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Una de las lliezas más difíciles de cazar es la pantera negra {¡ue vive indistintamente en las zonas del Pacífico y del Atlántico. Esta llieza l~S la única de su clase que ha podido cobrar el señor Ruiz Herrero. La forma de matarla fue (~asual. Estaba amaneciendo

y el autor con su valjuiano se encontraba n preparando un poco de café en lo alto de una colilla. El felino, tranquilamente, y sin sentir la ¡lresencia de los hombres, atravesó IIna !lradera limpia, como a unas 200 varas del lugar donde se encontrabau los cazadores.

Fue matada con una carabina de telesco!lio, calibre 7m/m.

/3~¡Ü<i¡itiC(), en donde la selva y ·Ia jungla todavía se impo.

!i0o'U ¡ji hombre, la naturaleza se ha encargado de proteger

¡¡ !i'l5 ilIR'limales silvestres y la fauna es una riqueza sin

límites.

~ilY muchas clases de personas que se dedican a la cacería. Los que se hacen llamar cazadores y saler¡ @ca· siol1aLmente en un grupo a d.ivertirse ei'i el campo, tirai'id@ despiadadamente sobre tod@ animal viviente que se les <'llraviesa. Otros, que combinan un rato de es· flilvdmier¡to en la selva y la pradera y terminan gle@vemeráe tomando trago!> en amplia camaradería

{;@ij ~I rest@ de sus (@mpañer@s. los que no les gusta

m©i¿W§~, I@~ que le,; m@leliit<l el

§@I y el pglv@ y

los qY\~, firwhYHmh~ t:m:YQ!l·

~¡'iHl !i'm ~1I1! I.!n ¡Jl!'''l~G1¡~Q (l

móvil para sillir de

la dudad

y dormir t¡'anquilamente en

el campo. También están los cillmpesirlOs, que caz,¡uíI¡:iri"

mordialmentepara suminis" trarse alimentos y ademoiÍls,

los más peligrosos de todos, los que arrasan con la caza pa¡'a ,comerciar con el pro·

ducto de ella.

én cambio, el verdaderij cazador es aquel que nace

(01'1 un sentimiento de <Jlm@y

al (élmp@ y I.ma fJasiém ~u"

lo domina desde la ii'ifillnci<l

por el deporte de la 1:<1I:l:<l.

lEs el niño que a temprana edad tiembla de emoción wando va <l disparar sobre una paloma, el iYll.H:hachg ti!,!!:

siente un §río por tc:H:I<'J su cuerpo cuando se enfrei'ita con el chancho salvaje o el jabalí, y el hombre que siente palpitar su coraxón cuando ve un herml)SO ve·

nado en el llano o la prade.

ra.

1:1 verdadero cazador es

"quel que vive ,pas@ i1I ¡:las@ todas las ii'icidencias de una cacería: El que estudia el

terreno y se mueve de acuerdo COi'i su topografía y vegetación. El que fuma constantemente ,para conocer la @rie&1tación del viei'Jt@ y

así poder encaminar sus pa– sos en. l<l dirección il'ldicildi'l.

~I que se mueve o acecha sin hacer mído

@ sin quebrar una rama seca cuando la oca– sión se impone. En fin, el

qjue sabe que I¡¡ ~<1IIZ<! es ¡;mu@

un juego de ajedrez en el que lleva desventaja, porque su adversario, el animal sal· vaje, mueve sus fichas en su propio ambiente, oye mejor, ve mejor, y tiene un olfato infinitamente superior. Ese, es el verdadero cazador, el que finalmente vence a su adversario y lo conquista como un trofeo.

Cazador es aquel que al rayar el alba se irnterl'ia en una laguna, se abre paso entre las X¡U:¡:iIIS. y espera metido entre el agua el vuelo de los patos entre los primeros to– nos del amanecer. El que disfruta cuando las gar;¡~as

blancas comienzan a revolotear y se tiñen con el color de los celajes y el reflejo de los colores en el agua. El que tiembla de emoción cuando oye los primeros disparos de sus compañeros 'J se queda en una enorme tensión en esperO! de ese ¡i1!ÜOlli'lt~ m.wavillosf) en que surcan el

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