Page 27 - RC_1963_12_N39

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I das de él, de su esposa y de sus hijos; ¿podrá él solo ¡

rles alimentos convenientes, tela necesaria, medicinas

~orlunas, luz eléctrica, agua corriente, libros y clases de

~ das las materias... sin recibir en todo ello ninguna

~Udil de los demás? Imposible. Muchas de nuestras aecesidades sólo pueden. sat·isfacerse mediante la vida "ocial, mediante la colaboración de otros.

s Luego nuestra naturaleza es social, nos obliga a vivir socialmente.

También nuestra naturaleza tiene una serie grande de capacidades, de riquezas humanas para dar. Por ejemplo, somos capaces de hacer el bien; somos capaces de consolar al triste; somos capaces de juzgar y ser árbi– Iros en los problemas de otros; somos capaces de ser ami– gos, de amar; somos capaces de pasar largas horas consagrados a la investigaoión científica o a la cr~ación

artística. y estamos obligados a desarrollar, a adua'r, ta– les capacidades. ¿Nos habrá dado Dios estas riquezas, estas potendas, para que nosotros las desperdiciemos, pa– ra que las dejemos estériles? Dios le dio alas al pájaro no para que se muera con ellas apretadas tristemente sino para que vuele. De igual forma nos dio a nosotros la capacidad de ser amigo para que seamos amigos, la ca,pa– cidad de amar para que amemos, la de ayudar para que ayudemos.

Pero muchas de esas capacidades no pueden ser desarrolladas sino viviendo con otros, en vida social. Si quitamos las relac,iones con los demás ¿cómo puedo ser amigo, cómo puedo amelr, cómo puede ayudar? Sin una vida social, ¿cómo podrá un hombre dedicarse a la inves– tigación científica o a la creación artística?

Luego nu!!stra naturaleza es sócial. Al obligarnos a desa'rrollal' sus capacidades y no poder desarrollarlas sino en vida social, nos obliga a vivir socialmente.

AI1ondando en nuestra naturaleza, en sus necesida– des y capacidades, encontramos que -como las islas por dentro- 105 hombres estamos vinculados los unos con los otros. No podemos cumplir nuestra misión central "ser hombres ll si p'rescindimos de los demás. No somos homb¡'es cabales si prescindimos de los demás. Ser in– dividualistas, cerrado cada uno en cada uno, es no ser hombres y es desobedecer la orden de Dios manifiesta en nuestra naturaleza.

Somos, ,pues, seres sociales. Lo dijo León XIII en su Encíclica sobre la Libertad: IIEs Dios quien ha hecho al hombre socíable y quien le ha colocado en medio de sus semejantes, para que las exigencias naturales que él por sí solo no puede colmar, las vea satisfechas dentro de la sociedad" (11). Y lo acaba de repetir Juan XXIII en su

Pacem in terris: "Al ser los hombres por naturaleza so– ciables, deben vivir los unos con los otros y procurar los unos el bien de los demás" (12).

Esta conciencia de que somos sociales, de que no somos hombres si no tenemos en cuenta los problemas y

las necesidades de los otros, es lo que considero la reforma fundamental que todos los nicaugüenses y todos los lati. noamericanos y todos los hombres debemos hacer para vivir más nuestra verdad y para solucionar los terribles problemas de que hablamos al principio.

Esta concienoia de ser sociales será el espíritu que anime y empuje ,todas las demás reformas. Esta concien– cia de nuestro ser social será la vida de las reformas so– ciales. Con esta vida ahondada en el pecho, la muchacha

dejará de tener como preocupación central de su existen– cia sus peinados, sus za,patos, sus vestidos, y se interesará por los grandes problemas de la nación y tratará de solu– cionarlos; conozco muchachas que al terminar sus años

~e colegio se han decidido a ir a un pueblo apartado para educar a esos niños por uno o dos años. Con esta vida social en el pecho, los muchachos dejarán de elegir carrera teniendo en cuenta únicamente su provecho, y la elegirán conjugando su provecho y el provecho de la na– ción, .e irán a la Uniersidad y estarán dispuestos a perder su tiempo (su tiempo de cines, de bailes, incluso su tiempo de estudio) si ello es necesario para impedir que los co– mu!"istas dominen o influyan demasiado en la Universidad. Con esa conciencia de su ser social en el ,pecho, el agri– cultor pagará sal~rios más altos, pOl'que ya no mirará sólo por él, sino los demás; el político intervendrá en la política, no cemo tantas veces que hablan mucho de la patria pero sólo ellos están en su corazón, sino queriendo sinceramente el bien de todos.

No pretendo que esta conciencia de ser sociales sea todo lo que hay que hacer; ella sola quedaría estéril en muchísimos casos. Hay que cambiar nuestras mismas es– tructuras sociales, económicas, políticas; pero el esfuerzo cambiador de estructuras lo harán hombres llenos de este espíritu social.

Una gran empresa espera a los hombres y mujeres nicaragüenses, latinoamericanos. Una gran empresa de salvación de las patrias, impulsados por la conciencia de que ni se es mujer ni varón cabal si no se vive preocu– :pado por los demás. Sobran palabras y faltan hechos. Unos hechos gloriosos nos esperan atados. Dicen que los nicaragüenses somos poetas; pues bien, esta es la oca– sión de crear un magnífico canto heroico, un poema he– roico, no con palabras sino con obras: el poema de nuestra vida sinceramente entregada al bien de todos.

NOTAS

(1) Todos cstos datos son extl"ídos por la Sra Betty Cabezas de Gonzá– lcz, cJnesada de la Escuela de Econonlía de la Univelsidad de Chile Los tomó de la "Situación denlOg'ráfica, económica, social y educativa de América Latina", infornle pre3entudo en conjunto por la UNESCO. la CEPAL. La Dirección de Asuntos Sociales de las Naciones Unidas, y el CELADE; presentado a la cunferencia sobre Educación y Des– ano]Jo Económico y Social en América Latina .. (Santiago de Ohile

5~ln marzo, 62). Presentados en Mensaje

ll. 115, número especial, 3 e<1 pp 53-55

(2) CEPAL, Boletín Económico ele Arnérica Latina, vol V, Suplemento c:itndístico, Nov 1960, cuadro 2. Presentado en Mensaje n. 115, nú– mero e3pecÍal, 3 ed, p. 154.

(3) Datos presentados po.. Mensaje n 775. p. 157; tomados de CEPAL (idem cita 2, cuadros 2 y 7), y de la Oficina Internacional del Traba– jo, Anuario de J!Jstadísticas del trabajo, 1950. cuadro 1.

(1) Monteforte Toledo, "Guatemala", monografia sociológica, p. 632, Ina titnto de ~nvestigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónomo de México, 1959

(5) Datos dados por Santiago Tapia, en su ponencia "El problema de la

vivienda en América Latina", Tercer curso de Capacitación de 'l.'la· bajadores y C0111prensión Internacional, organizado por las CLASe

en colaboración con In CISC, UNESCO, OIT.

(G) Estudio de Marina Flores: "Patrones dietéticos en Centro América y Panamá". INCAP Son datos recogidos con técnicos de mtlestlco entre gente pobre; los datos finales dan ciertamente -al decir de

la misma autol'a-, ja Inedia de la alimentación de la gran mayoría de la población Centroamericana.

(7) INCAP. AN-12, Alimentos fuentes de Vitamina A, pp 3-4; y Patl'o– nes dietéticos en Centro América y Panamá, cfr. nota 6.

(8) ONU, RapPOlt sur la situation suciale dnns le monde, New York, 1957, p. 87-94.

(fl) CEPAL. Situ~ción demogl'iifica, social, educativa de América Latina, 1962. Presentado Dar Mensaje, n 115, número especial, 3 ed, p. 16:1 (10) Juan XXIII. Encíclica Paeem in tenis, n 5 .

(11) León XIII, "Libertas pl'aestantissimum", encíclica a todo el mundo católico sobre la libertad humana AAS 02 (1887) 593·G13. Docu– mentos Politicos Pontificios, p. 244, BAC., Madl"id 1958, (12) Juan XXIII, Pllcem interris, n. 13,

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