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EL PRINCIPIO DE LA

CJ1,,, :Jnteruención

DEBE SER REVISADO

ALEJO ¡CAZA ¡CAZA

Los progresos de la Civilización, principalmente en los medios de información y de comunicaciones, que han convertido a todos los países en vecinos entre sí; y las nuevas ideas que en el orden social, político y económico conmueven al Mundo, imponen una revisión del Principio de No Intervención. Todos esos progresos, medios fáci– les de comunicación e intercambio de ideas, han estable· cido Una verdadera interdependencia ante la que los estadistas no puedan cerrar los ojos, mas aun cuando la economía de unos países está íntimamente ligada con la de otros.

Así como los progresos en la vida social, han im– puesto una serie de limitaciones a los usos y costumbres de los hombres y en cada país han autorizado verdaderas intervenciones colectivas, así también ese íntimo contacto en que gracias a todos los adelantos modernos se mantie– n(jln ahora los hombres de todas las regiones, por aparta– das que sean, obliga a busc;ar formas que libren a los países que tienen gobiernos que cuentan con el respaldo de sus pueblos, de la amenaza que para ellos constituyen los que carecen de tal respaldo. Y no es que propugne por nuevas Santas Alianzas, para solidarizar a los grandes en la dominación de los pequeños y a los gobernantes pa– ra apoyarse recíprocamente, cuando los vientos de la opinión pública los quieran barrer; ni para que subsistan viejos sistemas económicos llamados a desaparecer.

La intervención por la cual propugnamos ahora es la misma que muchas veces se ven obligados a ejercer los vecinos ,para arrebatar a la mujer de las gi!rras del marido que la está asesinando, aunque para ello tengan que romper las puertas de su casa; para hacer que la autoridad tome cartas en la vida de un ciudadano que ultraja cons· tantemente a sus hijos y, teniendo medios suficientes, les niega los alimentos, lo que obliga a los mismos ciuda– danos, por un principio de caridad universal, a tener que alimentar y recibir en sus casas a esos hijos ultrajados por su padre. Pero, sobre todo, es la que tienen todos los h9mbres para impedir que el mal que se origina en casa

ajena, y que bien se puede evitar antes que se propague, amenace la seguridad y tranquilidad de la suya.

Los países que se ven continuamente intranquilizados por la existencia en un país vecino de un despotismo, que obliga a sus habitantes a emigrar y a buscar los medios para derrocar a tal régimen, tienen que procurarse los me· dios que los libren de tal calamidad (la de tener que al· bergar a emigrados y la de estar impidiendo que estos provoquen conflictos en sus fronteras). No se puede pre· tender que ellos, fal·tando a principios elementales de humanidad, los entreguen a sus verdugos, ni que los con· vielltan en objeto permanente de restricciones y vigilancia, ni, mucho menos, que conviertan a sus países en verda· deros centros de espionaje para impedir que entren clan– destinameimte, ya sea huyendo de sus países o buscando como entrar a él con las armas en la mano.

De la misma manera que un ciudadano pone todos los medios a su alcance, por drásticos que sean, para im· pedir que se inicie en un predio vecino un incendio que puede desvastar su ,propiedad; y de la misma manera que países de América, por medio de los tratados de Río de Janeiro y Bogotá, están impidiendo hasta por la fuerza. la lucha entre dos ,países cualesquiera del Continente, (por más que estos se empeñen en dilucidar su caso en el cam· po de batalla) sosteniendo para ello que una guerra entre dos. países americanos pone en ,peligro la paz continen– tal, se debe impedir que la existencia de gobiernos despó– ticos, o que son el resultado de una imposición militar, ponga en peligro la tranquilidad y la paz de los otros pueblos.

La teoría de que son los propios pueblos oprimidos, sin la cooperación exterior, los llamados a sacudirse a sus dictadores e impedir que el gobierno sea el monopolio de una casta militar o de otra clase cualquiera, hizo en tiempos pasados que México soportara por 33 años la dictadura de Porfirio Díaz, provocando su caída más de

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