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ALEJANDRO BARBERENA PEREZ
Alg\lllOS antecedenles
Un ensayo sobre los orígenes del Gral. Ponciano al nos lleva a tientas y a ciegas. Las muchas
Co~s 'que Granada ha sido incendiada y saqueada,
veC ha costado además de la pérdida material, la no,ss desasfrosa y la más sentida pérdida de itnpor–
JIlB 1es documentos y la destrucción de valiosas fuen–
:B~ informativas. Por ofra parle nuestros antepasa– es se descuidaron mucho, al no dejarnos mayores dOlalles sobre los hechos ocurridos hace poco más de
~ siglo, acontecimientos dolorosos presenciados por Uos mismos, porque familiarizados como estaban, eon tan aciagos sucesos los estimaron harlo conocidos eara trasmitirlos a la posteridad.
P Al inquirir sobre los orígenes d~l Gtal.Ponciano Corral. me he encontrado Un 'vacíó - complet6.. Mien~
lrBs Jerónimo Pérez refiere que vmo procedente de Costa Rica (Liberia 1, he visto oiras referehcias que hacen ver que era de Colom~ia. Se coincide sí, que su madre era negra, descendIente 'de esclavos de las Anlillas. En la casa de Corral se vieron siempre a dos negritas de esas islas que hacían los servicios do– mésticos, no se sabe sí eran parientas o nó de la ma– dre de Corral.
Su Casamiento
No obstante que vino a Granada de pocos años se pudo relacionar bien cort la genie dé' sociedad. Frecuentaba salones imporlanies y por sus cumplidos sociales se hizo de amistad con las principales fami– lias granadinas de tal manera que bastante joven se casó con la señorita Ricarda Argüello Chamarra, hija del Vice,-Jefe del Estado de Nicaragua don Juan Ar– güello y de su esposa doña 'Tomasa Chamarra de Argüello. Tan blanca era ésta que -se le veía el ros– Iro de un color encarnado. Corral por el- conirario era moreno, pelo "murruco", alfo, con un físico bas– lal)le agradable. Su presencia era simpática, atra– yenle, de influencia fácil para ganarse la buena vo– lunlad. Inteligente, decidor, fanfarrón, muy popular, amigo del juego y frecuentaba los barrios de la ciu– dad de Granada haciendo visíias a las más garridas mozas de esos lugares. En aquellos tiempos en que lodo se hacía a mano las cuestiones de Oficina, tener una letra como él la tenía, hermosa, corrida, ligera y con una tenacidad sin rendirse para pasar horas enteras sobre un escritorio, le abrió con facilidad las puertas de las más delicadas funciones públicas. Tuvo 2 hijas: Carmen y Sofía. Casó ésta con el Cofuronel Pedro Rojas hermano de Carpóforo. Ricarda e la única hija de esia unión matrimonial y se unió
D~ rnatrimonio con el Licenciado Francisco Barberena 1az, habiendo procreado dos hijos: María y el Juris– C?nsuUo Francisco Barberena Rojas, de grata memo– na: De manera que el Dr. Francisco Barberena Ben– rana mi compañero de esiudio de derecho, es biznie– odel Gral. Corral.
e . A la muerle de Sofía, el Corortel Pedro Rojas se ,aso. co~ Carm~~, la o,fra hija. de Corral Y; tuvieron
,O~Slgulentes hl]os: Sofla, Ponclanoi'yCarpoforo. La
~nba María Lourdes Torre, hija de mi amigo don Fé–
T avíd T?rre y de su e~po~a María B,az:berena de orre, ya dIfunta es otra bIznIeta sobreVIVIente.
Al:Iuaci611. Pública
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vivacidad y estimación genera11e per-
mitieron un ascenso rápido a Ponciano Corral. De simple escribiente de Oficina, llegó a Alcalde de Gra– nada, Diputado en 1837, Gobernador Militar, Capitán de Marina, Prefecio de Granada en 1846 y Minisiro del Gabinete de don Laureano Pineda. El aura po– pular lo subyugaba hasta el extremo de alimentar denfro de su pecho una ambición desenfrenada por la Primera Magistratura de Nicaragua.
La Constitución que regía de 1852 a 1853, era la de 1838. Esta daba a la Nación el nombre de Estado y al Jefe del Ejecutivo el de Direcior Supremo, limi– iando a dos años de Gobierno el período de éste. La elección se verificaba en dos tanios. Primeramente en comicios populares se votaba en cada Cantón por un número de Electores, regularmente por aquellos que simpatizaban por e~ Candidaio escogido por un '-Parlido Político de aquellos en que estaba dividida la opinión pública. Otro día se reunían los Eleciores y escogían al Direcior Supremo. La cuesiión está en que la campaña política se hacía con la escogencia de los parlidos políticos sobre talo cual candidato. Ellos eran los que movían a las masas populares. Fácilmente era saber desde la escogencia de los Elec– tores por el pueblo, cuál sería la persona que habrían de elegir para Direcior, ya que los Eleciores por su aiiliación política, por la exteriorización previa de sus sentimientos no tenían más que darle el voto a ese personaje. El Candidato escogido por mayoría abso– luta de,votos era confirmado por el Poder Legislativo. En la fecha fijada por la ley en 1852 se praciicó la Elección Primaria de Auioridades Supremas.
Discutidos Comicios
Los Parlidos Políticos de Nicaragua en esta época de la Historia no tenían nombres determinados como en anteriores ocasiones. Fue durante la Guerra Civil de 1854, cuando las dos facciones en lucha bélica cargaron con las denominaciones de "Legitimistas", los conservadores de hoy, y "Democráticos", Jos libe– rales de la aciualidad. Los afecios al Direcior Supre–
1TIO Pineda, postularon de acuerdo con los señores de Oriente, al Gral. Ponciano Corral, y los contrarios o sean los de Cccidente escogieron al Licdo. Francisco Castellón. Corral era el hombre de simpatía popular arrolladora y su magníficas ejecutorias y versación Eln los negocios públicos hacían esperar de él, una aciuación beneficiosa. Casiellón era de vasta ilusira– ción, con espléndida hoja de servicio, como Diplomá– iico, Minisiro, Diputado.
Dos honrosos ciudadanos se estaban disputando la Jefatura del Ejecutivo de Nicaragua, pero el Gene– ral Corral con lucidas ejecutorias parlidaristas tenía cierlo reparo en la dirigencia de su parlido porque en gran parle de la popula!"idad de que gozaba en las masas le costaba dinero que es indispensable para atenciones imprescindibles entre líderes y prosélitos. Praciicadas las Elecciones Primarias, mientras los de Occidente mantuvieron a su Candidato Castellón los políticos de oriente, cambiaron a Corral y en su lugar pusieron a don Fruto Chamarra, lo que constituyó además de una injusticia una medida impolítica. Pretexfaron que Corral al quedar muy comprometido con su menguado Capital personal un nuevo desem– bolso en las segundas elecciones iba ser moiivo de crífica en el país. No se tuvo ninguna equidad con el ilusfre personaje político porque su nombre, su actividad y esfuerzos empeñosos habían servido de bandera para la Propaganda y para la lucha eleccio-
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