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« Previous Page Table of Contents Next Page »El señor Piño} hace Dimisión
de su Cargo
Lo primero que hizo el Señor Piñol al llegar a Guate· la fue enviar su renuncia, por intermedio del Señor
~agliero, a la Sagrada Congregación Consistorial, el orga·
~
1t10 encargado de comunicarse con los obispos; pero el
~~sñor Cagliero, comprendiendo la gravedad de aquella solución, se abstuvo de darle curso, en espera, sin duo de de que el Señor Piñol meditase seriamente el paso que
':~ a· dar con el que se cerraba las puertas a futuros as· I nso s en su carrera, y esterilizaba su ministerio 'pastoral ce • t d . . d' h h b' n el que, con su vlr u y CIenCIa, po la acer muc o len en las almas confiadas a su cuidado.
e El Señor PiñoJ, no alcanzó a comprender, no obstante us capacidades, que al hacer dimisión de su cargo, se COa ;ocaba en situación difícil, embarazosa, ante la Santa Sede la que no hallaría qué hacer con él que había demostrado insuficiencia episcopal para el gobierno y administración de la diócesis confiada a su solicitud pastoral, dando muestras, a la vez, de falta de espíritu de sacrificio, al fundar su renuncia en "la inclemencia del clima de la región incom,patible con su salud, la que se había visto afectada" "no bien mudó la zona y cambió la altura" -se refiere a la diferencia de temperatura entre Guatemala y Granada.
El Acta del Clero Granadino fue decisivo para la aceptación
de la Renuncia
El tiempo :trascurría y la renuncia del Señor Piñol permanecía encarpetada en la Delegación Apostólica de San José, cuando llegó a manos del Señor Cagliero una acta firmada por el clero de la diócesis de Granada en 1.. que se le pedía que la elección del Pastor de la Grey que se iba a elegir, recayese en un sacerdote nicaragüense entre los que había muchos idóneos 'para el cargo. El clero granadino, que se había sentido postergado con la venida del Señor Piñol, quiso de manera velada expresar su descontento, y evitar que se repitiera el caso de nom– brar a un extranjero.
Así lo interpretó el Señor Cagliero, quien, al recibir la anterior solicitud, atribuyó la renuncia del Señor Piñol como resultado de que no había caído bien su elección entre el clero nativo, y envió a Roma la renuncia presen– tada por el Señor Piñol a la que no había querido prestarle atención, reteniéndola en su poder.
Influyó mucho a la actitud que asumió el clero grao nadino el Padre Víctor Manuel Pérez quien ¡por haber sido durante muchos años Cura de Granada, no se sentía sao tisfecho con el cambio que se había operado de que hubiera un Obispo en Granada que vijilaba más de cerca la actuación del Cura, y le relegaba a segundo" plano.
IJ Cuando un obispo queda sin diócesis propia va a la casual"; es un militar retirado que permanece en la re· serVa a que salvo raros casos se le llama a filas. Tal su· cede en la Iglesia Romana; existen muchos obispos en el
~undo, que lo son sólo de nombre, que por diversos mOa
~,vos han quedado fuera del servicio activo de sus cargos. Iguen siendo obispos, porque la consagración imprime en ellos carácter indeleble, pero no tienen rebaño que
:~acentar, son obispos a quienes la Santa Sede les con· lere el título de alguna de las diócesis antiguas, hoy
ocupadas por infieles, y por éso se les llama obis,pos titu. lares "in partibus infidelium/l. Al Señor Piñal se le dio uno de estos títulos después que hubo renunciado de ser obispo Em propiedad de Granada.
A qué se dedicó el señor Piñol ya como Obispo sin Sede
El Señor Piñol, por su parte, libre ya de la respon– sabilidad que sobre él pesaba por haber sido exonerado en su carácter de Padre y Pastor de la Diócesis de Grana. da, no halló cosa mejor que hacer que dar una serie de conferencias en uno de los templos de Guatemala en las que hacía alusiones muy marcadas en contra de Estrada Cabrera, conferencias que dieron por resultado que el predicador fuera a dar a la cárcel con la consiguiente alarma de la catolicidad guatemalteca, alboroto del que se aprovechó la oposición' al I'égimen, y que fue el co– mienzo de la ,protesta cívica que por medio de un golpe militar dio en lierra con la dictádura del Lcdo. Estrada Cabrera. Recuerdo haber tenido en mis manos una foto– grafía, -a la caída de Estrada Cabrera- en la que apa– rece el Señor Piñol tras unos barrotes en la celda que le servía de prisión.
El señor PiñoÍ sufre nueva
decepcion
A la caída de Estrada Cabrera, el pueblo, sediento de venganza, tomó represalias, haciéndose justicia por sí mismo, y linchó; en las calles, a los seides de la dicta. dura; su enojo se hizo extensivo a ,todos aquellos que de una u otra manera había contribuído a prolongar tan lar– ga y ominosa servidumbre. Todo el que había sido amigo de Estrada Cabrera, o disfrutado de sus favores, fue alcanzado por la furia del populacho. Tal excitación popular comprendió al Arzobispo Riveiro y Jacinto quien se vio obligado a sali!o precipitadamente embarcándose en Puerto Barrios para f1'asladarse a New Orleans, donde, según entiendo, terminó sus días.
Uno de los motivos graves que existen para que un obispo sea retirado de su diócesis, es el "odium ,plebis" (odio, o mala voluntad de su pueblo.), y la Santa Sede accedió a los deseos del nuevo gobierno de Guatemala de retirar de su cargo al Arzobispo y elegir otro en su lugar. Se le presentaba una nueva oportunidad al Señor Piñol de ver coronadas sus aspiraciones; pero una nueva decep. ción se le esperaba. Había un impedimento que dificul. taba, mejor dicho, que hacía imposible su nominación: existía el antecedente de su renuncia.
Los amigos del Señor Piñol estaban en el poder; la clase aristocrática de Guatemala, después de 50 años, volvía a ejercer el mando supremo; don Carlos Herrera, exponente de esa nobleza "chapina" a la que pertenecía el Señor Piñol, estaba en la presidencia, y vanos fueron sus esfuerzos ,por hacer que el Señor Piñal ocupase el solio arzobispal.
El nombre del Señol" Piñal estaba encasillado en los archivos de la Curia Romana como el de un candidato imposible de poder salir a flote para confiarle una dióce. sis, y su nombre fue soslayado para elegir al Rdo. Padre Luis Javier Muñoz y CapLirón, sacerdote jesuita, pertene– ciente a las familias guatemaltecas de más rancio abolengo, contemporáneo de los hombres Clue estaban
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