This is a SEO version of RC_1964_03_N42. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »ALEJO ¡CAZA ¡CAZA
Abogado; Miembro Directivo del Partido Liberal Independiente
Mucho les agradezco la oportunidad que me brinda REVISTA CONSERVADORA con su Encuesta, para expresar mis opiniones sobre el Tratado Chamorro Bryan.
Según el periodista Pedro J. Cuadra Ch., que actuó de Secretario de su padre D. Pedro R. Cuadra, Agente Financiero que negoció dicho Tratado, hubo más interés de parte del Gobierno de Nicaragua que de parte del Departamento de Estado y, más aún, que de parte del Senado Ameri– cano que se mostraba reticente.
El gobierno conservador de Nicaragua, entonces urgido de dinero y deseoso de- afianzar su posición política, se mostró más activo que el de los Estados Unidos que consideraba probable– mente en esa época, por su situación internacional y frente a un gobierno que todo se lo debía, que, no necesitaba de opción alguna para celebrar en el momento oportuno un tratado a su sabor y antojo, para la construcción de un canal por este país. Se daba cuenta perfecta de que vencido en una contienda militar, o dpminado en cualquier otra forma por una potencia extranjera, de nada le podrían servir los tratados celebrados con Nicaragua. Los "chifon papier" de que ha– blaba Guillermo 11.
Con la gesta de Rigoberto Cabezas que puso frente a frente a los Estados Unidos con Ingla– terra, quedó eliminada toda pretensión al respecto de la segunda, única potencia marítima enton– ces capaz de enfrentarse al Coloso del Norte. Alemania y el Japón carecían de suficientes bar– cos de guerra y estaban muy lejos para hacerlo, pues a eso equivalía el pretender siquiera construir un canal en este Continente; y por eso las gestiones con el segundo, de parte del Presidente Ze– laya, fueron una locura y precipitaron su caída.
Pero así como la situación de los Estados Unidos, con opción o sin ella era antes de absoluta seguridad para emprender la construcción de un Canal por N¡caragua, la actual es todo lo con–
trario. Cón opción ó sin ella, con tratado (bueno o malo) o sin tratado alguno, no pueden ahora construir un canal por porte alguna del Continente Americano, sin tomar en cuenta a todos los gobiernos de éste; y, s,?bre todo, a sus pueblos. Con éstos, que ya están más conscientes y des– piertos y se dan cuenta de lo que pasa en el mundo, sucede a los Estados Unidos lo que a los padres frehte a los hjjos menores que saben plantarse:
¡
No pudiendo matarlos, en ci~rtos casos tienen que transar co~ ellós y ,:,uchas veces hasta aceptar sus caprichos.
Los Estados Unido~ ya no pueden, como antes, imponer su voluntad por medio de la fuerza en ningún páís del Continente, o hacer con uno de sus gobiernos cualquier arreglo que los otros, o sus pueblos, conside.ren: oneroso, aunque sea solo para el país del gobierno que 16 acepta. Se exponen a qué surján contr:a sus Embajadas y contra los intereses de su connacionales, que aho– ra son cuantiosos, actos de violer'ida que los pueden poner en el caso de tener que desembarcar en todos sus fuerzas y He.gar a' la violencia, lo que el propio pueblo norteamericano no aprobaría y podría provocár una conflagración cuyos alcances no se pueden prever. No creo en que se emprenda la construcción de un nuevo canal en parte alguna de nuestro Continente; y a lo más que los Estados Unidos pueden llegar es a construir un nuevo juego de exclusas en Panamá. Si. están hablando de un nuevo canal por otra parte es probablemente para meter fiel mono fl a -'os panameños; pues fos mismos probTemas que ahora tienen con Panamá podrán seguramente tener en el futuro en otra parte.
Por los estudios preliminares que hay que hacer y por Jos tratados que hay que concertar, además del tiempo de construcción, en los Estados Unidos se ha calculado que por más energía atómica que se emplee en la obra, esta costará varios miles de millones y tardará más de diez años. Pero dados los enormes y rápidos progresos que se hacen en la aviación, nadie puede negar la posibilidad de que dentro de diez años aviones de más de, cien toneladas de capacidad transporten toda clase de mercaderías a un costo mucho menor del actual por mar. Así, mien– tras un trasatlántico de veinte mil toneladas haga un viaje, a un puerto en el que haya que tras– bordar la mercaderfa para su destino definitivo, diez aviones de cien toneladas, con menos tripulación los diez que la del barco, podrán hacer veinte viajes directamente al lugar de destino sin traspordos.
Para fines estratégicos, ya todos sabemos que [os mismos adelantos de la aviación y los de los proyectil~s teledirigidos hacen imposible toda defensa de un canal.
***
·Las anteriores no son sino mis observaciones personales, tal como las desea el punto noveno de su Encuesta. Pero me sirven de base para contestar en forma simple' las otras ocho.
-51-
This is a SEO version of RC_1964_03_N42. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »