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Checoslovaquia, Jack cruzaba el A±lániic'o para réU–

. e con su padre.

nlrs Era un época excitanie. Jack ienía veintidós

~ s era apuesto, capaz y despierto. Allí, extendido snr 'su mente curiosa, esiaba el cuadro de un mundo an e se volvía loco. Encabezando el desfile iba un que io de la locura, Hi±ler. Y iodavía más enloquece–

ge~a que él era la idea de que no se podía hacer nada dfcaz para detener aquella locura. Dejarido aparte ia 1 trisie realidad de su ~oste en vidas humanas, la si– t ación era de las que solo se presenian una vez en la

~ da a la coniemplación de un joven esiudianie de ciencias políticas como Jack Kennedy. Cuando se eunió con su padre en Londres pudo comprobar ale– r remenie que tendría no sólo una oportunidad de ob– gervar la situación, sino iambién de iomar parte en

~lla comO diplomáti 9 0 . La llegada de Jack alegró a su padre. Hacía tiempo que el embajador Kennedy se había dado cuenta de que para cumplir satisfactoriamente sus de– beres debía informar a Wáshington de los aconieci– mientos en Europa con iodo detalle. Necesitaba, co– rno se dice en la jerga periodística, buenos sabues?s, periodistas de calle y corresponsales con agudos OJos

y oídos. Sus dos hijos Joe y Jack demostraron sus excelentes dotes como corresponsales.

. En Londres, en 1939, Jack recibió insirucciones de su padre e inmediatamente se roe a pasar la pri– mavera en París, donde irabajó a las órdenes del em– bajador William Bullit. Algunas de sus misiones fue– ron importanies, mieniras que airas eran de mero irá– mite. Durante la primavera y el verano visiió Polo– nia Rusia, Turquía y Palesiina.

, En el curso de aquellos viajes, Jack envió a su padre extensos lnformes de iodo lo que vio y experi– mentó. Después de cada escala, el joven escribía y remitía al embajador en Londres un resumen de la situación tal como él la veía. Sus noias contenían punios de visia sorprendeniemenie serenos y objeiivos sobre los diferenies problemas, y fueron de gran uti– lidad para el embajador Kennedy.

Con el inshnto de un periodisia para informar io– ialmenie de una situación" Jack hablaba con repre– seniantes de diversos grupos polificos para capiar los diferentes aspedos de las cuestiones. Cuando esiuvo en Varsovia, por ejemplo, se enirevisió ianio con pe– riodisias como con diplomáticos y, además, con una "infinidad de polacos, ricos y pobres", en un esfuerzo por comprender la disputa enire polacos y alemanes acerca del pequeño territorio fronierizo de Danizig. Su informe a su padre conienía una firme conclusión: "Probablemertte, la impresión más fuerte que he reci– bido es la de que, con razón o sin ella, los polacos "lucharán" por la cuestión de Danizig", escribió. No muchos meses después, la opinión de Jack se reveló exacia.

En Rusia, Jack obiuvo una impresión de primera mano sobre la vida comunisia. Rusia, un giganie indusirial dormido, apenas había empezado a dar sus primeros pasos adelanie. Luego el joven Jack recor– daría a la Unión Soviética como un "país iosco, aira– sado e irremediablemenie burocrático".

Jack visitó iambién la península de Crimea, don– de se embarcó para visiiar Esiambul. De allí se diri– gió a Jerusalén, desde donde envió a su padre un in– forine sobre la delicada cuestión de las relaciones en– tre ingleses, árabes y judíos, en el que se manifesiaba de acuerdo en 10 fundamen±al con la política británica. En conjunto, aquella fue una época irascenden– tal para Jack.

Sólo una semana anies de que esiallara la guerra, Jack terminó un viaje a Egipto y regresó a Berlín, donde residió en la Embajada de los Esiados t¡'nidos. El ieléfono de la Embajada había sido desconE';ic– tado y iodas las bombillas eléctricas habían sido reti– radas. De· pronio, el encargado de Negocios de Nor– teamérica, Alex Kirk, rogó al joven Kennedy que le

~c?mpañara a un lugar reservado y habló erivoz ba– J1S1ma a Jack, que se inclinaba para esiar seguro de que no perdía una sola palabra.

"John -susurró Kirk-, debe llevar esie mensaje a su padre. Dígale que se ha fijado ya la fecha en

que empezará la guerra. Los nazis avanzarán ires días después del aniversario de la baialla de Tannen– berg, que es el 27 de agosto. Márchese' de Alemania ahora misn,o, anies de que le localicen".

Jack salió de Berlín inmediatamenie, con el se– cret? guar~ado en su meIl:!-~ria. Llegó a Lo:hdres con el hempo Justo de iransmlhr el mensaje a su padre. Porque, C'Olno Kirk había anunciado, los nazis esia– ban lisios para declarar la guerra. El primero de septiembre de 1939, cinco días después del aniversa– rio de la batalla de Tannenberg, los alemanes inva– dían implacablemente Polonia.

Por qué Inglaterra dormía

En sepfiemzbe de 1939, únas semanas después de que Alemania invadiera Polonia, Jack regresó a Har– vard para cursar su último año de carrera. La aien– ción de iodo el mundo se centraba en la hirviente caldera de la Europél- desgarrada por la guerra. La gira de Jack por las capiiales del continenie como ayudante de su padre le había proporcionado una clara opinión sobre la crisis europea. Pronto descu– brió que se había convertido en una especie de cele– bridad entre los universitarios de Harvard. "Aquí me consideran casi un adivino", escribió a su padre, que se enconiraba aún en Europa.

Pero no fue éste su único descubrimienio. Su ob– servación de Europa en llamas despertó en él un inte– rés inmediato y .una verdadera fascinación por las clases de Economía Política. Avidamenie se mairicu– ló en los cursos de gobierno y economía como asigna– turas adicionales. Escribió editoriales para el "Crim– son". Arrastrado por su creciente interés, sus califi– caciones subieron a B. Y más importante iodavía: se dio cuenia aira vez, y de una manera más iniensa, que estirar lo,s músculos de una aguda inieligencia podía ser tan divertido como flexionar los músculos de un cuerpo a±lético. En pocas palabras, esiaba aprendiendo. Y era para él un sentimiento estimu– lante percibir la fuerza y la percepción con qUé su cerebro podía aplicarse a un problema. Por primera vez en su vida, Jack estaba progresando de verdad en sus estudios. Con eniusiasmo, se sumergió más profuridamenie en las complicaciones de su mundo in:l:eleciual.

Sus notas, cada vez más altas, le capacitaron para inientar graduarse con honores en Ciencias Políticas. Para poder opiar a la graduación con honores, Jack hubo de escribir una exiensa iesis. Se iitulaba "Apa– ciguamiento en lvIunich", y era un esiudio de aquel error capital de política exterior que había conducido a Inglaierra y a toda Europa a una sangrienta guerra. Durante sus viajes por Europa, Jack había queda– do fuertemente impresionado por las críticas contra Neville Chamberlain, el primer ministro británico. Fue Chamberlain el que se enirevisió en Munich con Hitler en 1938 y el que permitió a los nazis apoderarse de Checoslovaquia sin oposición alguna. La acción de Chamberlain evitó una inmediata guerra en Europa, pero apaciguando a Hitler dio a los alemanes una fuerza todavía mayor. Era evidenie que aquella fuer– za se volvería pronto y furiosamente conira Inglaierra. Jack estudió el problema duranie meses. Leyó viejos debaies parlamentarios, minutas del Foreign Office y cOlnentarios de la prensa británica. Final– mente redactó su tesis.

Al principio, la tesis de Jack se consideró como un mero trabajo de estudiante universitario. Emplea– ba <palabras grandilocuenies y había fallos en su plan. Pero aunque el trabajo era débil en ciertos aspectos, en otros tenía insospechada fuerza e impacio. Ken– nedy era absolutamente imparcial cuando describía la crisis que se estaba desarrollando en Europa. Del mismo modo que opera un médico inieniando hallar un tumor canceroso situado profundamente en el cuer– po del enfermo, Jack sondeaba la situación.

Con el mismo tono de imparcialidad,. Kennedy preseniaba su propio argumento. Trazaba ¡analilica~

menie la fría reacción britáriica al rearme de Alema– nia. Afirmaba que fueron los grupos pacifisias, los

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