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Enormes lag'artos como éste ahundan en las riberas de los Lagos de Nicara'~lIa.

El jabalí

-(1 zahino, en Nicaraglla-, vive en gTandes manadas y sun llcligrosos cuando se les ataca. Bn oca– siones, -durante la época seca- St, reunen en partidas de (;0 y hasta de 90 animales, y cnandu montan cn cólera hacen un ruido peculiar e impresionante al castañetear

continuamente los dientes.

perro brinca y salta por el monte... Se detiene, menea el rabo con la misma intensidad de una cascabel toreada y luego de olfatear insistentemente una rama o el pasto, levanta la cabeza y ladra en seña! de haber sentido el olor del venado. Cuando el perro vuelve a marcar, y así su– cesivamente, hasta que comienza la carrera. Cazador, es el que vive con sus perros todas la vueltas y revueltas que hace un venado macho para perder su rastro, o el que finalmente aventaja a los perros y espera en una posición estratégica la salida del venado. El que oye la jauria cuando se acerca a unas 200 vélras de distancia de su po– sición y su corazón comienza a palpitar intensamente, porque Silbe, que de un momento a otro, intempestiva– mente, aparecerá el venado saltando. El que no se que– da paralizado de emoción al ver saltar la .pieza y con la

precisión y rapidez del caso, dispara y ve caer el venado abatido.

),a mejor époea para cazar patos es de Novicm!Jrc a

Marzu, cuando llegan las grandes bandatlas

de patos migratorios.

el>padg la:> ¡JI i!ll<.JI' ' ':i banda· r!ar¡ de patQs. El que salta

l;omo un resorte de Sil es· l;ondite y encañona los patos éUando pasan en su rápido vuelo. El que los sigue con la mira de su escopeta ... dispara!!!... Y ve desplomar– se la pieza abatida hasta c h o e a r estruendosamente contra el agua. El que re– coge, esa pieza, aun cuandó' se tenga que mojar hasta el peeh~ y siente la enorme satisfacción de haber ganado una ¡partida.

Cazador, es aquel que re– corre los llanos y praderas incansablemente en busca del venado macho. El que con· templa las venaelas con ca– riño y nunca se atreve a dis-

parar sobre una de ellas. El que prefiere regresar a la casa sin carne antes de matar una hembra o UI1 macho jo– ven. El que tiembla de emoción cuando distingue en la distancia un venado macho con su hermosa cachamenta y

comienza a estudiar la forma de abatirlo. El que respeta y

admira 'su futura víctima y el que la sigue incansablemen– te cuando está herida, y sigue su rastro por el llevado del monte, .Ia rama quebrada o la gota ele sangre y no deja al animal herido en abandono.

. El :que caza con perros el venado y disfruta desde el prim'er momento en que se sueltan los sabuesos hasla que li'lJf~da abatida la ¡pieza. El que ve los perros traba– jar, CUá;r?~ comienzan el marcar la huella. CU311do el

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