This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »brero de 1836, el Jefe Zepeda partió a Po– neloya, atraído más que todo por la be– llez¡:l sugestiva de una dama. En la costa, a la luz argentada de la luna y el rumor cadencioso de las olas, se hacían los acos– tumbrados juegos de prenda, y tocó sa– car la suya al Jefe Zepeda, una voz fe–
:menina, nerviosa y delicada, dice en me–
dio de la rueda: "que improvise el Coro– nel Zepeda, como pena para sacar su prenda" I y al instante el Jefe supremo se levanta y dice:
¡Oh Mar!
Modera tus inquietas olas,
manso porque así conviene,
ved que a tus riberas viene mi caro, mi dulce bién.
Mientras ella a fu vera está, deja la soberbia un rato, ved que de conchas un trato hoy conti!;)"o ha venido a ser".
La improvisación se extinguió entre los aplausos y la fiesta sencilla y honesta, terminó a la media noche.
*
Once meseS después, el audaz e im– placable militarismo, tramó para escarnio y vergüenza de la moral de nuestra pa– tria, un sangriento atentado en su contra.
Doña MatÍa Zepeda de Terán, de cla– ra inteligencia y despejada memoria en perfada salud, me refirió hace pocos dias q'!-e, el crimen perpetradó en su pariente Córonel don José Zepeda, no fue un pro– dudo vulgar de simple cuarlelazo, sino un atentado bien planeado y dirigido, y se funda en lo que contaba su tía abuela doña Petrona Zepeda.
. Me decía la chispeante doña Maria, que su madre le contaba que, doña Pe– trona Zepeda, tía de ella, tenía una cónu– dería en su casa situada en el barrio del Laborío; y que la noche en que se verificó la tragedia del Coronel Zepeda, como a eso de las nueve, llegaron a casa de doña Petrona ires individuos a pedir con mu–
cha urgencia un servicio, y cuando ya es–
taban comiendo, entraron dos hombres bastante tomados de licor, y con lá im– prudencia propia de los ebrios, en voces que doña Petrona pudo oír muy bien di– jeron, "désen prisa j. que ya está cerca la hora de volarnos a los Zepedas"; ex– presión que hicieron callar al momento los comensales.
Nerviosa doña Petrona por lo que ha– bía, oido, tornó una linterna y se fue don– de sus parientes cercanos, el Licenciado don Herznenegildo y el Coronel don José
Zepeda, a ponerlos sobre aviso. Llegó pri– mero donde el Licenciadó por quedarle más cerca y considerarlo en más peligro, por lo vecino que vivía del cuart<¡>l, que ocupaba en eSe tiempo, la casa que fue del General don Rubén Alonzo, y hoy de don Dionisio Gallo en la que tiene la "Ra– dio Colonial", una cuadra justa al Oriente de la Iglesia de San Juan de Dios, y la casa del Licd. Zepeda, que es la misIt\a que ahora pertenece a los herederos del prominente jurisconsu1fo Dr. don Máximo H. Zepeda, hijo del Licd. don Hermenegil– do, se halla a media cuadra hacia el occi-dente, de la casa que era cuartel. '
Doña Petrona tocó presurosa la puer– ta del Licd. Zepeda, el que, inmediata– mente la abrió, y recibió el fatídico aviso, y, comprendiendo el inminente peligro, salió a la calle con la debida precaución, y amparado por la obscuridad se fue a casa del Presbítero don Francisco Villa'mí, en Guadalupe, en la que ,tornó un caba– llo y se fue a refugiar a la finca del Licd. don Gregorio Juárez, en donde se encon– traban el mismo Juárez y el Licd. don Pe– dro Cardenal. De esta finca días después, salió para El Salvador.
Se dice, que el Lic. don Hermenegildo escribió un folleto; sobre esta rebelión.
Este sencillo y sincero relaio de fami– lia de los Señores Zepedas, contradice con respeGio al Licd. don Hermenegildo, lo que nos dice en su historia don FranciscoOr– téga Arancibia, de "que, el 1.1pd. Zepeda junto con el Licd. Cardenal ha):>ían salido la tarde anterior a cazar conejos en los prados c!"rcanos a la ciudad, y que, por la ofuscación que les produjo la busqueda de una liebre herida, tomaron al regreso él camino hacia el Norte, en vez del ca– mino hacia· el Sur, que va a la ciudad, y de esa manera llegaron a la finca del sa– bio Juárez, el que celebró aquel extravío y los persuadió a pasar con él, la noche; siendo esa inocente gira, la que por los inescrutables designios de la providencia, conservó la vida inapreciable del gigante faro del foro nacional".
. Continuando el interesante relato de doña María, continuó diciéno.ome: Mi fía Petrona se fue sin pérdida de tiempo de la casa de don Hermenegildo a la del ,Co– ronel y Jefe Zepeda, en la que vivía por
ser soltero, únicamente con sus hermanas
Paz y Jesús Zepeda, corno así mismo ·me lo acababa de narrar la apreciable Seño– rifa Mercedes Gurdián, también de la fa– milia Zepeda. La casa del Coronel Zepe– da, humilde para un Jefe de Estado, l¡in ningún boato ni lujo interno, es la misma que sobre la calle Real tres cuadras y me– dia abajo de la Iglesia de San Ffrancisco, es hoy de los herederos del inolvidable
-199-
This is a SEO version of lista_historica_magistrados. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »