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secundaron SU obra, en esio procedieron correctamente, curnpli~ndo con la misión de ±odo sacerdoie católico. Usaron tam.. bién de su derecho los padres comba±ien–

do en la predicación las nuevas doctrinas que se querí~n propagar, ±?~o e::do en– trando en la orbl±a de su mInIsterIO y su deber de iluminar a los fieles.

Poco fiempo después de estos aconte– cirnientos,en un Mensaje especial al Con– greso, el Presidente Zavala lanzó cargos contra los .Jesuitas. Ese Mensaje lo tene– mos ya d.ado a conocer en el trabajo "Los Jesuitas en León". .

"Ella de Julio de 18a2 los padres d~

familia de León contesiaron a una inter– pelación del Gbno., dicen: "El Mensaje los acusa (a los jesuitas) de influencia so– bre los padres de familia y de haber in– fundido ternores sobre tendencia y el re– su1±ado del Instituto. Sea en hora buena. ¿Fueron solos? No: el clero secular y los mismos profesores trabajaron (aunque con diferente espíritu), en el mismo sen– tidd, co:m.o. consta del documento y es no– torio ~n Nicaragua. Y ¿es un crim.en? No:: si hubieran hecho algo m.ás positivo hubieran cumplido con su deber: se con– tentarón hader lo merios posiblé, auXilian– do al clero, que canto era natural, tornara la pa.rie más activa de aquel negocio.

"La gratuita afirmación de que este asunio :tuviese un carácter político, la nie– ga el P. Cardella en su caria al "Daily Examiner" escrita el 18 de Julio de 1881, en San Francisco de California. No pasó de ser una mera calumnia el que los je– suitas tratasen de prom.over un movimien– to re'Volucibnario para derribar a Zavala

y poner en su lugar

Él don Pedro Ballada– res".

(PAZ y BIEN - Hev. de la T.O. fran– ciscana) .

Golpe de Huracán.

Tal puede concebirse el efecto que causó en el naciente Insti±uto de Occiden– te, el conflicfo LEONARD - OROZCO.

La misma noche de su nacimiento a la vida intelectual de León, la palabra propia qel profesor español, traído como ilustre pionero de la juventud, que ávida esperaba el conocimiento de sus alabadas enseñanzas, hizo estremecer la ortodoxia cristiana: y, entró en el templo de la fe re– ligiosa corno hirviente lava con ~rnpetu

destructor.

" Pero, el Honorable Canónigo don Apolonio' Orozco, "es el león del día".

"Este exaltado Sacerdote leonés no es un desponocido. Antiguo campeón del

ul±ram(¡)f.).i.~nism.o nicaragüen~e, ha roto muchas lanzas en honor de la Iglesia Ca-

±61ica, y ganado como bueno sus espue–

las en reñidísim.as confiendas teológicas. No es ni ha sido un hombre de paz este padre Orozco.· Entiende poco de "lingua placabilis" y de "verbum. dulce". El sólo sabe de garrotazos y "tente tieso". Des– carga sobre sus contradictores terribles mandobles; posee un abundante vocabu– lario de palabras fuertes, y no se para en barras para decir cuanto son cinco, allu– cero del alba. Ahora, como siempre, el padre Orozco está ocupando su puesfo de combate en la primera fila; y forzoso es confesarlo, se halla colocado en sólido te– rreno, con la que lleva una gran v~nfaja

a sus tímidos e incautos adversarios, que parados en piso muy deleznable, no sa– ben donde poner los pies"; así nos 10 des– cribe

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el gran escritor crítico de entonces, el hombre de perpetua risa y de cáusfica sátira, don Enrique Guzmán. ;

De esta manera se produce la más en– carnizada controversia; dos corrientes en– contradas con ímpetus bravíos se ponen en lucha: la del tradicionalismo y la del espíritu moderno: la arraigada con base de siglos en la conciencia de los hombres can las palabras del divino Nazareno, y, la de las ideas modernas del libre pensa– miento y liberlad de conciencia, que con– dena el SyIlabus del Papa blanco. Discur– sos y artículos de trascendentales conse– cuencias se lucieron.

Más, entre tanto, el Instituto, cátedra de la inteligencia, casi es derribado; el es– fuerzo tesonero del Direc±orio del colegio queriendo vencer y dominar el desaliento que producía en los padres de familia esa contienda, y la tremenda apatía que ha– cía nacer en los alu:rnnos el esfudio de ciencias desconocidas hasta entonces, ári– das y difíciles para la época, es vencida y casi aniquilada con el fuerte golpe del mes de Mayo, que terminó con la expul– sión de los Jesuitas, que había sembrado la intranquilidad en foda la República.

" Corno es naiural, todo se paralizó; profesores y alumnos iuvieron que reti– rarse, con ianta más razón si se considera, que se había trabajado desde la inaugu– ración del colegio, en el ánimo dé la gen– fe, para infundir desconfia~za respecto a la educación moral y religiosa que se da– ría en él" 1 Y desgraciadamente las discu– siones que de iodos modos Se desarrolla– ron, con ocasión de la fundación de este Colegio, se fueron encaminando hasta en– rolarlas con las cuestiones de los partidos políticos milifantes en la República y ha– cerlas aparecer corno una de las causas de aquella perfurbación social. u-corno nos dice el Informe del Licd. don J. Cami– lo Gu±iérrez, que más adelante reproduci– remos en no:mbre del PreSjidenfe de la

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