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rales de la época pertenecen a la secrefa

fraternidad.

"Con1.o lodo lo m.is±erioso, el secreto masónico tiene para él un airactivo insi– nuan±e. No duda que iras los que los sen– fidos perciben hay algo que como sirena lo atrae y corno fanÍa s:rna 10 aterroriza". La permanencia de Darío en el Ins±i±u:to ±en.ía que haber sido en J.os primeros me– ses del año de 1881, contados desde I\1ar– zo en que se inauguró ha.sta Agos±o, en que le fue cancelado el con±ra±o, al profe– sor Leonard, con quien intima.ba Daría. Sus estudios fueron indudablemente en la primaria del Colegio, pues en el año de

1881, Daría apenas contaba con 14 años de edad.

El propio Rubén Daría en su Vida es–

crita por él mism.o, nos hace el siguiente relato, sobre su pennanenciaen el Ins±i– ±u±o de Occidente:

"En Managua conocí a un historiador ilustre de Guatemala, el docior Lorenzo Mon±úfar, quien me cobró mucho cariño; al célebre orador cubano Antonio. Zam.–

brana, que fue para Ul.í in±elec±ual:tn.en±e paternal, y al dociar José Leonard y Ber– ±hole±, que fue después m.i profesor en el Insfituto leonés de Occidenfe y que tuvo una vida novelesca y curiosa. Era pola– co de origen; habí.a sido ayudante del ge– nerall{ruck en la úl±in1.R insurrección; ha– bía pasado a Alem.ania, a Francia, a Es–

paña. En Madrid a.prendió maravillosa– mente el español, se mezcló en política, fue ínfirn.o de los prohombres de la repú– blica y de hombres ele letras, escritores y poetas, entre ellos don Ventura Ruiz de Aguilera, que habla de él en uno de sus libros, y don An±onio de Trueba. Llegó a tal la simpatía que tuvieron por él sus an1.igos españoles, que logró ser Leonard hasÍa redactor de la "Gaceta de Madrid".

Su salida del Insii±u±o.

"In±erno en el Ins±itu±o de Occidente

por bondad del tío polí:l:ico don Pedro Al– varado, dictaba versos a sus cOlTlpañeros.

"Salido del Ins±i±uto por una r~yer:i:a

con un hijo de su profec-tor, siguió hacien– do versos. Su salida del colegio le dio una honda pena.

"Fue a la mesa a la hora del al1nueT– zo y se le notificó que estaba. retirado. Quedóse frisie en el establecimierlio y con las prhneras sombras llegó a su casa. Al–

gún día rem.emorará esta impresión en es– te verso: Yo supe de dolor desde m.i in– fancia. Pero para la distribución de pre– mios eIl el mismo colegio, le fue a fraer don Buenavenfura Selva, lo llevó a la fies–

ta y en ella improvisó brillantemente".

(N¿;lcirnien±o y Prhnera Infancia de

Rubén Daría - Juan de Dios Vanegas).

El Colegio modelo del Instityh~ de

Occidente.

, 'lv1:arcada oposición había en las es– feró. ~ oficiales del Gobierno, en la época de que nos venimos ocupando, al estable– cimiento en la República de Colegios don– de se i:rnpar±iese educación netamente ca– ±ólica; por lo confrario fue manifiesto el e:rnpeño de que la enseñanza Se impartie– se por profesores de criferio alTI plio en consonancia con el espíritu del siglo.

"El Colegio de Granada vino a: corres– ponder . a esas aspiraciones. Fue funda– do por los padres de familia con el apoyo del Gobierno.. En el ofoño de 1873 llega– ron a España don Pedro Joaquín Chama– rra y don José Pasos, secretario de la lega-: ción de Nicaragua en Londres, contrata.– ron, por comisión de los padres de fami– lia de .Granada, a cinco profesores para la fundación de un ceniro de enseñanza. El 23 de· Diciembre de ese mismo año lle– garon éstos a Granada y abrieron el cole– gio el 19 de enero del siguiente año, bajo la dirección del jefe de ellos llamado don José María Villafañe. Uno de los ·prófe– sores recién llegados fue el sacerdote es– pañol don Pedro Sáenz LIaría, que to:rnó a su cargo las cátedras de Hisforia, Reli– gión, y Moral. Habiéndose separado de su cargo el señor Villafañe, 10 reemplazó el 1 9 de Mayo de 1874 el Pbro. Sáenz Lia– ría, puesto que ocupó hasfa su falleci– miento verificado el 19 de enero de, 1878.

"Poco anies de su muerte, un acon±e...; cim.ien±o vino a concenfrar en él la afen– ción general y hacerlo objefo de manifes– taciones populares.

"Dicho sacerdote era también cape–

llán del Hospital a cargo de las Herm.anas de la Caridad de San Vicente de Paúl. El año de 1877 el P. Theilloux, visitador de estas religiosas, quiso remover el P. Sáenz del cargo de capellán por razón de su li– beralismo; COlTIO encontrara oposición de parte de los amigos del sacerdote, consin– tió ei1. que confinuase con tal de que se sometiese a tres condiciones: 1 9 , suscribir el Syllabus y la pastoral recienfemente da–

da por el Sr. Obispo sobre la libertad de cu1±os; 2 9 , protestar públicamente contra la voz que corría lT1.UY válida, de que él hubiese fenido parie en los artículos en favor de la libertad de cultos que había publicado ' 'El Porvenir"; y 3 9 , retirar su firrrta de colaborador de ' 'El Canal de Ni– caragua"

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cama de periódico a iodas lu– ces irreligioso e impío".

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'El P. Sáenz optó por retirarse dél carga de capellán con gran d~sgus±o de

los amigos de éste y de la J unía de Cari– dad que aiendia al Hospital.

"El 11 de. Marzo de 1877 el P. Sáenz

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