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« Previous Page Table of Contents Next Page »...... pefía con muchachos de su falla con ferocidad cO'" ±' opia de un 19re.
pr "Lo más saliente que puedo recordar acerca de ack eS que era un luchador -recuerda con orgullo J entrenador de fútbol americanID-; cojan ustedes
SU Joe Y verán que era un auténtico atleta. Pero Jack
a. oxnpensaba con su lucha lo que le faltaba de capa–
~idad atlética" .
Jack era perezoso en los enfrenamientos, pero no cuando las cosas se ponían maL Frecuen±emEm±e, el entrenador intentaba acelerar las evoluciones de los 'ugadores en el campo corriendo detrás de los mu"
~hachoS' Y si podía alcanzarlos les daba un buen golpe para hacerles correr más. Pero nunca pudo atrapar a Jack.
"Jack solía galopar a lo largo del campo, y cuan– do yo me acercaba, daba un esÍÍrón y me dejaba atrás _recuerda riendo el entrenador-o Era ±erri– b1emen±e rápido. Yo podía correr cien yardas en bnce segundos, pero él me ganaba".
Los principales fallos del joven Kennedy eran en loS estudios. Sus calificaciones estaban muy por en– cima del nivel normal en inglés y en historia, -pero tenía dificultades con las lenguas, especialmente con el latín. La biología y la química le aburrían. Por consiguiente, se encontró en apuros varias veces. "John sólo hacía esfuerzos medianos, por lo que sólo conseguía calificaciones medianas -recuerda su profesor-; yo solía hablar con él regularmente. El prometía esmerarse, pero los resuHados no llegaban; era exaC±amenle igual que iodos los muchachos de su edad. Celebrábamos conferencias cada dos sema– nas acerca de s.us notas. A veces las necesitaba; otras veces, no".
Los compañeros de Jack están de acuerdo con esta apreciación.
"No se esforzaba mucho en el trabajo" -cuenta un amigo.
Su compañero de habitación, LeMoyne Billings, resume así la cues±ión:
"La diferencia entre el J ack de entonces y e.l de ahora es que hoy, si considera que es débil en algún 'sector parlicular, se esforzará en perfeccionarse en el". A medida que los años iban pasando, Jack gana– ba en esfafura y afraC±ivo y adquiría más seguridad en sí mismo. Los fuerles lazos familiares persistían, pero también crecía en él un fuerle senfido de indi– vidualidad y de conciencia de sí mismo. Era Jack Kennedy ya, con sus talentos, sus fallos, sus intereses. Jack empezó a darse cuenfa de que la clave de su vida consistía en explotar sus talentos e intereses y en vencer sus fallos lo mejor que pudiera. Aquello era
un proceso de crecimiento, y Jack, a medida que ma– duraba, descubría que sus falen±os y sus intereses eran muchos. "Era una de las personas más polifa– céticas que he conocido -dice Billings-. Siempre que pasaba algo, él tenía que estar metido en ello". Todavía encontró tiempo Jack para suscribirse al "New York Times" y se engolfaba en su grave conte– nido todos los días. El interés por los asunfos infer– nacionales que le había inculcado su padre nunca decayó.
"Era evidente que no compraba el periódico sólo para leer la sección de deporles y las historietas grá– ficas" -dice un conocido.
Jack vestía sin etiquetas. Pantalón caqui, grue– sos jerseys y zapatos blancos de ante constifuían su atuendo habitual durante el día. Por la noche, los muchachos tenían que llevar americana y corbata para cenar y asis±ir a la diaria función religiosa no oficial antes de entrar a la sala de estudio. A pesar de la actitud despreocupada que adoptaba, Jack se daba cuenta de sus fallos. Sabía que su padre de– seaba verle quedar bien, pero le costaba apechugar con asignaturas que no le interesaban. "Si no fuera por el latín -escribió una vez a su madre-, sería ¡robable1nente el primero del curso medio, pero me altan diez puntos para ello". O~ra vez escribía: "Tal
ve~ papá crea que pretendo disculparme, pero no es aS1. He tenido algunos apuros con las asignaturas pOr culpa de aquello que decía papá que me pasa: empiezo con grandes bríos para desinflarme luego".
Cuando quería, Jack era capaz de desplegar una formidable fuerza de concen1ración.
"Si estaba absorlo en un libro -recuerda Bil– lings-, ya podías hablarle; ni siquiera se daba cuen_ ta de ±u presencia".
Muchas noches Jack visitaba a su hermano Joe para echar una buena parrafada. Los chicos solían hablar de todo lo que les venía a la 11.1.en±e: de lo que les molestaba la severa disciplina de la escuela, de las probabilidades del equipo de Choafe en su próxi11.1.o partido con una escuela rival y, como es bastante natural, hablaban de' chicas.
Por entonces, entre Joe y Jack se había creado un vínculo de cálido cariño. La vieja rivalidad ha– bía sido ampliamente sustituida por la comprensión muiua. Na±uralmente existían diferencias en sus ca– pacidades y en sus personalidades; Jack deseaba ser tan buen atlefa como Joe, pero su ligera consfitución se lo impedía. Joe era frahco y cordial; Jack era más sosegado, pero formaba amistades más íntimas. Los amigos y profesores de ambos muchachos niegan que exis±iera ningún eonfliC±o serio enfre los dos du– rante sus años en Choate.
-Se ha exagerado mucho la rivalidad enfre Jack Y. J oe -dice hoy 1.lIl compañero de clase-o Si se dlCe que J ack no era fan sociable como J oe no se acierla del fodo. Jack fenía máp amigos, más ami– gos ínfimos, que Joe fuvo jamás. Jack era mucho más extraverlido, dígase lo que se quiera. Era Joe el más difícil de llegar a conocer.
Tom Schriber, uno de los más íntimos amigos de la infancia de Joe, confirma esfo:
"Indudablemen±e, creo que Joe le proporcionó a Jack algo de complejo en aquellos primeros años -dice-, pero era en gran parte el sen±imienfo pro– pio de un hermano menor hacia el mayor. Joe ma– duró muy pronto, pero Jack fue mejorando a medida que crecía. Joe era aproximadamenfe un año ma– yor que Jack y éste no pudo superar la diferencia, pero aun así estuvieron tan unidos como es posible que lo esfén dos hermanos. Y creo que si J oe vi– viera hoy, Jack le habría sobrepasado como político. Es±o se vio muy pronto. Jack siempre±endía al com– promiso, Joe jamás".
"Na±uralmen±e, solían pelearse. Aquello era gra– ve, cierlo, pero nunca llegaban a lastimarse él uno al otro. Por regla general solía haber gresca en la casa porque Joe quería ir en barca a un sitio y Jack que– ría ir a otro. Y, cIaro, se peleaban. Pero luego Jack se iba con él ian confen±o".
Tom Schriber recuerda que los hermanos hacían algo más que ir en barca junios. Bajo la experla dirección de su padre aprendían a pensar de una ma– nera razonada y lógica acerc.a de las cuestiones de candente actualidad. Schriber relata una escena que tuvo lugar duranfe unas vacaciones en la biblioteca de alfo fecho y paredes tapizadas de libros alineados de la casa de Bronxville. Joe Kennedy, sus hijos Jack y Joe y Schriber estaban presentes. Papá Ken– nedy empezó a hablar del Cuerpo Civil de Conserva– ción, un nuevo programa juvenil que el presidente Roosevelf acababa de lanzar para comba±ir la depre– sión. Rápida e in±ensamenfe los jóvenes Kennedy se enfrascaron en una discusión y examinaron el fe– ina desde fados los punlos de vista. Duranfe más de una hora el nuevo Cuerpo fue objeto de discusión y cuando los muchachos salieron de la biblioteca es±a– ban tan enterados del asunto como la mayoría de los adulfos, y probablemenfe más.
Después del debafe, recuerda Schriber, los chicos salieron al amplio césped situado delante de la casa. J ack y algunos de sus hermanos y hermanas meno.,. res retaron inmediatamente a J oe y a Schriber a un parlido de "fouch",
Describiendo a un periodiS±a el fregado subsi– guienfe, Schriber contaba:
-Es±ábamos rodeados de niños por todas parles, Nosofros éramos mayores y más fuertes, y ganamos. Pero ellos eran 1nás que nosotros y uno nunca sabía lo que le iba a pasar. Había que tener en cuenta los muchos árboles que se alzaban alrededor del prado en Bronxville. Yo corría siempre mirando a los ár~
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