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« Previous Page Table of Contents Next Page »mecánicas sino a la evolución de las nuevas formas de relaciones sociales, a la emergencia de nuevos ti– pos de aciividad social y a nuevas aptitudes de acción
y responsabilidad, penosamente conformadas". Y Hans W. Singer en su estudio sobre "Los proyectos de
fi4esall'll'oUo como parie de los progra"las nacionales ele
lllesan'oUo" afirma la primacía de los valores intelec– tuales cuando dice: "La riqueza material del mundo, si quedase destruida, sería pronto reemplazada, mien– tras subsistieran las ideas que la formaron. En cam– bio, si éstas se perdiesen en lugar de la riqueza ma– terial, ésta decaería y el mundo volvería a la pobre– za". Comentando a estos diversos aufores el chileno Alberto Balira Cortés en su interesante obra "Creci.
mlaenllo económico de América Latina" resume las opi– niones de los economistas diciendo que "la capitali– zación, en su esencia más íntima, es un proceso de índole sociológica condicionado, en amplia medida, por la estruciura social y culiural del país en que se realiza".
Pero el sociólogo no puede detenerse allí, sino que en su concepción y teoría del desarrollo va más allá y estudia las fuerzas sociales capaces de generar ese cmubio de mentalidad y de aciitud de la sociedad nacional de que nace el crecimiento económico, las posibilidades y alcances de dicho cambio, los otros cambios de mentalidad y de aciitud que junto con él se generan sobre los demás aspecios no económicos de la vida social y los diversos problemas sociales que todos estos cambios plantean.
Una teoría sociológica del desarrollo no tiene la rigidez que los economistas imprimen a su teoría eco– nómica. Los economistas reconocen los orígenes so– ciales del desarrollo y la influencia de los faciores so– ciales generales en el mismo, pero al darle al fenóme– no un carácier esencialmente económico le descono– cen su carácier plural, olvidan la interdependencia de las fuerzas económicas con las otras fuerzas sociales, y encontrando una cierta unidad y semejanza de ca– rácier matemático y científico enire los planteamien– tos y procesos económicos de los diversos pueblos ig– noran la variedad y disim.ilitud producidas por los planteamientos y procesos no económicos ajenos a cualquier numeración o relación matemáticas y ela– boran una explicación o teoría del desarrollo a base de ciclos, curvas o etapas de evolución económica so– bre datos numéricos que sólo pueden darlos las expe– riencias históricas conocidas. Los imponderables hu– manos del desarrollo social, aun los conocidos y pre– visibles, quedan marginados en esta teoría. La ela– boración econóluica exige exaciitud, y aunque reco– noce la influencia de faciores no susceptibles de con– trol y medición, le es preciso prescindir de la varia– bilidad social producida por la influencia de dichos faciores. La teoría económica del desarrollo se basa en la Historia económica de los pueblos que han al– canzado un desarrollo máximo al presente. Estos pueblos han pasado por diversas etapas de crecimien–
lo, como señala el Profesor Rostow en su obra citada atrás, y los demás pueblos se hallan en alguna de las etapas y no han alcanzado la etapa úliima a la cual deberán llegar para poder considerarse como pueblos desarrollados al igual de los que ahora se consideran los paradigmas de la Humanidad. El Profesor Rostow nos dice incluso lo que debe ocurrir y ocurrirá en cada una de estas cinco etapas. Así en la etapa de transición, por ejemplo, debe bajar el índice de nata_ lidad y realizarse una valorización individualista del hombre por encima de la familia y de la clase social. y todo ésto porque así ha sucedido en el desarrollo histórico de los países aC±ualmente desarrollados co– mo Estados Unidos, Canadá, Australia, etc.
Para la Sociología esta podría ser una teoría del desarrollo válida para explicar el desarrollo de Esta– dos Unidos, Canadá, Australia, etc., es decir en los países en que se cumplieron todas esas etapas y trans– formaciones. Pero no puede aceptarse a priori que lo mismo deba suceder en otros países. Puede suce– der que eslos otros países tengan otro tipo de desa– rrollo o lleguen a obtener su desarrollo sin pasar por todas esas cinco etapas, quemando etapas, o pasar por algunas de ellas sin que, por ejemplo, baje el ÍIl-
dice de natalidad o se desvalorice la familia fre al individuo, etc. etc. Dentro del aciua1 ritmo detll e Historia y de adelanto de la Ciencia y de la Téc1l.' a no es imprevisible que pueda acelerarse en pocos aa
ca el proceso de desarrollo social y económico de Os pueblos llamados subdesarrollados. La Historia y l~s
prehistoria nos hablan de la evolución de la HUtna ~
dad pasando de la llamda edad de piedra a la edtll. de bronce y de otros metales. El bárbaro en la act;d. lidad pasa direciamente de la Edad de Piedra a
t
Edad de Hierro, del caballo y la carreta al avión a chorro, de la lanza a la bomba atómica. Los 11 a
bilcuaras del Brasil usaban en 1907, fecha en qUe ~.
ron descubiertos, hachas de piedra, y tres años de e . pués todos estaban provistos de instrumentos de hi S,
rro n,odernos. e· Por otra parle toda teoría del desarrollo futur entra en el campo de la planeación política. El proa ceso de desarrollo no es un proceso fatal y predeter' minado por las fuerzas ciegas de la Economía D'
manera que cuando los economistas lanzan su teode general del desarrollo de los pueblos subdesarrollado~
ya están ~x:'ba~?erad~s. en una tendencia política, en una planlhcaclOn pohhca. Para la elaboración d una teoría del desarrollo es preciso determinar d: previo el tipo de desarrollo conveniente y posible las transformaciones sociales, cu1±urales y polí1i~a~
que para dicho tipo de desarrollo se requieren en el país o región a desarrollar, así como valores que van a sacrificarse en estos cambios.
En el caso concreto de los países hispanoamerica. nos, los economistas planificadores del desarrollo tan. to en el campo marxista como en el capitalista' han decretado q:';le es necesaria l~ industrializació~, la transformaclon de nuestras socledades en sociedades industriales, ya sea por los métodos y el patrón ruso o por los métodos y el patrón norleamericano. Raúi Prebisch, Direcior de la CEPAL y Coordinador del Gru.
po de Expertos de la Organización de Estados Ameri. canos, en una conferencia pronunciada en la Unión Panamericana bajo los auspicios de la Escuela de Es. tudios Superiores Internacionales de la Universidad de Johns Hopkins, afirmó que "la industrialización conslliuye la expresión más potente de las transfor. maciones que se requieren en la estruciura económica latinoamericana". La razón econóluica de esta exi. gencia de industrialización es muy simple: los países hispanoamericanos no pueden pagar con sus expor· taciones de materias primas y producios agrícolas sus importaciones crecientes de producios industriales. Deben, pues, crear industrias propias para satisfacer aquella parte de la demanda de producios industria· les que no pueden satisfacer con imporlaciones. Oira razón es que se hace necesario que la industria absorba la mano de obra proveniente de la agricul· tura cuando el progreso técnico penetra en ella. De ésto resulta, en prim.er término, que la exigen· cia de industrialización de nuestros países es fruto fundamentalmente de una injusta organización del comercio inten1.acional y de su funcionamiento irregu· lado sujeto tan sólo a la inicua ley capitalista de la oferla y la demanda. Si los países exportadores de producios agrícolas y de materias primas obtuvieran precios justos en el mercado internacional podrían compensar con sus exporlaciones las imporlaciones de producios industriales y ensanchar su desarrollo agrícola, ya que hay regiones extensas del mundo in' suficientemente provistas de productos agrícolas para su alimentación. Cabría entonces propiciar un desa· rrollo de estos países que no contemplara precisa· mente su transformación en países industriales. Esfa sería una teoría del desarrollo lUUY diferente a la que ahora se elabora o se trata de elaborar. Esta otra teoría podría estar más acorde con las tendencias y
realidades sociales, culturales, geográficas, espiritua– les y políticas de Hispanoamérica y más acorde taIll' bién con una organización justa y pacífica de la con' vivencia internacional.
Incluso dentro del mundo hispanoamericano po· dría propiciarse un diferente desarrollo de los países y regiones, convirliéndose unos en sociedades indus' triales y conservando otros su carácter predominan-
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