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« Previous Page Table of Contents Next Page »extrem~dades .lnás australes son esfériles y dasoladas. Esta dlferencm fundamental es tanto más notable cuando se comparan los interiores de los conflnentes Norte y Sur corno morada para el hombre civilizado. En Sudamérica el corazón del continente es el valle del Amazonas, la menos favorable para el hombre de todas las grandes extensiones de tierra no árida ni ártica del globo. El corazón de Nodeamérica es el valle superior del Missisipi y la región de los Gran– des Lagos.... q17<; es la extensión más favorable del globo para habhaClon del hombre y para sostener una civi– lización". Otras diferencias importanfes son la canti– dad de áreas cultivables, la distribución de la lluvia inapropiada para las cosechas más importantes etc. etc. El economista español Profesor Román Perpiñá estudia la realidad infraestruciural iberoamericana: escasez de carbón, potencia hidroeléctrica muy cos– tosa de explotar, la carencia de grandes puedos na– turales y sus grandes distancias entre ellos así como la inutilidad proporcional de los grandes ríos corno el Amazonas y el Orinoco. Señala también el Pro– fesor Perpiñá los inlnens9s espacios con rala pobla– ción. En 20 lnillones de kilómetros cuadrados s610 exislen unas 20 zonas muy distantes entre sí que su– man unos 500.000 kms. cuadrados con cincuenta mi–
llones de habitantes. Sólo existen catorce urbes de más de medio millón de habitantes a una distancia media de 1.500 kms. cuadrados entre sí. En Estados Unidos la distancia media entre sus 20 urbes de más de medio millón de habitantes es de 700 kms. cua– drados y en el centro-noroeste es de 300. Concluye el Profesor Perpiñá señalando esta dura realidad in– fraestruciural de Hispanoamérica "corno detenninan±e básico explicativo de sus economías y de sus niveles de vida, frente a la creencia dogmática de que sólo la voluntad y la inteligencia y el espíritu de empresa, o las ideas polilico-económicas, o las cualidades de raza, son las que han desarrollado a los pueblos, com– plejos explicables 13i sólo se discurre con las razones, las medidas y los tópicos de otras radicalmente he±e– rogéneas infraestructuras y en contradicción con el sereno examen del por qué de los hechos y los ritmos ajenos, esforzándose en verlos en sus p"eculiares con– diciones, tales como son". (4)
Es±a iremendamente desfavorable ecuación de es– pacio-población en Hispanoamérica representa un formidable obstáculo para el desarrollo industrial y para la organización efectiva de un Mercado Común hispanoamericano y predispone lógicamente a dife– renles teorías y tipos de desarrollo económico. Es evidente que ella también representa un facior desfa– vorable determinante del subdesarrollo cultural. La teoría económica del subdesarrollo suele señalar el atraso cultural y político como facior del subdesarro– llo económico. En realidad este atraso cultural y po– lítico no es sino un aspecto del subdesarrollo !'locial. La ieoría sociológica del desarrollo y subdesarrollo debe comenzar por establecer claramente la distinción entre faefores o causas del desarrollo y subdesarrollo y aspeefos de los mismos.
A través de este trabajo nos hemos referido al aspecto económico del desarrollo y subdesarrollo por– que la teoría respeciiva ha nacido corno una teoría económica y referida al fenómeno económico y por– que hemos querido analizar esta teoría y confrontarla con las bases de lo que podría y debería ser una teo– ría sociológica del desarrollo y del subdesarrollo. El estudio de los aspecios no económicos del subdesarro– llo es objeto de lemas especiales cada uno de los cua– les supone una extensa comunicación.
Cualesquiera que sea la validez que en el orden puramente económico tenga la teoría económica del desarrollo, es evidente sin embargo que para la Socio– logía resulta inadecuada y que para esta disciplina científica el desarrollo y el subdesarrollo no pueden concebirse corno fenómenos puramente económicos
sino como fenómenos sociales generales para los cua– les es preciso elaborar una teoría sociológica.
(4)
te agrícola, y estableciendo entre lodos un co– je¡'!leJ?o justo a base de justos precios en el intercam.–
~er~e produ~tos indusrriales con I?foduC±os agrícolas
iJlO terias pnmas. ;
y ¡'!lse ría ésta una integración económica hispano- 'cana que eliminara la posibilidad y el temor de B¡'!lerros países poco induslrializados fueran víC±imas qUe s más industrializados y quedaran estancados de l~n standard de vida inferior, posibilidad y temor co Il se hallan implícitos en el planeamien±o del Mer– qUe Común Latinoamericano hecho por la CEPAL. cadO A. base de precios justos y de una adecuada orga- . eión del mercado internacional (mundial o regio– nli~ na hay razón para que un país fundamentalmen– na ¡¡podador de maierias prÍlnas y de produc±os agro– le euarios no pueda gozar de un ailo nivel de vida. peCsituación acfual de inferioridad de los países agrí– La l
s frente a los industriales se debe a la injusta
cO ~ni:z:ación del Comercio inlernacional, y de ahí or~bién se derivan el concep.!:o y la teoría actuales del la sarr ollo y subdesarrollo económicos que, basados de esta injusta realidad, consideran la industrializa– en'n corno el único medio de que un pueblo pueda C10riquecerse y elevar su nivel de vida.
en El hecho de que el frabajo indus.!:rial y el pro– ducto industrial tengan un m.ayor valor que el trabajo el producto de la agricultura proviene del desarrollo Yapitalista de la industria y del concepto capitalista de la econom.ía con su libertad de comercio y su ley de la oferta y la demanda.
Desde un concepto sociológico integral del desa– rrollo, esto es espiriiual, cultural. polífico y social ge– neral. la consl.iiución y las formas de vida de la so– ciedad industrIal: grandes masas obreras, fuertes con– centraciones urbanas, conHicios laborales, producción orientada al lucro y no al consumo, y masificación de la política y de la cultura, tecnocracia y maquinis– mo etc. etc., no ofrecen en definitiva al hombre ven–
laj~s absolutas apreciables sobre la constitución y las formas de vida de la sociedad agrícola. Tampoco puede concluirse sociológicamente que la superviven– cia histórica de sociedades agrícolas sea causa de que la Humanidad entera no pueda alcanzar un a110 nivel de vida y de convivencia de las naciones.
El progreso moderno es indudablemenle obra de la sociedad industrial, de los países industriales, pero ésto no ilnplica que las sociedades agricolas deban desaparecer o sobrevivir al margen de todo progreso como canteras humanas de explotación comercial pa– ra provecho de las sociedades industriales. Dentro de un mundo armónico y equilibrado, y aun dentro de un mismo país, pueden subsistir ambos tipos de sociedad y progresar conjuntamente.
Una sociología del desarrollo debe coniemplar no
5610 la evolución o transformación de la sociedad agrí– cola en sociedad industrial sino el desarrollo y pro– greso de la sociedad agrícola como tal en armonía con la sociedad industrial y apoyándose una en otra. La destrucción de iodo tipo de sociedad agrícola impli– caría una' peligrosa fotal desvinculación del hombre de la tierra, de la naturaleza, y la pérdida de una serie de fundamentales valores cu1±urales, sociales y políticos que nacen de esa vinculación telúrica y na– tural.
Las masas urbanas del proletariado industrial,
P?r su desarraigo telúrico, carecen de los valores so–
~Iales estables que carac1erizan a la clase de peque– nos propietarios y proletarios rurales.
Por otra parte las condiciones naturales de His– panoamérica difieren fundamentalmente de las con– diciones naturales que en Es±ados Unidos y Europa favorecieron el desarrollo industrial y el crecimiento e C0 l1;,ómico. Samuel Flag Bernis en su obra "!La @.1iilJilR@o
l1lacia ff1le l1:¡¡ilal<9'l@$ \!JWiie1l@l§ eila 1ilwíléfi'3tGiffi" ha puesto de
~anifies±o estas diferencias fundamentales: "La par– e más ancha de Norteamérica -observa- se en– Cuentra en el Artico y en el Subádico¡ la parte más estrecha en los irópicos y sub±rópicos. La parte más ancha de Sudamérica está en los trópicos¡ la parte en q1
e Comienza a estrecharse cae en los subtrópicos¡ dO o las parles más estrecha de Argentina y Chile que-en dentro de la zona templada, y de estas panes las
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Determinantes económicos del desarrollo iberoamericano. Revista de Política Internacional - 56-57 • Madrid.
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