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el recuento esquemático que precede, digo a las preguntas de lo REVISTA CONSERVADORA, lo siguiente:
1 En la era actual, atómica y nuclear, de proyectiles intercontinentales y de naves espaciales, de pugna belicista fría o caliente entre las dos potencias rivales archisabidas, resulta inde– seable y fatídica la construcción de un canal interoceánico a través de Nicaragua; sub– sidiario o no del de Panamá.
Con la apertura del presunto canal, el poderío militar, económico, financiero y político de los Estados Unidos, gravitaría sobre NicaragLla con sus manifestaciones de fuerza y co– rrupción, abiertas o subrepticios; tornando difícil, precaria y azarosa nuestra vida indivi– dual y colectiva. Resultaría, además, fallida e irrealizable la unión salvadora de Centro América. Huelgan, pues, las~ especulaciones sobre el particular; que nos sirva de escar– miento el caso de Panamá.
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Nicaragua, tiene a cuestas con el sambenito del ominoso tratado, la obliga~ión moral, jurídica y patriótica, ineludible y premiosa, de demandar su abrogación por la vía legal; y
si fía su suerte y su destino al otorgamiento de "un nuevo tratado" con su secuela de im– ponderables, entonces tendrá que salvaguardar sus derechos e intereses supremos en forma inequívoca, prudente y segura; sin perjuicio de reservarse una participación en los ingresos netos de la vía, por mitad.
El leonino tratado de la referencia lo dictó e impuso, unilateralmente, el gobierno norte– americano, con su poderío incontrastable; y fue aceptado sumisa y servilmente por los en– treguistas criollos de la época, movidos por una ambición desalmada de poder; quienes se debatían por detentar el manejo de la cosa pública a perpetuidad, bajo la égida de la in– tervención armada extranjera. Eso de la defensa y solidaridad continentales, es intriga, ,zalema y engaño de reciente data. Lo vje jo, probado y en marcha ha sido y es el mon– roísmo como antifaz de la expansión imperialista a costa de nuestra América y de España. Mientras Nicaragua no se redima de su atraso, de su endemia separatista y de su discordia intestina; mientras no consolide su régimen republicano, democrático y representati– vo; mientras no incremente su economía, afiance la paz conjugando la autoridad con la libertad genuinas; mientras no se integre y confedere con el resto de Centro América, no estará en condiciones de defenderse de los peligros que Clgobian y amenazan a los países pequeños, débiles, convulsos y pobres; máxime en sus etapas de reajuste y de transforma– ción evolutiva o, revoluCionaria, cual serían las coetáneas con la firma de un nuevo tratado. De abrirse el cahal precqnizado, sería en interés y servicio militar y político, primordial– mente; y en tál caso, es obvio que el gobierno nortearneriCano lo controlaría exclusivamente. Resulta puédl,"de 'p~:lI·te del indefenso, atomizado y opreso pueblo nicaragüense, pretender condominio' ,"en 'el comandó y ddministr'ación del supradicho canal; mientras se debata en circunstancids tan adversas.
Con el dogal di cuello, que no otra cosa significa para Nicaragua el malhadado conve– nio, córno exigir y sacar avante el condominio canalera? Ni para imaginarlo siquiera. El gobierno nortearnericano, engreído como está por su predominio mundialista, por su imperialismo planetario, ignorarPa o rechazaría de plano, cualquier proposición contraída a poner el manejo, seguridad y defensa del canal aludido, bajo la autoridad de la Organización de Estados Americanos; no obstante de que en el expresado organismo regional, /lde hecho son los soberanos del continente y su fiat es ley en la materia a que llevan su acción", según lo tienen dicho y subrayado con los hechos históricos alusivos.
Si la guerra termonuclear se abatiera sobre el mundo, dicho canal no sería un pivote de la pretendida defensa continental; tan sólo nos convertirío en blanco seguro de las fuerzas coheteriles extracontinentales, sub-marinas y espaciates; a cuyo fragor dantesco quedarían calcinadas, escombreadas e inmoladas de raíz, Nicaragua y el resto de Centro América, sin provecho propio o ajeno.
Breguemos sin descanso por la liberación de Nicaragua y lo federación de Centro América; yacehtes todavía en la dispersión, rutina, incultura, pobreza, iracundia despótica, persona– lismo exacerbado y anonimia nacional e internacional, secuela del separatismo empeca– tado que nos agota como muérdago letal. Difundamos la escuela por doquiera, bien dota.. da y servida; poniéndola a cubierto de Jo política sectaria de intriga y división que por acá se agita y sigue, con mengua de la Patria. Resucitar la conciencia y las energías de nues– tro pueblo, lateníes, aunque soterradas o confusas; esto nos demanda el amor patrio y el deber cívico. Suprimir o reprimir el alcoholismo difuso y profuso y, asimismo, el centra-
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