Page 39 - RC_1963_09_N36

This is a SEO version of RC_1963_09_N36. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

mente protegidas y tan activamente se empeñarán en conseguir esa protección, como lucharán en contra de su "protector" si sienten que está entrometiéndos~ en sus asuntos internos. Pero precisamente porque están preo– cupados con sus problemas internos, que son muchos, no están interesados en lo más mínimo en compartir las res– ponsabilidades del "caudillo" internacional.

¿,Por qué estos aspectos de la ¡jsicología latinoame– ricana han sido generalmente ignorados y malinterpreta– dos? Una razón ,puede ser la tendencia a hipostatar la nación olvidando que es un agregado de voluntades indi– viduales. Así, muchos que están perfectamente conscien– tes de las mentalidades de "patrón" y "caudillo" en los niveles locales y nacionales, no llevan esa misma cons– ciencia a la esfera internacional. Otra razón puede ser simplemente un deseo subconsciente de no reconocer los hechos, ya que chocan tan violentamente con la ética nor– teamericana, causando profundos complejos de culpa siempre que los Estados Unidos abiertamente ejercen su poder en la arena internacional.

LOS CAUDILLOS INTERNACIONALES

Latino América ha tenido dos "caudillos" internacio– nales después de las guerras de Independencia de España y Portugal. Durante la mayor parte del siglo XIX, Gran Bretaña llenó este papel. Después de los iniciales inten– tos abortados de arrebatar ,porciones de la América del Sur del dominio de la España decadente, y a pesar de sus posteriores depredaciones en el Caribe, la Gran Bretaña era el perfecto "caudillo" que protegía a la América La– tina -"en su propio interés"- de los otros poderes europeos, con una política que era a la vez efectiva y altamente previsible.

En 1895 este "caudillaje" pasó de la Grafl, Br~taña

a los Estados Unidos. Aunque en términos de poder no era inferior al de la Gran Bretaña, y más tarde fue mucho más poderosa, esta relación de "caudillo" no ha sido tan satisfactoria desde 1895 como antes. Los Estados Unidos están muy cerca y su poder es quizás un IPOCO ava~allador.

Mas importante que eso es, sin embargo, la extrema im· previsibilidad de la política norteamericana, en apariencia eternamente vacilante entre la directa int.ervención y la absoluta indiferencia, entre la política del poder y el idea· lismo. Es por esta razón que la política de los Estados Unidos parece hipócrita a los latinoamericanos y sus vaci. laciones enigmática's y defraudadoras:

INDEPENDENCIA

La pérdida de la hegemonía Española y Portuguesa en la s~gunda y tercera décadas del siglo XIX -debido principalmente a la pérdida de prestigio de las madres patrias por razón de sus débiles y pusilánimes actitudes ante el reto de Na,poleón- llevó a una desesperada bús– queda a través de Latino América por un símbolo de legitimidad en el gobierno, una búsqueda que todavía sigue con no menos urgencia y violencia. Aun antes que se obtuviera la independencia total, muchos latinoaineri canos recomendaron la importación de príncipes europeos para establecer dinastías. Ninguna de estas iniciativas tuvo éxito, pero en tres de las nuevas naciones -Brasil, México y Haití- las dinastías nativas mantuvieron domi·

nio temporal. El ideal re.publicano era demasiado fuer· te, sin embargo, y los recuerdos de la monarquía muy desagradables para que tales coronas criollas pudieran perdurar, y eventualmente la forma republicana de go· bierno fue adoptada en todas partes.

Mientras tanto, el pueblo de Buenos Aires rechazó en dos ocasiones los intentos de los ingleses para domi– nar el puerto (1806 y 1807), después de los cuales preva· leció el consejo de prudencia en el gobierno Británico. Abandonando la conquista, y el gasto y las dificultades concurrentes, los Británicos se dedicaron a monopolizar el comercio Latinoamericano por medio de su avasallador poder naval. En cambio los Latinoamericanos recil>ieron protección de los intentos de ,partes de España para la re– cuperación de sus colonias y de las amenazadoras incur. siones de otras naciones europeas.

Aun en 1811, con el enunciado de la Doctrina del No Transferimiento, los Estados Unidos formularon una política igualmente dirigida contra Gran Bretaña y otros posibles colonizadores del sur. Aunque no tendría; por casi una centuria, el suficiente poder para retar la hege– monía de Gran Bretaña en Latino América, los Estados Unidos dieron claras y prontas indicaciones de tal desa· rrollo eventual. "Nosotros somos", dijo Henry Clay en 1818, "su gran ejemplo".

GRAN BRETAÑA COMO CAUDILLO

I

Como "caudillo" internacional de Latino América, Gran Bretaña no estuvo limpia de maniobras predatorias, a pesar del abandono de sus primeros intentos de con– quistar Buenos Aires. Las Islas Falkland (Malvinas para los Argentinos), Honduras Británica (Belice para los cen– troamericanos) y la Costa de 105 Mosquitos C1e Nicaragua, -esta última por un tiempo-, llegaron a estar directa– mente bajo el dominio Britállico. Estas conquistas fue– ron relativamente sin importancia y en ningún momento significaron ser parte de un plan de agresión total. Excepto en cuanto las políticas gubernamentales de Lati– no América tocaran los intereses de los inversionistas Británicos, sus propiedades o sus personas, el gobierno Británico apenas si intervino en la composición interna de aquellos gobiernos. Aun en la protección de las propie– dades y personas, tales intervenciones que se llevaron a cabo fueron con,sideradas aun por los inversionistas mis– mos como verdaderamente inadecuadas.

Mas impl;)rtante que los mordiscos y ,pedazos que los británicos obtenían y sus esporádicas intervenciones en el cobro de deudas, era la aparente voluntad Británica de llevar a cabo esas intervenciones en concierto con otras naciones europeas, en Argentina, México y dondequiera. En un caso, tal voluntad condujo al establecimiento del breve Imperio de Maximiliano en México bajo las mismas barbas de los británicos, quienes habían original– mente llegado a México junto con los franceses y españo– les a forzar el pago de deudas.

A pesar de estas temporales aberraciones y fallas, sin embargo, la asociación Britano-Latinoamericana duran– te el siglo XIX fue por lo general pacífica y exitosa para ambas partes. La Gran Bretaña monopolizó efectivamen– te el comercio Latinoamericano, :permitiendo sólo tal com– petencia como la que quisieran, y se hicieron grandes inversiones en la región que les producía buenas ganan·

-32-

Page 39 - RC_1963_09_N36

This is a SEO version of RC_1963_09_N36. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »