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« Previous Page Table of Contents Next Page »Halsey firmaba la mención, en la que, entre otras cosas, se decía:
"Su valor, resistencia y excelente mando contribuyeron al salvamento de varias vi– das, de acuerdo con las más altas tradi– ciones del Servicio Naval de los Estados Unidos".
El resto de la guerra fue una prolongada angus– tia para Kennedy. Antes que aceptar un traslado a los Estados Unidos cuando su primer turno de servicio estuvo cumplido, se prestó voluntariamente a realizar un segundo turno en el Pacífico meridional. Pero contrajo la malaria y su peso, que siempre había sido bajo, descendió alarmaniemente a 57 kilos. Estaba casi veinte kilos por debajo de su peso normal, y sus amigos de la Marina, que seguían llaTnándole "Fl~ ch~", le Tniraban con inquietud. La Tnalaria le daba un aspedo terriblemente enfermizo, como si sufriera desnufrición. Y lo peor de todo era que su espalda, lesionada en la colisión con el destructor, le dolía cada vez Tnás.
la muerte de Joe
Jack pasó los primeros meses de 1944 en el hos– pital naval de Chelsea. Luego, en agosto, llegaron noticias de que Joe Jr. había Tnuerlo combatiendo en los cielos de Europa. Es±a vez el ±elegraTna que la familia I'lennédy recibió decía: "muerlo en -acción". El mensaje era terriblemente definitivo y la familia quedó sUTnergida en honda tristeza. .. Jack se enteró de la muerle de Joe estando aún en el hospital. -- La muerle de su hermano mayor le conmovió hasta lo hondo del alma. Había querido y admira– do a Joe, había rivalizado y luchado con él siendo niño. Fue'el belicoso Joe quien dio a Jack estilo e impulso, y fue en la personalidad de Joe donde Jack encontró cosas que emular y que rechazar.· Joe fue en realidad el yunque sobre el que se forjó el alma de Jack. Joe era sociable, muy séguro de sí mismo, de ±emperanLerl±o rápido y con modales inmensamente atrayentes. : Jack era sosegado, reflexivo y frío: un hombre joven que pensaba las cosas antes de hacer– las y que ahora :tendría que continuar él solo su pen– samiento y su desarrollo, sin la presencia del herma-
no al que tanto había admirado. Joe estaba muerto' Jack tendría que seguir adelante él solo. " Más adelante, Jack recordaría a su hermano en. un libro impreso en edición privada y titulado: "Cuan. do recordamos a Joe". En él escribiría: "Creo qUe si los jóvenes Kennedy somos algo o si vamos a ser algo Tnás, ello se deberá a la conduc1a y constante ejemplo de J oe más que a ningún otro fac1or".
El próximo Kennedy que sufriría el azote de la guerra sería Kathleen, que tenía entonces vein±i1rés años. Era una joven extraordinariamente linda y Se– guía trabjando como periodista en Wáshingion cuan– do decidió entrar en la Cruz Roja. Debido a su cono. cimiento previo de Inglaterra, la destinaron a Londres Allí empezó a salir con William John Roberl Caven: dish, marqués de Harting±on.
Posteriormente, Ka±hleen dejó la Cruz Roja para ayudar aS ll futuro Tnarido en su campaña electoral por Un e~caño en la Cámara de los Comunes. Cuan– do él fue:vencido, Ka±hleen se mantuvo a su lado, y pocos lna.ses después se casaron.
- De nuevo un destino fatal se cernía sobre los Ken– nedy.Ka±hleen y William apenas pudieron vivir po– co más de un mes en su piso de Londres. Luego William¡ que· perienecía al famoso cuerpo de los Cold~
s±ream Gúards, se incorporó a su regimiento y embar" ' có rumpo a Francia par¡;¡. prestar servicio ac1ivo. Ka±hleen regresó a América, donde debía residir con su familia durante el resto de la guerra. Pero ellO – de aquel mes de septiembre, sólo tres semanas des– pues de que la familia recibiera noticia de la muerle de J oe durante el desarrollo del malhadado "Proyec– to Yunque", el Ministerio inglés de la Guerra comuni< có que William había resultado muerlo en combate. Mandaba una patrUlla de infantería que exploraba el terreno delante de una columna de tanques cuando la muerle le salió al encuentro.
Como trágico epílogo de aquella desgracia, Kaih-. leen pereció al estrellarse al Sur de Francia el peque– ño avión que había fletado.
Para Jack, la muerle del nLarido de Kathleen ·col– mó el dolor que sentía por la muerle de Joe. Los I'lennedy, corno muchas otras familias norteamerica– nas, habían sufl'ido atrozmente como consecuenCia' de la guerra. Cuando ésta llegaba a su final, joa estaba muerlo, el reciente rnarido de Kathleen estaba Tnuerto, y Jack, después de experimentar su .propio roce con la muede, estaba todavía recuperándose en un hospital militar de una dolorosa herida de guerra;
PAZ Y POLlTICA
política
: La guerra estaba terminando. A principios de 1945, un frenético ejército alemán se estaba retirando en dos frentes. Los japoneses eran desalojados de una isla iras otra en el Pacífico meridional y su orgu– llosa máquina de guerra estaba desmoronándose. Len±amente y con preéauciones, el mundo desgarrado por la guerra parecía dirigirse hacia el futuro y ha– cia la paz.
Lo mismo hizo el joven Kennedy.
¿Qué iba. a hacer ahora? El problema le preocu– paba grandemente. Jack tenía veintiocho años, era guapo, héroe de guerra acreditado y millonario. En la columna del "debe" aparecía el problema de los continuos dolores de su espalda, que todavía necesi_ taba un ligero chElleco orlopédico para sostenerse. Además, no tenía empleo ni profesión. El problema no habría preocupado a mucha gente en circuns±an– cias similares. Después de iodo, un millonario no tiene por qué trabajar.
Pero la vida de un señorito deportista no era pre– cisamen±e lo que Jack Kennedy tenía en la mente. Los Kennedy, lo mismo que otras familias norteame– ricanas de
e gran fortuna, como los Roosevel±, los Rockefeller y los Harriman, no creían que el deporte en _sí mismo pudiera constituir una forma de vida.
Antes bien, los Kennedy opinaban que los esparci– rnientos sólo eran diverlidos cuando servían de con– trapun±o al intenso trabajo. Mien±ras miraba hacia el fufuro, Jack buscaba un puesto en el que pudiera trabaja!' intensamente y desempeñar una función útil. Su decisión fue natural. Su mayor talento era su habilidad en el empleo de las Péllabras, y decidió PO"
ner a prueba esta cualidad. Se Í1.:!-e a Nueva York, donde solicitó y obtuvo un empleo como reporlero en la agencia de prensa InternacioJ;lal News Service, pro– piedad del famoso Hearst.
Su primera misión le llevó a San Francisco para informar sobre la reunión inicial de una organización destinada a conservar l¡;¡. paz.
Jack hizo también un breve viaje por Europa Y
remitió a la I. N. S. informaciones sobre las elecciones británicas y. otros acontecimientos de la postguerra. El continente estaba en pleno fermento mientras l~s
democracias europeas se esforzaban por recons±ru1r sus economías trastornadas por la guerra. Era un período interesantísimo para un joven :l:an impuesto en los problemas de política internacional como Jack. el espíritu que reinaba en Europa era diametralmente opuesto a la apatía que Jack había descrito en s';1 primer éxito li±erario: "Por qué dormía Inglaterra'; Pero mientras Kennedy pasaba el tiempo siguien– do pistas e .intentando descubrir el significado escon-
-ra ......-
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