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naria. No tenía sentido político porque don Frutos no era hombre de arrestos populares. Además mal– tratado Corral, tenía que aislarse en cierto modo de los trabajos políticos con lo que su partido quedaba en desventaja ante los adversarios que se alentaban con el espíritu de unidad en todas sus filas.

Los dirigentes políticos patrocinadores de la can– didatura de don Fru±o para poder triunfar tuvieron que echar mano a ±odo, sin omitir fraudes, malaba– rismo y juegos de diversa índole para ganarse la vo– lun±ad de los electores.

De consiguiente el triunfo de don Fruto mediante una elección amañada provocó el enojo de los parti– darios del candidato derrotadó y a la vez el disgusto de Corral que era el hombre fuerte de su partido. Esa victoria pollfica a las' claras constituía un mal presa– gio .y una amenaza segura a la paz y la tranquilidad naCIonal.

Corral devoró en secreto la pena de verse pos– puesto y aunque no alferó sus relaciones con don Fruto, su viejo amigo y tácito rival manifestó su des– contento al retirarse del Ministerio en el Gabine±e de don Laureano Pineda, antes de concluir éste su pe– ríodo y hasta se supo lo que había manifestado a algunos amigos que su retiro obedecía no a choque alguno con Pineda, sino más bien para que no lo en– contrara en la cartera el nuevo Director Supremo. Así lo hace ver Jerónimo Pérez en sus Memorias e indudablemente estaba en lo cierto. Efectivamente la amistad y las consideraciones que tenía Corral eran muy especiales.

LA POLITICA Corral y don Fndo

Los personajes salientes de la política de Oriente eran Ponciano Corral y don Fruto Chamarra. Gene– ralmente aC±uaban de consuno. Amistad personal y solidaridad política eran una sola cosa para ellos. Los dos combinaban una especie de fuerza llamativa en las actividades partidaristas y en las relaciones sociales.

El 25 de Enero de 1837 ocurrió en León el asesi– nato del Jefe de Estado don José Zepeda. La zozobra y la intranquilidad reinaron por varias horas porque la turba criminal encabezada por Braulio lvIendiola, maleante de pésimos antecedentes, se habían dise~

minado por la población. Ponciano Corral muy jo– ven se encontraba en esa ciudad en momentos del crimen porque como pipufado asistía a las Sesiones de la Asamblea LegislatIva. Animoso y valiente ante el desborde y el atropello que se realizaba en las calles, buscó al Alcalde de León don Vicente Jerez, y los dos hicieron llamamiento a los vecinos para so– focar el desorden. Audazmente restablecieron la cal– ma y lograron capturar a los malhechores. Así apa– rece en la vída pública Ponciano Corral dejando cons– tancia de su valor a toda prueba.

Con esa experiencia cuando se rompió la Federa– ción Centroamericana, al tratarse de la Constiiución de 1838, le dieron al ejército cierta preponderancia con lb que crearon un pugilato entre el Civilismo y

Militarismo, causa de las intranquilidades que afli– gieron a Nicaragua de 1838 a 1845, los Comandantes Bernardo Méndez y Casto Fonseca.

Alegando los granadinos vejámenes y ulfrajes de parte de las auforidades militares, recurrieron al ne– fasto expediente de la revuelta. Por aquellos tiempos se puso de moda el restablecimiento de la Federación. Honduras, Nicaragua y El Salvador consumaron el arreglo que se dió en llamar: La Dieta de Chinandega. Era Director Supremo el Coronel Manuel Pérez y non1.– bró entre los Delegados Nicaragüenses a don Fruto Chamarra, 'que salió escogido por las tres naciones Centroamericanas como Supremo Delegado que pre– sidiría el Gobierno de la Unión Nacional.

Fue aquí cuando revivió con carácteres perjudi– ciales la cuestión regional y Granadinop y Leoneses se pusieron frente a frente. Los Orientales creyeron que era el momento de derrocar al Gobierno' y apro– vechándose de malentendidos internacionales y de

abusos y de arbitrariedades de Casto Fonseca e' . ellos el arresto del Licenciado Juan J. Zavala, la :e~

gencia Granadina, con Ponciano Corral, FUlgen ,l. Vega, Fernando Guzmán, dieron apoyo a la Invasic,lo a Nicaragua de fuerzas salvadoreñas del Gral. Mal on pín .que pusieron sitio a la ciuda,d de León, el 26 ~t

NCivIembre de 1844. Se derramo la sangre, se d.e e fruyó la propiedad y se originó un empobrecimient Entre las víctimas de esta guerra figuró Casto Fonsec~'

Ponciano Corral tuvo larga actuación milifar coa. el grado de Coronel en esta agitada época de nues~

historia y colaboró con el Gral. J. Trinidad Muño z e las operaciones Milifares luego que se rafiró MalesPí n a El Salvador. n

Olros Movimientos

En 1848 se convocó a una Consfifuyente para re formar la Constitución Política de 1838. Don Frut¿

Chamarra de acuerdo con su copartidario Poncianci Corral asistió a ese Cuerpo Legislativo y ambos se ern peñaron decididamente para que se limitara la in' fluencia militarista en la vida del país. . El Gral. J. Trinidad Muñoz, Comandante Gral. de Armas asistía a la misma Asamblea en concepto de Dipufado y como viera lo que se tramaba contra 10 que él consideraba sus pretensiones e intereses, quiso darle un golpe a la Conslliuyente pero conocida a tierrj.po su maniobra, Corral con don Frufo y otros valientes legisladores echaron manos de sus pistolas y en un entreacto de las Sesiones Legislativas amena. zaron seriaménte a Muñoz manifestándole que él cae. ría primero si daba un paso adelante en lo que ellos conceptuaban como malos propósitos de la Coman. dancia de Armas. De esta manera se evifó un acto más de violencia de parte de la AU±oridad Militar. La Asamblea se disolvió posteriormente pero por otras causas. ' El país vivía en una intranquilidad general. Los Partidos Políticos de la época se llamaban "TIMBU. COS" y CALANDRACAS", nombres que equivalen en los tiempos actuales a conservadores y liberales res– pectivamen±e. Decían que los Timbucos consfifuían

10,$ adinerados y aristocráticos y que los Calandracas eran los pobres y democráticos. Los habían en todas las ciudades peró más Timbucos en Granada y más Calandracas en León.

Sucedió un incidente muy serio en el Barrio de Jalteva y Timbucos y Calandracas chocaron seria· mente. Como José María Valle alias El Chelón, va– liente militar leonés perteneciente a los calandracas, había combinado con el guerrillero Bernabé Somoza, ciertos movimientos para hacer tri\.l,nfar las pretensio. nes políticas y revanchistas de los que habían sufrido vejámenes en León, amagaron Managua y conside. randa Muñoz que el levantamiento de Jalteva tenía conexiones militares con esas operaciones se vino a Granada a prestar su concurso para darle batalla a Somoza.

El ataque contra los Calandracas fue intenso y no pudiendo resistir el empuje, se dispersaron tomando unos para Rivas y afros para Masaya, lugares que estimaban de mayoría calandraca. Corral y don Fru·

to siguieron a los de Rivas, entre los que iba Bema· bé Somoza, al que capturaron, habiéndole Ultimado más ·±arde.

El 4 de Agosto de 1851 el Comandante de Arrnll s Gral. Muñoz, le dió un Cuartelazo al Jefe del Ejecu– tivo Laureano Pineda. El militar golpista echó al de· rrocado DireC±or Supremo a Honduras, Canal se P~¡O

al frente con don Fruto en un movimiento tendlel Ue a contrarrestar el golpe de Estado realizado por Mu· ñoz. Lo hicieron con eficacia, valor y taC±o. En Gr~

nada organizaron otro Gobierno y cuando :tuviero n

h apoyo necesario y demás efectivos militares, marc s· ron a León con un ejército, pero dichosamente n~ ~~6

bo derramamiento de sangre porque Muñoz se no la sin pelear. Se llamó a Pineda para que con±in~a~l

su mandato y la tranquilidad volvió a reinar. ~sl\'a

único caso que un Jefe de Estado derrocado vue de al Poder. Realmente la máquina de los golpes Estado no tiene retroceso.

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