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« Previous Page Table of Contents Next Page »Por su parte, los inconvenientes creo que se reducen estrictamente a un sentido político por el roce de soberanías que pudiera darse entre nuestra patria y Estados Unidos; inconvenientes que podrían salvarse definitivamente dentro de un justo y equilibrado entendimiento entre ambos.
3 Estimo que son dos los principios fundamentales sobre los que debe basar Nicaragua toda negociación con Estados Unidos:
1) Aseguramiento pleno de la soberanía nacional.
2) Régimen, por lo menos, de igualdad en los aprovechamientos del canal.
4 Me parece que los peligros de una nueva guerra mundial son cada vez menores en la era atómica en que vivimos. Por consiguiente, no encuentro razones suficientes para dedicar el canal a fines puramente militares de defensa continental.
5 6 y 7 Lo deseable es que la posesión y administraoión del canal esté por entero en • Nicaragua; pero esto, desde luego, encontraría algunas objeciones por parte de quienes financien .Jo obra con su propio dinero. Sin embargo, Nicaragua no puede renunciar nun– ca ni a la posesión efectiva del territorio por el que se construya el canal ni a compartir, por lo menos, su administración. Esta no debe cederla a nadie. Ni siquiera a un orga– nismo internacional.
8 Queda contestada en la N9 4.
9 No encuentro ninguna observación que agregar.
LEOpo:r.;no NAVARRO B.
Director de La Noticia
Con mucho acierto ha sido discutido siempre el Tratado Chamarra Bryan, o sea aquella estructura jurídica que se quiso dar a la construcción, operación y mantenimiento de un Canal Interoceánico a través de nuestro territorio.
A la discusión jurídica se ha agregado la discusión sobre la conveniencia económica de fa vía y más aún la de fas peligros que por fa posesión de una obra de tal naturaleza como ob– jetivo estratégico se derivarían para la población en la eventualidad de un conflicto universal armado.
Repetida y constante ha sido, a la vez que acertada, la argumentación a favor de la inva– lidez total del Tratado Chamorro-Bryan y por eso mantenemos siempre aquellos argumentos que tienen su respaldo en la Constitución Política que en todo tiempo ha sancionado con la nuli– dad absoluta cualquier desprendimiento en favor de terceros y a cualquier título de los derechos soberanos territoriales de Nicaragua.
Preciosa es la oportunidad que se nos presenta a los nicaragüenses al octualizarse el de– bate del tema del Tratado Chamorro-Bryan, dada la revisionista que ha surgido en Panamá contra las cláusulas lesivas de los Tratados que rigen a su Canal.
Es tan actual el tema para los panameños como lo es para nosotros que soportamos un Tratado concluído y ratificado, como para los mexicanos y colombianos que al discutir las pro– yecciones de un posible canal en sus territorios se oponen en todas formas a las cláusulas de exclusividad y perpetuidad en los derechos que -hubiere de reconocerse a favor de terceros.
Los motivos sobran pues, para que REVISTA CONSERVADORA se haya propuesto la rea– lización de esta encuesta encaminada a conocer el sentimiento nacional en relación al Tratado yola conveniencia económica y política de la obra canalera.
Con el interés de cooperar pasamos a contestar el interesante cuestionario que se nos ha sometido, en la siguiente forma:
1 Sería absurdo negar la conveniencia de la construcción de un canal por Nicaragua. Obra de grandes alcances, el canal absorbería grandes masas de desempleados. Sería el canal una fuente riquísima de trabajo para los nicaragüenses y un estímulo constante paro el estudio profesional de ciencias físicas y matemáticas y de ciencias económicas y adminis– trativas en nuestras juventudes. Al mismo tiempo la obra incrementaría el comercio de las poblaciones asentadas en las riberas del Gran Lago y con ello el progreso material y
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