Page 104 - lista_historica_magistrados

llucidad unionis!a de Jerez, a quien annó y en~

vió con tropas bien equipadas a invadir a Nica_ ragua, no sí~ declararle previamente la guerra, a usanza anhgua.

El fl acaso de Jerez mal có el cambio de la suede de B~rrios. que {alió a ~u pI oposito de capíUl ar Callnto, mlenfras los nlcaraguenses se apode! aron de Am~pala Mienira~ fa~:to C~rrera

ce rehacía en Juhapa, y en Junlo Invad16 de

~uevo El El Salvudor. con éxilQ co:znpleto. Barrios fue del rotado, en su lugar colocóse al Presidente

Dueñas. hechulB de Carrer~ En 1865, pasando Barrios por Nicaragua, obhgado po:r un nauÍln– gio, fue c:aptulado. por Marlínez y enfregado ~l

Dueñas. que lo fusl.1o el 29 de Agosio de ese fah– dico año Ni la enb eg8, ni _el fusilamiento, hon~

ran a los Gohel nanies que ejecufaron estos actos que la his10ria nacional lamenta y condena, co_

n1.O deshonrosos para Ceniro America

Se puede, pues, hasta cierto PWlto, cOllside·

1m fatídica y trágica para el Presidente salvado· leño el General GelBldo Barrios. su amistad con

el G~neral MáxiI\1.o Jerez. que creó y empeoló. se puedo decir, las antipa1ias existentes enhe él

y Marfíuez. c1Cómo trabaron tan fatal amistad?

La pron"lovi6 tan sólo su muJuo ideal de Unión

Cen!loamericana? Espontaáneamenie se puede deducir de las cartas que hoy damos a luz, que el General Barrios simpatizaba más con el Gene– ral Fernando Chamarra que con Jerez, quien re·

glesó a Nicaragua, inspirado acaso por Barrios, después de su misión conjunta a Guaiemala, enal bolando la calldidah.u a de su compañero de rnisión y fracasó, para conir~rrestar la reelecci6n de Mariínez, que había tornado basianfe auge en Occidente POl esa circunstancia, don Cleto Mayorga le puso el luole a Jerez de ffiUiUISíl ca..

hallo:,; según cuenta Jelónüno Pérez, y le declicó

Gsios versos para despresiigia:r1o en su propio pueblo, desperlando el localismo, cuando lleg6 con la candidatura de su am.igo el Gral. Chamo– no, Oriental:

"'trino el IbnnnsacabaUos

y el día que .11150 un (:0[(1'0

1bil8.USÓ lJaI3 Cllall1oi'i'o

Negros, i'e2illl!:os y bayos.

liNo tiene Inier¡:10 a los i'ayos

Que luboina el OccitlenRe: Mañana van I»ara el Orlenle

11 besar la cruel cOYIUlda

Con que ha tle dades la Aluula

Su fl18IU'6 Pl'esideJJie"..

Sólo la influencia de Barrios en el ánimo de

Jet ez explica su actitud a favor de Oriente, en un campo tan hostil COrrlO el que indican de manera tan clara los cifados versos localistas La candi_

datura de Chan1.orro no prosperó, con fodo y el apoyo de Jerez. y el parlido anfirreeleccionista designó a don .José Joaquín Quadra, hombre ci– vil e independiente y de carácter integél rimo. que ni siquiera aspiraba a la Presidencia a la que veía con la más completa indiferencia. hasta de– sear rehuir sus lesponsabilidades, cuya candida– iura plobablemente no fue del agrado da Jelaz,

puaR, desahuciado por la opinión pública de su

pueblo y sin p:iio que iocar en las ya inminentes

e~ecciones presidenciales con Mariínez entre los cal1didaios, optó por irse a El Salvador a ponerse

al servicio de Barrios, a quien sirvió con valor y

pericia militar, en la guerra confra Guatemala,

en su primera etapa favOlable a las armas salva~

doreñs Con esta ac:l:itud, que le va] ió el cogno~

l"nento del H.eón del KsrtlHrlo, se granjeó la voluntad de Barrios, que, pala vengarse de Martínez, lo envió a fracasar a San Felipe, equivocación que cambió su suerte y la historia de Centro América.

BARRIOS Y NICARAGUA

Las cadas del Capiián Genelal don Gelaldo Barrioa, objefo de nuestro COluental io, nos mues~

han en su autor un vivo interés por las cosas de Nicaragua, de tal modo que parece inexplicable en. un Gobernante salvadoreño Nicaragua, pOl :tradición y tendencias, se ha creído más bien ligado en sus vitales intereses polilicos a Guate– mala, y Mariínez, 0.1 aliarse con Carrera no hacía más que seguir las corrientes :tradicionales o ie~

niclas po! iales en ambos países Barrios nos parece, pues, una excepción honlosa de esa re~

gla, tanto más cuanto que se inclinaba. como ya

lo vimos, hacia el lado del partido granadino o

a~timartinista, del que ideológicamente se lo po·

dla considerar hasta cierto punio disianciado Carrera mismo se lo hizo notal al General Cha–

mor~o, como ya lo vimos ¿De dónde le vino a

BarrIOS este amor por Nicaragua'?

No vacilamos en la contestación. De la Gue·

na Nacional, que trajo a Barrios a Nicaragua. al maudo de fuerzas salvadoreñas. aun cuando no

~~~o ocasión de lanzarlas al combate contra el dJ., Jbustero. Un glave problema polUico concluí-

a la G\.lerra Nacional, Se plan:teó en Nicara9ua a la sazón Era el de darse un Gobierno ecuani–

me qUe restañase las heridas de la guerra, re–

(:0pS1: ruy ese la vida polHies de la nación y con,

~o ldase la paz y el orden de la repú,blica. El Gellf)ral Barrios se h~bía quedado en Leól1 con

sus fuerzas, y desde allí. a impulsos fal vez de un. espíritu avasallador y dominante. quiso inier~

venir directamente en la reorganización del país, coniribuyendo con su influencia a la formación del Gobierno de Nicmagua, post-bélico. ¿Qué idea llevaba Barrios. al valerse de su posición paI a ese fin tan delicado y difícil? Se le ha acusado de haber reglesado a El Salvador con

sus tropas, para derrocar al Presidente don Ra–

fael Campo y en ese caso pudiera suceder que desoaba dejar establecido en Nicaragua un pre– sidenie amigo, con quien pudiera contar, para el desarrollo de sus plane9 políticos en El Salvador Esta es una simple conjetura, en que no puede fundat'se naturalmente una censura) pero si fue ese su pensamiento, no lo pudo llevar a cabo, porque denunciado de su intento, o descubielÍo pOl Bellosa, oh o de los jefes de la expedición salvadoreña contra Walker. tuvo que salir para

El Salvador y rendir el sable a Campo. sin haber podido desarrollar su vasto plan de predominla político

Pel-o su regleso a El Salvador fue despuós de haber hecho reUrlir en León una Junta de Nota_ bles, citados a su presencia por circular del 6 de Mayo de 1857, n fin de convenir en la pelsona que debía gobernar la República constiiucional–

mel1i~. Marlínez se negó a concurrir, detalle que puede explica! la aversión d~ EJan-iqs por el me-