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conveniente. Pero hay que reconocer que en las condiciones actuales presentarfa ciertos inconvenientes qué habría que tener eh cuenta al negociar el trd'tado canalero que es nece– sorio negociar si los Estados Unidos deciden hacer uso de la opción que les da el Tratado Chamorro-Bryan. Observese que las objeciones' que Sé han hecho al Tratado Chamorro– Bryan es porque no obligq ni fija' término para la construcción del canaL Luego no es porque que se considere indeseable su cónstrucción.
Los beneficios serían incalculables': en cuanto al desarrollo del país, sin los graves inconve– nientes del Carial de Panomá porque el Canal por Nicaragua estaría localizado en el ex– tremo sur del país, fuera de los grandes núcleos de poblaCión o mejor dicho de sus grandes ciudad'es y no partiría al pCJís conio en aquella República. El inconveniente sería las posi– bilidades de ung guerra atómica. Pero cón canal o sin canal, ¿nos libraríamos de esos inconvenientes si, por desgracia, se desatara un conflicto nuclear?
Participación, en una proporción justamente convenida, en los beneficios y rendimientos del canal y una representación adecuada en ia administración y operación del mismo. Creo que Nicaragua no podrío negarse a esa cooperación si por imperativo geográfico fue– se aconsejable la construcción de un Canal Militar, a pesar de los inconvenientes señdlados en la respuesta anterior, de los que a la larga no nos libraríamos aunque no se construyera en nuestro territorio. El interés público continental debe regir la actitud de Nicaragua primordialmeflte. Al ratificar el Trotodo el Senado de Nicaragua, la Comisión de Rela– ciones Exteriores de dicho cuerpo dijo, en su dictamen entre otras consideraciones que el Tratado "contribuía o una comunidad de defensa internacional en pro de toda la Amé– rica".
5 a} Si es militar, los Estados Unidos, que son los únicos que pueden construirlo y defender– lo, tendrían que ser quienes lo administren y defiendan, porque sería ridÍCulo pensar que nosotros podríamos hacerlo, para ló cual habrío que concederles todas las facilidades ne– cesarias, reservándonos sí los derechos térritoriales soberanos: b} Si es comerCial, debería sér poséído en una especie de sociedad por el pals constructor y por el país dueño de la soberanra territOrial en un porcentaje justo y convencional, aSt comO tener representante en un Consejo ddministrativo que debería estdblecérse¡ corno en todo empresa de tipo comer-cial. '
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Queda contestado en la,s respuestas ante riores.
, . 7 En las condiC}qhes actu91~s de la inoperanCia de la OEA y sobre t0do de la falta de solida– ridad de los ~$t.cidos_,!que, la constituyen, no se podría pénsar en ellQ. Pero si esos condi– ciones vClridrari s~ría 'lo más adecuado, pues al fin de cuentas, letls canales ihteroceánicos son como lescarninos pú~licós, que debe rían ser mantenidos en operación por la Comu-nidad. "
8' Quedo confestada en la respuesta 4.
9 No lo creo nécesario, por ahóra. Pero tendría mucho que óbservar si se abriera una dis– cusión.
MARIANO FIALLOS GIL
Rector de la Universidad Nacional Autón~ma
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En las actuales cohdiciones no es deseable construir un canal interoceánico a, menos que se negocie, satisfactoriamente, un nuevo tratado de ácuerdo con las especificaciones que siguen, o quede abolido completamente el Trotado Chamorro-Bryan, lo que resultaría aún mejor.
Como beneficios podríamos citar el prestigio internacional. de Nicaragua, la afluencia turística, el incremento de los negocios, la apertura de nuevos mercados, la oferta de trabajo, etc. COp1o contrapartida, o sea, posibles perjuicios, se pueden evitar si nuestro patriotismo y nuestro buen sentido de los negocios políticos lo procuran.
Mantener la absoluta soberanía en todo el territorio nacional y los fueros políticos, jurídi– cos, económicos y culturales que involucran el pleno ejercicio de lo soberanía. En conse– cuencia, lo única bandera que debe flamear en todo el territorio es la nicaragüense, eliminando asíl cualquier posibilidad de una "zona canalera". -
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