
"Ha lranscurrido más de un mes, y no ha· béis comunicado si el Gobierno de Guatemala ha escuchado el buen deseo del vuestro, prestándose
a algún arreglo pacífico. o negándose a él, no obstante que debe consideraros en relaciones con vuestro colega, y no puedo menos de manifesta– ros lo sorprendente que me ha sido vuesiro si– lencio a este respedo. V que hayáis dispuesto re– gresar, sin llenar \Ula obligación, no solo con es–
te gobierno, sino también con fado el país, de declarar francarnenle, si Guatemala se presta a
la paz o quiere la continuación de una guerra
inícua V sin causa, condenada por el rnundo ci– vilizado. Una declaración semejanfe, influiría, mucho en la opinión pública, favoreciendo la justicia y poniendo en evidencia el carácfer de
esa guerra hija del barbarismo Por lo contrario, vuesfra alocución de despedida la encuenrro os~
cura y diminuta en los hechos, pues fundáis vues– tra refirada en la adifud que últimamente ha tomado este Gobierno contra Guatemala, cuando vos sabéis, por haber estado entre nosotros, que
si he prescindido de mis ardientes deseos por la
paz, ha sido por las agresiones vandálicas de las tropas de Guatemala sobre los pueblos de las fronteras. Ignoráis acaso los escandalosos crí_ menes que ha cometido el Corregidor de Jutiapa Coronel Navas, en la ciudad de Ahuachapan, Chalchuapa y valles de Sacamil y Santiago? El asesínafo sobre genies indefensas, el robo y el incendio, no son los trofeos de la actualidad, que conquistan las annas vencidas y deshonradas de Guatemala'? Y cuál será, señor Ministro, el Go– bierno de la tierra, que pudiera echar un velo a esas depredacione3 y manienerse en una adüud pacífica, sin reculrir a los medios de represión de un vandalismo que se asienta en deshonor de todo Centro América? Sommo esta cuesfión a
vuestra propia conciencia y con esa leaUad qua debe caracferizar al representante de un Gobier– no ilustrado, como el vuestro, espero le informa– réis de que el Jefe de El Salvador, ha estado ani– mado de los más sinceros sentimientos en favor de la paz con Guatemala, y huena inteligencia con las demás secciones ceniro-americanas, pe– ro que se le esirecha y compele, sin consuliar los iniereses del país en general, y la justicia, a defender a la República de injustos enem.igos, y
manfener sus derechos sacrosantos espada en mano, cualesquiera que puedan ser los resUlta– dos, cuya responsabilidad llevarán aquellos que obstinados, no han consuUado la razón y son guiados solamente por el vil designio de hacer
p19valecer en Centro América las idees retrógra– das que rechaza el siglo y la civilización, man– teniendo el embrutecimiento de pueblos para do~
minarlos, esquihnarlos y perpetuarse en los des– tinos, como si fueran sus propiedad exclusiva ..
¿Qué cara pondría el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Costa Rica, señor don Eusebio Figueroa, al oír al Presidente Ba– rrios recrhninarlo de ese modo en su discurso de despedida, al retirarse sin habar dado una sola plumada en el senfido de su noble misión'? Francamente no quisiéramos nunc.a vernos en una situación semejante, sobre todo acusándo– nos la propia conclencia de que el Presidente acusador tenía la razón.
En realidad este episodio, en la hisioria di– plornática de Costa Rica, no es muy honroso que digamos, sobra todo después de descubierto el doble papel jugado por su gobierno en esa oca– sión, apoyando, confonne sus propios sentimien– tos, al Gobierno de Carrera para que se lanzara sin tardanza a la guerra contra El Salvador, y
enviando al Faís enemigo una misión de paz y
conciliación flngida. que en el tiempo de su ejer– cicio no hace más que aznenazar al Gobierno con el apoyo m.oral de Cosia Rica a Nicaragua, si Ba_
rrios le lanza la revolución a Marlínez, capüa– neada por Jerez Merecía tan doble diploma– cia, el !rafa que le propinó la rudeza de Barrios, acusadora y quemante.
Al llegar aquí, completada nuesit a introduc~
ción a 163 carias de Barrios a Jerez y Chamarra, sólos nos faIfa hacer algunas consideraciones perfinenies $obra el significado da las guerras centroamericanas, especificadas én esla que con– sideramos, fuera de la guerra nacional de Nica~
ragua contra Walker, una de las más trascenden– tes en Centro América, en que cae víciima de una gran injusticia, al golpe de los prejuicios existentes _ contra su persona, imbuida en los ideales de Morazán y Jerez, y con la cara descu– hieda a los nuevos aires de liberlad que empe– zaban enionces a soplar en nuesiro suelo, endu– recido por una autocracia conservadora que no podía ser durable, corno en efecio no lo fue, per– diendo en un día toda la labor efectuada en seis lustros. Lástima que la historia no sea una cien– cia experimental, y que nunca podamos saber lo que hubiele sido de Centro América si Barrios, en lugar de ser vencido por Carrera, hubiera do– minado a Guatemala, abriendo oiros derroteros
a la políiica centroamericana Se habría ganado o habría perdido ferreno el bien patrio? Es este un punto, que no es posible satisfacerlo con una resolución cumplida Cada uno es libre de pen– sar en lo que le parece más confonne con su propia filosofía de la historia. Nosotros, por nuestra parle, nos sentimos inclinados a ~ensar
que si Carrera hubiera perdido la partIda en
1863, no habría sobrevenido la revolución guate– malteca del 71, que hizo tabla rasa con lo bueno y lo malo de aquella situación poU.tico~social, y
eso habría sido indudablemente una ganancia
para Ceniro Amél ica y para la misma tierra del Ouetzal.
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SIGNIFICACION DE LAS GUERRAS CENTROAMERICANAS
Barrios, al buscar la Unión Centroamericana, en amor a la paz y al bienesfar general del ¡shno
I
creía que consolidaría al mismo fiempo los silla~
res de su Gobierno, inestables bajo el régimen
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