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« Previous Page Table of Contents Next Page »Aprovecho por est:l esta ocasión p<u'a dar " conocer dos decisiones importantes que se han iOlnac!", a este respecto:
Es la primera, que los Primeros Minis1ros l(hrushchev y Macl'llílian y yo hemos convenido en iniciar dentro de poco en Moscú conversaciones de alto nivel encaminadas a llegar a un 'rápido acuerdo sobre un iratado general ele prohihición de pn/abas nucleares. La cautela que aconseja la hisiada nos hace mitigar l1uesira esperanza, pero esta e~peral1zcj
va acompañada cle la que abriga la !l-~umallklad en"
tera.
La seguiula decisión es que para poner en claro nuestra buena fe y solemne convicción en el asunto, declaro en este instante que los Estaclcs Unidos se proponen no llevar a cabo pruebas t11,ldeal'es er¡ la atmósfera, en tanto que los demás Estados l1¡¡g~n lo propio. No seremos los primeros en reanudar las
DOS OECiS!ON~S IMPOR1ANli:S
comprensión entre la Unión Soviética y IlC$otW!i. ¡::;¡e mayol' entendimiento hará ne¡;os2lrio a §u vez el aument!:¡
de las comunicaciones y contados. Un paso en tal dir!i)c"
dón es el .meglo propuesto para una línea directa entre
Moscú y Washington, a fin ele evitar en cada lado 1.15 di"
laciones peligrosas, las faltas de comprensión y las malas interpret¡¡dones de los actos de los demás, que pudie¡'élr¡ ocurrir en un tiempo de crisis.
Hemos estado hablando también en Ginebra m:e¡'ca
ele las medidas que deben adoptarse como el primer pi1lS0
par<l el contwl de armamentos, con la finalidad de ¡¡mira¡'
la intensidad de la carrera armamentista y reducir 105
riesgos de gl.lel'ra acciclental.
Sin embargo, nuestro objetivo principal y de ~ilrgo
akance en Ginebra es el de obtener un desarme gemwa! y completo, que se lleve <l cabo por eta¡3aS, y que pei'iYlita
las I'ealizac!ones políticas piualeil'ls P¡WéI consln;i¡' ¡as ¡'H,H,l–
vas instituciones pacificas que l'eemp!á:lC0n él aCjus!liSs declicaclas actualmente ¡;¡ producir armamel1!O$. Desde el
élño de 1920, el Gobierno cle los !Estados Unidos ha f¡'@II'l–
do de obtener el desarme. los tres gobiel'fH'lS últimos
han trabajtdo COn presteza en tal em!:lefio. y It~f;)\' muy
tenues que sean las perspectivas en la ac~u1!¡¡clad, f¡'ata– mes de continuar este esfuerzo, para que todos los países, incluso el nuestro, puedan apreciar mejor cU<lies son realmente los problemas y posibilidades del desm"me. La única zona importante de estas negociaciones en que el resultado final está el la vista -yen que se neceo
sita sin embargo un nuevo comienzo- es en lo relativo <1
un tratado para prohibir las pruebas nuc!e'lI'es. la con"
dusión de tal tratado -tal1 cerca y sin embargo tan
!ejos- contendría la carrel'<' de arma!> en espiral en una
de sus zonas más peligrosas. Coio(ilIría tambiéri a las
potencias nucleares en una 'posici6n de negodar más efectivamente respecto él uno de los peligros que la Hmna" niclacl af'mnta. 1::1 aumnto cada ve:!: mayo!' de las armas nucleares. Mejoraría nuestra seglJl'iclad y disminuiría las perspectivas de guerra. Seguramente este objetivo es lo bastante importante para exigir de floso'!ros su ¡i,'me
búsqueda, ~10 cediendo I'I! a la tentación ele ce¡m' en el esfuerzo c{\niul1~() ni a ;,;, h~ flaquea,' en i'iuesl-ra insisten– cia en aspectos esendales P<W<l su saIV<1['juélHli<t.
DEFENDlHtEMOS BEIUlN OCCIDENTAL
Al hablar de otros países, quisiera poner un punto en daro. I:stamos ligados él muchas naciones por medio de alimu:as. la existencia de estas alianzas se debe a que nueslTos intereses y les suyos se sobreponen en gran ,parte. Nuestm tornpromisc de defender la Europa Occiclental y el Berlín Occidental, por ejemplo, se mano tiene incólume debiclo él la identidad de nuestros intereses vitales. los í:stac!os Unidos no harán trato alguno con la Unión Soviética a expenSilS de otras naciones u otros pue– bles, no simplemente porque esh!in asociados con noso– tros, sino porque sus ¡ni'ereses y los nuestro coinciden. Nuestros intereses convergen no sólo en defender las fronteras de la libertad, sino también en buscar 105
caminos cle la paz. En nuestra esperanza -y el propó" sito cle la política de las naciones aliadas del mundo Iibre- convencer a la Unión Soviética tle que ella, iam-bién debiera permitir que cada nación decida su propio futuro, en la misma medida en que tal decisión no inter-fiera con las decisiones de los otros. La campaña comu-nista para imponer a los 0'11'05 I,aíses su sistema económi" el) y político es la causa de la tensión del mundo de hoy. Pues no puede haber dudas de que si todas las naciones se abstuviesen cle interferir en la libre determinación de las otras, la paz del mundo estaría mucho más consoli-dada.
. Eslo eJtigirá un nuevo 'esfuerzo para eumplir la ley Internacional, así como un nuevo enfoque en los debates sobre problemas mundiales. Exigirá también una mayor
~85~
irritantes ilU'lecesarios
(1 u"!<l adiud hostil meramente
ret6rica.
porque p"Hlemos olipírlll' a que disminuya la tensión , disminuíl' pOI' eso nuestra previsión. Y, por nuestra
Sin • 1 _1 b
arte nO necesitamos IHlcer uso t:le amenazas pOll'a pro al' P ues(ra resolución. No necesi:lamos intel'l:e,pf<lI' artificial"
11 • • d' I . . d d mente las emisiones ra la e5 el(tl'anleras por mle o e que vaya a quebrantarse nuestra fe. No es'lé,mos dis– puestos él imponer nuestm sistema
él ningún pueblo que
no esté dispuesto a aceptarlo, pero sí estamos dispuestos
tomar parte en una cc.1i'l1petenda ¡ndfka con cualquier
~tro sistema ele la tierra y podemos hacerlo.
Entretanto, tratamos de vigcwiz¡:r i:l las Naciones Uni· das de coadyuvar en la solución de sus pl'oiJ!emas finan– cie:os, de coovel,tirla en un im¡lrumenio pilcífito más eficaz, de deslli'follilrla para que llegue a ser un au!éntico sistema de segUl'idad \"m.mclia!¡ un sistema caraz cle ¡'e– solver las controversias basánc!(lse en la ley, cle g<!ran'lizar
la segul'idad de grandes y pequeií~s, y de crear aquellas condiciones en que I<lB armas puecl,m ser aboliclaspor fin.
Al mismo tiempo, f¡'al'<'lmos cle mantener 111 paz den– tro tlel ml.mdo no comunista, en el que muchas naciones, todas elltls amigas nuestras, están divididas con motivo de asuntos que debilitan la unidad Occidental, que incitan la inta¡'vend6n del comunismo, o que amenl!:l:an con dar lugar a que irrumpa una guerra. Nuestros esfuerzos en la Nueva Guinea Occiclental, en el Congo, en el Medio Oriente y en el Subcontinente Indio, han sido persistentes
y pacientes, a pesar de las críticas de ambos ISldos. Me.
mas tratado asimismo de dar un ejemplo a los demás tratando de llegar a un arreglo sobre pequeñas pero im" portantes diferencias con nuestros vecinos más pró:.timos
ele Mé¡cico y el Canadá.
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