Page 45 - RC_1963_12_N39

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No hemos podido obtener todos los detalles acerca 1 s impresiones de CorraL El Licenciado don José de ~a Noguera, Jefe de Sección del General Corral tAaZ; al despacho a las dos y media de la tarde y en–

J1e~~ó a su jefe paseándose con Walker y discutiendo CO sin alleración en los voces. Corral llamó a No–

per~a y le dio orden que se retirara porque no habría gU e acho. ~os escribientes se fueron y cuando se di.s– deo 1 a. a sahr Noguera, Bruno Natzrner, Jefe de Dm pOlln centinela le dijeron que no podía salir porque 1'1 ~ corral estaban presos. Esta fue la primera noti–

e, óó n que tuvo de la prisión de su jefe. Poco des_

f¡c~s le llamó Walker y le preguntó a Noguera: cono– pueleira y firma de estas carlas? .. éNo es verdad ce e esta letra y firma son del GraL Corral? .. Esta qUegunta le hizo comprender que Corral la había ne– prdo Y le dijo: "Señor, he sabido que Ud. es aboga– aS y sabe. muy bien que en la calificación caligráfica

~ muy fácil equivocarse, habiendo muchos que con

e~lable destreza imitan la lelra y firma de cualquier

I1 dividuo. Encuentro que la letra y firma son muy ¡nareódas a las del GraL Corral, pero no me atrevería P 'urar que son de él".

a J Cuando Corral dio a Noguera orden de retirarse, le había dicho en voz baja que procurara arrancar del libro copiador la nota en que se decía al GraL Marlí– neZ que no diera de baja a la tropa y que tuviera

mu~ha vigilancia, porque ese documento 10 compro– metería más. Noguera se valió del escribiente pri– mero Juan Lacayo, que ejecufó hábilmente la ma– niobra.

Viendo Corral muy preocupado a Noguera, le ma– nifestó: "Noguerita, no se aflija. Todo esto no es más que "micos" que hacen para fusilarme, yo solo seré el pato de la fiesta, a Ud. no le pasará nada".

Escéna sellÜimelilllaB

El 7 de Noviembre en la noche hubo en la casa de Walker un hecho que vamos a indicarlo. Las dos hijas de Corral, Carmen y Sofía y doña Tomasa Cha– morro suegra del inforlunado Corral, acompañadas del Padre Vijil se le acercaron a pedirle clemencia.

A lo más que accedió el filibustero fue a conceder que en vez de fusilarlo a las doce meridianas, se realiza– ría la ejecución a las dos de la tarde. Un filibustero entre carcajadas sarcáslicas en la esquina de Vega, que era la Casa de Gobierno de Walker, exclamó:

¡Dad! How generous! (Dios mío, qué generosol. La generosidad de Walker consistía en prolongar la ago– nía de sus víctimas.

Corral guardó prisión donde aciualmente está en Granada, la Oficina de la Empresa Aguadora. Por relatos de testigos se sabe que corno a las nueve de la noche de la víspera del fusilamiento se adueñó de su ánimo un nerviosismo terrible. Un ir y venir ince– santemente dentro de la pieza que manifestaba exte– riormente la angustia tremenda de aquella alma de– sesperada. Toda la noche se paseó y cuentan que después de la fusilación las suelas de sus zapatos, estaban impregnadas del polvo rojo amarilento de los ladrillos de barro del piso de la celda.

EJECUCllON DEL CRIMEN Y OTROS DETALLES

8 de m@viembll'e _ 2 p.m........

Sale para el patíbulo

Al medio día Walker puso retenes en diferentes paries de la ciudad. Cerca de las dos de la tarde un Pelotón comandado por el Coronel Gilman se apostó frente a la prisión. El Padre Agustín Vijil salió del brazo de CorraL En voz alfa entonaba sus plegarias, C?nrnovido por la intensa emoción. De pronto empa– lIdeció Corral, de sus ojos salieron abundantes lágri– ras y al sacar el pañuelo para limpiarse el rostro,

!~ gente allí aglomerada, lo acompañó en el llanto.

o..L pasar frente a la puerla principal de la Parroquia

~hoy Catedral de Granada 1 distinguió a don Enrique

~\lzrnán, que era entonces un adolescente, y pidió

permiso para saludarlo. Le abrazó tiernamente y le dijo al oído: "Salúdeme a su mamita".

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<[l@!m signo Masónüc@

Según manifestación hecha por Sofía Rojas Corral al docior Miguel Alvarez Lejarza Corral estaba senta– do en el patíbulo esperando la d~scarga fatal, y corno uno de los filibusteros le viera un anillo con signo masónico, corrió donde Walker, que estaba en los al– tos de la casa de Vega en compañía de Jerez y Bue– naventura Selva, y al oído le dijo que iban a fusilar a un hermano (dicen que Walker era masón 1. Algo le contestó Walker y el filibustero llegó donde Corral preguntándole si era Masón. El patibulario lo negó con voz firme, agregando que era un cristiano ver– dadero, haciendo ver que el anillo constituía un en– cargo que le había dado un amigo para que lo en– tregara a su madre, cometido que no había podido cumplir. Seguidamente pidió un lápiz y papel, se lo puso sobre la pierna y escribió 10 siguiente:

"Madre e hijas queridas;

"muero cristianamente y alnándolas. "Perdonen a mi enen.igo".

P. CORRAL.

Don Faustino Arellano, que en esa época tenía unos dieciocho años era muy amigo de la familia Corral y conservó este papel. De tal manera que hará unos cuantos años don Narciso Arellano se lo enseñó a don José de la Rosa Sandino. El lo tuvo por un tiempo y observó que corno la leira estaba bo– rrosa, un miembro de la familia Arellano lo había re– pintado con lápiz tinta.

So¡;:p¡;:e:SBvamenie hija de Conal l1'ecupell'a la 1l'3ZÓll1

El muro Norle de la aC±ual Capilla del Santísimo de la Parroquia sirvió de cadalso al desventurado Co– rral. Gilman, Comandante de la patrulla, en inglés pregunto a la víciima, si estaba listo y Corral después de signarse: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, contestó con voz firme: "Disparen", se ordenó la descarga. Los disparos parece que hicie– ron blanco en el pecho, porque inmediatamente la camisa se tornó roja por la sangre .abundante que salía.

Aquí voy a hacer una relación muy curiosa. La niñita Carmen Corral padecía de enajenación mental. Al oírse los disparos en Granada, doña Tomasa Cha– lnorro viuda de Argüello, abuela de la menor, lanzó un grito aterrador. "Carrnita acaban de lna±ar a tu padre". La impresión fue tan severa, que inmediata– mente le volvió la razón.

Le corian el pelo al cadá'l7ell'

Corral caído sobre el reduC±o del patíbulo cons– ternó a la muchedumbre. El Padre Vijil no quería dejarlo un solo n.omento. Sus facciones se contraían y dentro de una severidad muy singular, a fuerza de apretarse los labios, se le hicieron sangre, y por poco lo hieren las balas de los soldados.

Las inditas del tiangue estaban entristecidas. La gente en general no hallaba qué hacer. De pronto doña Fernanda Selva, esposa del General Fernando Guzmán, a la cabeza de unas mujeres se echaron sobre el cadáver de Corral, y con unas tijeras comen– zaron a coriarle gajos de pelo. En pocos momentos quedó sin el pelo de la cabeza. Los pañuelos de los admiradores de Corral se enrojecieron con la sangre. La familia pidió él cadáver y se lo entregaron. Muchas mujeres del pueblo se congregaron des– pués de la ejecución, en la casa de doña Fernanda (aciual Colegio de señoritas María Auxiliadora 1 y la– mentándose a grandes voces por la muerle de Corral se hizo una gran aglomeración de gente, en aC±itud de protesta, hasta que llegó una escolia de america– nos y la disolvió.

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