This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »SOBRE EL FUTURO DEL
CRío San d
uan LIC. FERNANDO FOURNIER
"El Río San Juan es un río nicaragüense y
deberá permanecer nicaragüense mientras las par– celas centroamericanas continúen siendo naciones separadas". Ese es un concepto claro que tenemos los costarricenses y fue el pensamiento que me ocurrió de primero al leer el interesante artículo que publicara mi querido amigo y colega docior Luis Pasos Arg'Üello en el n úrnero de Ocfubre de la "REVISTA CONSERVADORA".
Definitivamenfe no creo que haya ningún cos– tarricense, de color político alguno, que piense de oira manera. Pero al mismo Hempo estimo que en este asunfo del Río San Juan y su fufuro hay mu– chas cosas que discutir y que aclarar en fraternal coloquio. Cualquier cosa que se haga por ir disi– pando errores y malosenfendidos va en el eventual beneficio de nuestras dos patrias. Con esa idea en mente he c'reído de interés comentar el adículo de mi ilusfre colega y exponer mi punto de visfa sobre el terna que, me atrevo a adelantarlo, estoy seguro sería endosado por la gran ntayoría de mis conna– cionales, incluyendo a quienes hoy gobiernan en Costa Rica.
El Río San Juan no es nl.ás que parle principa– lísima de una prodigiosa red fluvial que Dios dio a nuestras dos naciones. A Nicaragua por aparle le oforgó los dos Lagos y el Río San Juan. A Costa Rica a su vez le dio el desaguadero que constituye el Río Colorado, las lagunas de Torluguero y los ríos navegables que de sur a norie van a desembo– car y a nufrir al Lago de Nicaragua y al San Juan. Pero a ambas en conjunto les dio la posibilidad de aprovechar mejor ese admirable sistema hidrográ– fico que forman iodos esos ríos, lagos y lagunas y que no tienen paralelo en el centro de América.
Si esa es la süuaCÍón, si esa es la realidad con que nos regaló la Naiuraleza, por qué no pueden nuestros dos pueblos aprovechar al rnáximo esa unidad fluvial que sólo espera que separnos usarla como es debido~ Hasta cuándo dejaremos que pe– queños localisrnos y rivalidades de campanario nos prevengan de disfrutar de lo que Dios nos puso~
Desde luego en la actualidad Nicaragua puede proceder unilateralmente a canalizar el Río San Juan, si al hacerlo no foca los derechos de Cosfa Rica¡ pero con ello no conseguiría que su comercio tuviera inmediato acceso a Puerlo Limón o al Mue-
11e de Sarapiquí. Al mismo tiempo Costa Rica ha comenzado a dragar las Lagunas de Torluguero, pero tampoco con ello obtendría la posibilidad de comerciar libremen±e con la Virgen o con Olne±epe. Esa situación es la que nos hace pensar a algunos que se hace necesario planear algo de conjunto y diferente.
Pero absurdo sería que algún costarricense asu– miera sueños anacrónicos de imperialista lilipu– tiense a estas ailuras de los tiempos que vivimos, como no existe base alguna para que tampoco nadie pueda suponer que fal cosa exista. No olvidernos que no sería precisamente ese el m.edio mas reco– mendable de conseguir la explotación común de aquella red hidrográfica. La solución no estaría en sacerle "concesiones a Nicaragua en favor de Costa Rica".
EB posible que los 111ismos Estados Unidos, si fueran a construir hoy un nuevo canal interoceáni– co, ya no pensarían en imponer a ninguno de nuestros países textos al estilo de los que se usaron para confeccionar los Tratados Bryan-Chamorro o Hayes-Bunau Varilla. Si esa sería probablemente la acfitud de los Estados Unidos, cuán ridículo seria imaginarnos los costarricenses que nosotros sí po– dríanlOs hacer algo parecido en perjuicio de nuestra hermana Nicaragua. En lo que hay que pensar hoy en día es que arnbos países, en beneficio muiuo y en plano de igualdad, se olviden un poco de cierlos conceptos viejos de soberanía que han pasado de moda y construyan en común una obra y un siste· lna que a los dos aproveche.
En 1833 el proyecto de Tratado Alvarez-Zarn– brana creyó encontrar la fórmula a base de que Nicaragua oforgara la libre navegación en el Lago y en el Río San Juan aguas arriba de Castillo Viejo, a la vez que Costa Rica cediera el territorio que se encuentra entre la rnargen derecha del San Juan y
la ribera derecha del Río Colorado. Hay que fener en menie que el Río Colorado discurre iodo en:l'ero en ferriforio costarricense y muchos kilómetros al sur de la frontera, a la par que es la única salida viable al mar que fiene acIualmente el sistema flu– vial del San Juan.
En 1955 cuando el dOcIor Guillermo Sevilla Sacasa y el suscrito descufíamos el futuro texto del que después fue el Tratado Sevilla Sacasa-Fournier
This is a SEO version of RC_1964_02_N41. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »