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« Previous Page Table of Contents Next Page »presta apoyo a un banco regional de desarrollo y ha par· tidpado en las conferencias de comercio regional. Se ha marcado un principio en los dos primeros años de la Alianza; pero el ,trabajo todavía por hacerse debe ser afrontado con ininterrumpido apremio. Muchos de los elementos que pueden forjar una década de éxito se ha– llan al alcance de la mano y está claro el curso básico para el futuro. Resta a todas las partes que integran la Alian· za proporcionar la voluntad y el esfuerzo continuados que SOn necesarios para avanzar sostenidamente por ese ca· mino.
V. LA LEGISLACION RESPECTIVA PARA ESTE Af'lO
Si se .traducen los hechos y princi,pios en costos y
asignaciones para el plan, y en las bases para la aplicación de los patrones establecidos más arriba y afirmados por la Comisión Clay, se obtienen los siguientes resultados: 1. Se espera economizar más de 200 millones de dólares en fondos de ayuda económica actualmente dis· ponibles, no utilizándolos en el año fiscal ac,tual, y más de 100 millones de esos fondos seguirán disponibles para prestarlos en el futuro;
2. Además de las economías que se trasladarán al año venidero, un cuidadoso estudio indica que pueden hacerse numerosas reducciones en los cálculos originales del presupuesto para la ayuda económica y militar, sin grave daño para los intereses nacionales.
Unidos, estos factores ¡permiten una reducción de 4.900 a 4.500 millones de dólares en los cálculos del pre. supuesto original. Esta cantidad refleja una reducción anticipada en la ayuda militar y económica a varios países, en consonancia con estos patrones y recomenc1tll:iones, así como inevitables aumentos en ofros. Los principales aumentos netos propuestos en las asignaciones para 1964 Son los siguientes:
- 235 millones adicionales para préstamos en Amé· rica Latina: 125 millones por medio de la Agencia para el Desan'ollo Internacional, y 200 millones por medio del Fondo Fiduciario de Progreso Social, administrado en re– presentaci6n de los Estados Unidos por el Banco Inter· americano de Desarrollo (para lo cual no se necesitó nin– guna partida en el año fiscal 1963 porque el año anterior se había fijado una por dos años);
- 85 millones de dólares adicionales para pl'éstamos en otras par,tes del mundo, principalmente en países como la India, Pakistán y Nigeria, que están respondiendo a los niveles elevados de autoayuda y progresos fiscales yeco– nómicos que permiten que nuestra ayuda se encamine di· rectamente hacia la autoayuda final y plena;
- 80 millones de dólares adicionales 'para ayuda militar, inclusive las mayores necesidad.es para la India (pero, todavía, muy por debajo del nivel fiscal de 1961); y
- 50 millones de dólares adicionales ,para el fondo de emergencia, que proporciona una flexibilidad indis· pensable para nuestra seguridad. No podemos ignorar la posibilidad. de que surjan nuevas amenazas similares a las de Laos o Vietnam en zonas que ahora parecen tran· quilas, o que se abran nuevas oportunidades de lograr l)rogresos impol\tantes en la causa de la libertad. La po– lítica de la ayuda al exterior no puede mantenerse está– tica como no lo puede ser la polmca internacional en sí. Creo necesario y deseable que el Congreso propor·
cione estos fondos para responder a las necesidades del plan, y para disponer de ellos para las opor,tunidades del mismo programa. Los fondos que no sean necesarios dentro del programa, cada vez más selectivo, y dentro de las exigencias de nuestros planes de ayuda, no ser'n gastados ni comprendidos, como no lo fueron este año. Un cambio relativamente menor que propongo es una autorización separada para la asignación de fondos para ayudar él las escuelas y hospitales norteamericanos en el exterior. Muchas de estas escuelas, auspiciadas por norteamericanos, han tenido mucho éxito en los ,países en desarrollo, para proporcionar una educación basada en pa. trones norteamericanos. Hasta ahora se ha hecho llegar cierta ayuda a estas escuelas con fondos de ayuda econó. mica general, pero esta asistencia es cada vez menos ade. cuada. La autorización y las asignaciones separadas se utilizarían para ayudar a estas escuelas a desarrollar pro. gramas a largo plazo para establecerse sobre bases finan. ciel'as más sanas, llegando a hacerse gradualmente inde. pendientes -si es posible- de la ayuda gubernamental nOI'teamericana.
Finalmente, solicito al Congreso que en esta legisla. ción enmiende la sección de la Ley de Expansión Comer. cial que exige que se niegue un tra,to arancelario equita.
~ivo a las importaciones procedentes de Polonia y Yugos. lavia. Es indicado que esta enmienda se incorpore a este proyecto de ley, pues tengo el convencimiento de que el comercio y otras formas de las relaciones normales cons. tituyen una base más sólida que la ayuda Ipara nuestras futuras relaciones con esos países.
VI. CONCLUSION
Para terminar, permítaseme volver a destacar la ex· tremada importancia de los esfuerzos en que estamos em· peñados.
En estos momentos de la hisforia podemos volver la vista a,trás y posarla en muchos triunfos de la lucha por preservar la libertad. Nuestra nación sigue todavía con· quistando diariamente invisibles victorias en la lucha con· tra la subversi6n comunista en los barrios bajos y las al· deas, en hospitales y escuelas, y en las oficinas guberna. mentales, dentro de un mundo decidido a elevarse él sí mismo. Dos siglos de labor de pioneros y de crecimiento deben ser introducidos en decenios y hasta años. Es un campo de acción para el cual nuestra historia nos ha pre· parado, al cual nos han aproximado nuestras aspiraciones y hacia el cual nos mueve nuestro interés nacional.
En el mundo pueden verse las resquebrajaduras en el mecanismo monolítico de nuestro adversario. El mo· mento actual es de visión, de paciencia, de ,trabajo y de buen juicio para el pueblo norteamericano. Para bien o para mal, somos quienes marcamos el ritmo. El Ifder de la libertad no puede flaquear ni vacilar; de lo contrario, será otro el que marque el ritmo.
Nos hemos atrevido a calificar a esta década de dé· cada del desarrollo. Pero no es la elocuencia de nuestros "slogans" sino la calidad de nuestro esfuerzo lo que de–
cidirá si esta generación de norteamericanos merece el puesto de conductores que la historia ha puesto sobre nuestros hombros.
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