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Una vez revisadas todas las consideraciones antel'Io"
res, con estos elementos de juicio, se hace imprescindible dar a conocer al pueblo nicaraüense en lo que consisten en realidad estas aspiraciones del actual régimen de go– bierno de Costa Rica.
La Geografía de Nicaragua, en la esencia de su na– turaleza, cambiaría totalmente, porque desde la época del Descubrimiento, de la Conquista y de la Colonia, se ha considerado a nuestro Río San Juan como el natural
IlDesaguadero" de nuestros Grandes Lagos. Dios le dio a Nicaragua su propia salida al Atlántico, por la vía fluvial de este prehistórico Desaguadero, hasta su desembocadu– ra por el puerto de San Juan del Norte. El Proyecto de Costa Rica significa, ni más ni menos, que nosotros aban– donemos nuestra salida natural al Atlántico por ese Río San Juan y a través del Puerto de San Juan del Norl'e, pa– ra hacer un Ilnuevo desaguadero", un desaguadero del Siglo XX, invenl'ado ;por los costarricenses, desaguadero de nuestros Lagos que va a pasar por una larga eJ;Ctensión de territorio costarricense hasta salir al Atlántico por el Puerto de Limón. La idea es genial y magnífica para Costa Rica; pero es nefasta y perjudicial para Nicaragua. Distorsiona el contenido de nuestra Geografía Polílica.
No debemos olviciar jamás que Nicaragua tiene mar– cada por la propia Naturaleza, obra del Creador, su pro– pia y natural salida al Atlántico; esta vía del Río San Juan, "nuestro Desaguadero", donde navegaron los barcos de los conquistadores españoles, por donde las naves de los piratas entraron y salieron del Atlántico, donde los vapo– res del Tránsito fueron el puente de comunicación entre el Atlántico y el Pacífico antes de existir el Canal de Pana– má. Es parte de nuestra tradición nacional.
El Canal de Nicaragua es uno de los anhelos de nuestro destino geográfico y ese Canal de Nicaragua siem– ,pre ha sido concebido teniendo nosotros los nicaragüen– ses sus dos desembocaduras, tanto por el Mar Pacífico como por el Mar Atlántico. En todos los proyectos de Canal Inter-Oceánico, en todos los Tratados de Canaliza– ción, en todos los Contratos de Tránsito celebrados por Nicaragua, aún en el mismo T.'atado Chamorro-Bryan, la ruta demarcada para el Canal de Nicaragua, siempre ha sido a través del Río San Juan, con su desembocadura en el Atlántico, dentro de territorio nicaragüense. La conce– sión que pide el régimen de gobierno actual de Costa Rica nos viene a arrebatar de un solo tajo el Canal de Ni– caragua; porque de seguir ese proyecto, el Canal se des– viaría de nuestro territorio nicaragüense, abandonando su natural desembocadura en el Atlántico, para torcer hacia una larga extensión de territorio costarricense, y encon– trar su salida al Atlántico, allá lejos en Puerto Limón, des– pués de atravesar más de la mitad del territorio de Costa Rica.
Los costarricenses están hablando de un "Corredor" para llegar hasta el Lago; están hablando de una "Carrete– ra Fluvial" de penetración Centroamericana; están hablan– do de la soledad y el abandono de nuestros lagos. Y en esto último hay mucha verdad: el descuido de nuestros Lagos desiertos nos está llevando hasta eso: a despertar el deseo de Costa Rica, que quiere usar lo que nosotros tenemos abandonado. En verdad tenemos que buscar
la solución para que Iluestl'os Lagos llenen la función para que la Providencia nos los dió: para su aprovechamiento
y para el engrandecimiento de Nicaragua.
y a mayor abundamiento, aunque en menor sustan– cia, valga t"mbién el uso de un argumento. El anhelo de Costa Rica ni siquiera es anhelo actual. Es verdad que se ha tornado ahora más ambicioso debido a las fa– cilidades del mundo moderno, pues que antes no soñaron siquiera con la desembocadura de Puerto Limón. Se limi– taban al Río Colorado. Pues bien, recordemos que esa pretensión ya fue rechazada por Nicaragua en dos oca. siones: la primera, en 1883, cuando el Tratado Alvarez– Zambrana; y !a se9unda~ con ayuda de la Providencia Divina, en 1945, cuando cayó en caducidad la Convención Cordero Reyes-Zúñiga Montúfar. Si Nicaragua, en su pa– sado, ha caído en errores como haber pe¡'dido el Guana– caste, como haber perdido San Andrés y Providencia, como haber perdido el Territorio en Litigio con Honduras, ha podido defender, a través de más de un siglo, la na. vegación de sus Grandes Lagos y del Río San Juan. No caigamos, ahora en el err.or que no cometieron nuestros antepilsados. Mantengamos nuestros derechos EXCLUSI– VOS -así lo dice el Tratado- sobre el dominio y sumo imperio que tenemos sobre nuestros ríos y sobre nuestros Lagos. El Río San Juan es un río "nicaragüense", com– pendido todo dentro de terriiorio nicaragüense, sus aguas pertenecen a Nicaragua y no es un río "común", de fron– tera, entre Nicaragua y Costa Rica. La frontera, en una porción, está en la ribera derecha y no está en el "talmeq" del Río. Es río nicaragüense.
Para que se comprenda bien el ¡pensamiento de nuestros Próceres, -que debemos seguir como ejemplo– voy a copiar una frase del "Tratado de Paz, Amistad, Alianza y Comercio" entre Nicaragua y Costa Rica, suscri– to por el General Tomás Martínez y don Juan Rafael Mora, el 30 de Abril de 1858, es decir, quince días des– pués del Tratado Jerez-Cañas:
"No se pueden considerar rigurosamente las Repú– blicas de Costa Rica y Nicaragua como Naciones extranjeras, porque ellas están unidas naturalmente por vínculos fraternales y por intereses de utilidad común, , .".
Sólo me resta dejar bien sentado un pensamiento.
y es que al haberme referido a esta cuestión no me ha llevado ningún sentimiento de política me:l:quina partidis– ta, como tampoco ningún sentimiento de falta de frater– nidad centroamericanista. Al estudiar esta materia mi mirada no ha enfocado ni hacia adentro ni hacia fuera de Nicaragua. Mi pensamiento se ha situado en la altura del patriotismo para contemplar desde este miraje, con mesura y ,ponderación, con diafanidad y con imparciali– dad, con excelsitud y grandeza, este grave problema que empieza a afrontar Nicaragua; y pido a Dios, con fervor, que nos auxilie esta vez, a fin de que se disipe la tormen– ta antes de estallar y se la lleve el viento.
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