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« Previous Page Table of Contents Next Page »Dr. don J. Rubén Barrios. Cuando había caminado algunas cuadras doña Petrona, oyó tiros al lado del cuartel, y apresuran– do los pasos, llegó a la casa del'Jefe Ze– peda, tocó la puerta: con desesperación, pero nadie le resp~ndía; volvió a llamar y a golpear y siempre el silencio en el in–
terior, y así esté¡ba, cuando vio aparecer, o mejor dicho, oyó el ruido en la esquina arriba, de la turba que llegaba a captu– rar al Coronel Zepeda, por lo que doña Pétrona salió de estampía en dirección a Subtiava, para no,ser aprehendida y qui– zás ultimada.
Respecto a esta captura del Coronel Zepeda, 'me refirió el Dr. J. Rubéh Barrios corno dos años antes de morir, con aqué– lla suavidad y pulcritud que le distinguía: "que, por ser hasta parientes y haber sido ,vecinas muy cercanas, 1a familia de él, y la del Coronel Zepeda, sabía perfectamen– te,' que, cuando llegó la escolta que enca–
bez~ba Braulio Mendiola y un tal Juan chancho, a capturar al Coronel, mientras rompían la puerta los soldados, le pusie– ron sus hermanas una escalera sobre la pared de la casa COI).!igua, para que pa– sara a ella y pUdiera' hacer fácilmente la húída, pero que, al subir los primeros pel– daños no pudo continuar y se bajó vol– viando al interior de la casa, momahto an al cual ya ahtraban los soldados y lo pren– diaron, llevándosalo inmédiatamanta.
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Lo .que había pasado en el cuartel.
En él cuartel da annas de la ciudad, cuya situaci6n la dejamos dicha, se había producido a la media noche del 25 da pnero dé 1837, al levantamiento da la tro– pa 'contra las autoridades supariores, y que a 1'10 dudar estaba ya planeado por personas que actuaban oculfas, y cuya res– ponsabilidad la9'a1 quedó cubiarta con la muerte de los insurraC:ios.
Con objato de no aparecer directa– q"ente en la ejecución del macabro plan, ¡jesignaron para llevarlo a efecto, a indi– viduos de c;riminalidad reconocida, entre los que sobresalió Braulio Mendiola, "fa– ,mCiSO c~'iminal que existía en,la cárcel, y a qUien los r",voltosos dieron libertad y co– locare;m a la cabeza de la escolta que de– bí!, hacer"las capturas de las personas ya señaladas" I y quien llevaba corno segun– do l;l otro presidiario escogido por él, lla– maq,o y apodado "Juan chancho", como lo o~ de boca de serias y doctaa personas, de hacímieJ;lto nO muy distante del trá– gic$ suceso.
, . Estos individuos al verificar el levan– tamiento, ,t.sesinaron cruelmente dentro del cuartel $. loa inilitares en aervicio don Pascual fli'll'as y Coronel don Evaristo Be-
rríos como dicen las historias. Después y coI). rapidez salieron a efectuar laa :captu– ras del Coronel Zepeda corno ya la: vimos, y del Comandante General de las Annas Coronel don Rornán BaIladares. :
Este militar de viva inteligencia y que por sus constantes emigraciones había ga– nado mucho en cúltura, era el ,que, de acuerdo con el Jefe Zepeda, mantenía con rigor y rectitud legal, el órden y la paz. Respecto dél Coronel Balladares, sus pa– rientes, descendientes en línea, colateral si así puede decirse, la muy apreciable Señorita Dolores Balladares y su hennano el distinguido Dr. don Hip6lito Balladares, gustosamente me dieron a conocer, lo que del Coronel Balladares sabían por tradi" ciones de familia. Y me dijeron: "el Co– ronél Balladares, era solfero y vivía com– pletamente sólo, en la casa de su propie– dad situada, en la antigua calle "La Li–
bertad" hoy "Primera Calle Sur", de la Iglesia de San Juan, de Dios, cuadra y me– dia hacia el Poniehte, cltsa que aún per– tenece a la familia Balladares. De esa casa ,fue, de la que sacaron .'!'l Coronel, los
sa~dados de la insurrecci6n, la' noche del
fr§.gico .suceso".
: M,e,' dij?ron también, que sus antepa– sados rli'fer18n, que era una conspiraci6n pr$par..,da por loa del partidO cOIl;trario al de' Zapeda y Balladares, por lo que a la Señorita 13alladares, le con,taba su papá, y que era lo siguiente. "La Sra. tnés Cer– vantes de Alaniz, madre de doña ,Fran" ci?ca AÍaniz es~a ésta de don roribio Ba– lladares, sobrino del Coronel BEilladares, se hanaba en Masaya en ,gira de negocios en el' mes de Enero de la insurrecci6n, y que más o menos, el 22 le contaron allí en Masaya, que habían matado en Le6n, aI Jefe Zepeda y al Comandante General Bálladares. Que al saber eso la Señora Cervantes, se vino precipitadamé'rlie a Le6n, y se encontr6 al conversar con su fa– milia, que no había sucedido nada, de lo que sucedió efectivamente al día siguiente de Su llegada".
Sobre esta versi6n, conjeturan los cul– tos hermanos Balladares, que al saber el Coronel Balladarés el relato de la Señora C",!;"Vantes, se debe haber puesto eh espera de aIgo grave, y que se los confirman, la versi6n que también saben, "de que la nqche del 25 de Enero en la que se veri– fic6 el levantamiento del cuartel, se en– contraba todavía en su casa el Coman– dante General Balladares,porC{Ue a pesar de 10 que le había contado la Señora Cer– vé¡ntes de Alaniz y de los rumores que cir–
culaban en las primeras horas de la no– che, dispuso antes de saIir, enterrar el ca– pital qUa tenía úniCamente, en joyas de gran valor.
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