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de la secretaría de una oficina local del Partido Socialista a su actual ¡posición como prominente colaborador de las más influyentes 'revistas del nuevo conservatismo. Si guiendo una educación secundaria en la Universidad de Kentucky, donde fue "completamente persuadido que el futuro per,tenecía a la ciencia, al liberalismo y'al igualita. rismo, y que todos los que se oponían a estas tendencias eran gentes ignorantes o malévolas", Weaver hace ver claramente que su actual posición fue cimentada durante sus estudios de graduación en la Universidad Vanderbilt. Después de afirmar que había encontrado a los represen· tantes de la escuela de filosofía y crítica de los Agraristas Sureños más atrayentes, como personas, que los miem. bros de la oficina local del Partido Socialista, Weaver describe la influencia de Ransom:

"Además, durante mi residencia en la Universidad Vanderbilt ,tuve la gran dicha de estudiar bajo John Crowe Ransom, un raro profesor de literatura y, además de esto y ¡por derecho propio, un profundo psicólogo. Del gran número de estudiantes que han sentido su influencia, yo dudo que alguno de ellos pudiera decir cómo él ejercía su influencia. Si uno habría de ju;gar sólo a base de mociones exter· nas y resultados inmediatos, parecía que ni trabajaba con mücho empeño en la enseñanzá ni alcanzaba mucho éxito. Pero poseía el don de sembrar semi· lIas vivientes en las mentes. Mucho tiempo después de la fecha de una conferencia, -una semana, un mes, un año-, u'no se encontraba que una frase su· ya le inquietaba por su gravidez, y uno comenzaba a hacerse sus propias reflexiones sobre ella, a me· nudo deseando tener al maestro a rilano para que le diera otr'> poco de su percepción interna. La idea de Ransom que principalmente tomó posesión de mi mente por esté tie",po fUe esa de la "defensa hete–

rodox~ de la ortodoxia" que él ha desarrollado en su brillante libro: DIOS SIN TRUENO. Comencé a darme cuenta de qUé m'uchas de las posiciones tra– dicionales en nuestro mundo, habían sufrido, no tan– to por 'razón de defectos inherentes, sino por razón de la estupidez, ineptitud; y pereza intelectual de aquellos que, por una u otra razón, se presumía que estuviesen a cargo de su defensa.

Uno sospeeha que un buen número de los antiguos discípulos de Weaver pueden muy bien decir las mismas cosas acerca de sus enseñanzas".

LOS HISTORIADORES

Y

EL ARGUMENTO DE CIRCUNSTANCIAS

El primer libro de Russell Kirk fue un análisis de la mentalidad de ~andolph de Roanoke (éhicago, 195 l). En este libro, KirÍ< hace un "estudio del pensamiento conser– vador" en ;el contexto de la estructura de la mentalidad de un hombre. Es significativo que el método de Kirk para el des~rrollo de la mentalidad de John Randolph no sea presentado en forina narrativa, más 'bien; el tema está dividido en una variedad dé aspectos presentados bajo una vári~dad de enc:abezamientos: "La Base de la Auto– ridad", "LaDivisión de Poderes", "El Agricultor-Estadista",

y así en adelante. Kirk coloca las piezas del pensamien. to de Randolph en un molde que forja al hombre entero. En su primer libro, además de analizar formas en vez de causas, aparecen acentos en el pensamiento de Kirk que más tarde llegarán a ser dominantes en sus libros cOmo LA MENTALIDAD CONSERVADORA Y UN PROGRA_ MA PARA CONSERVADORES. Primero, hay una marcada seguridad en la influencia de Edmund Burke. En su ca. pítulo sobre "La Educación de un Republicano", Kirk afirma que "Ios primeros entusiasmos generosos de Randolph por las visiones Francesas dieron paso a su conversión al so– lemnemente noble conservatismo de Burke". Las frases "como Burke", o "Burke y Randolph" amojonan las pági: nas de Kirk, y uno termina la lectura del libro con el claro pensamiento de que John Randolph era un Edmund Burke de Roanoke, Virginia, U.S.A.

La segunda nota que sobresale en RANDOLPH DE ROANOKE es que ¡para Kirk, uno no necesita ser un demó– crata, un nacionalista, o un liberal para ser un buen ciu– dadano de los Estados Unidos; en realidad, los mejores Americanos no fueron ninguna de estas cosas en la corriente acepción de las palabras. John Randolph, Vil'. giniano y Americano, lino fue un demócrata, ni un nacio~

nalista, ni un liberal", aun cuando "él creía ardientemente en la igualdad de los derechos civiles en su patria, y en la libertad ... " De los ·tres principios en el c:redo demo. crático contemporáneo, -que Kirk toma de R. H. Ga– briel-, como la creencia en la teoría de los derechos naturales, en la' libertad individual, y en la "misión de América", Randolph estaba "de acuerdo en sólo uno ... el campeonato de los derechos del individuo". Libertad individual, marca la obra, es el único principio de nuestra tradición política; las nociones actuales de una cruda igualdad y democracia social, son interpretaciones erradas de las intenciones de los fundadores.

El libro de mayor influencia de Kirk, LA MENTAL!· DAD CONSERVADORA: DESDE BURKE A SANTAYANA (Chicago, 1953), explora la trama del pensamiento Ameri· cano y Británico "en la línea de Burke" desde el siglo dieciocho. Aunque los individuos son analizados en tér· minos de la relación parte-todo de la estructura de sus pensamientos, el libro procede en orden cronológico. Al creer que 105 seguidores de Burke representan "Ia verda– dera escuela de principios conservadores", Kirk no ana· liza a pensadores que son anti-democráticos, anarquistas, o anti-parlamentarios. Presenta seis cánones del pensa· miento conservador por los que Kirk juzga a las personas más o menos conservadoras. Esos cánones son extracta– dos de 105 escritos de Burke. LA MENTALIDAD CONSER– VADORA, por lo tanto, procede en una forma induCtiva en vez que deductiva que era la que revelaba el conser– vatismo de John Randolph, midiendo así el pensamiento conservador con la medida de la mentalidad de Burke. y puesto que la mentalidad de Burke es el patrón, muy pocos se ajustan a él. De este modo, la primera nota evidente en Randolph de Roanoke viene a ser la tesis que sostiene LA MENTALIDAD CONSERVADORA: el conserva– tismo debe ser lo que era en el pensamiento de Burke. Que los conservadores son "buenos Americanos" es la segunda 110ta que suena en el último capítulo del libro de Kirk. En "La Promesa del Conserva·tismo", Kirk elf– cuentra que "el conservatismo y la democracia han cami· nado ¡untos el trayecto desde 1789, riñendo la mayor

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